Lecheros dicen NO al TLC |
Por: Jairo Estrada Álvarez.- Especial para VOZ
* La aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos por parte del Congreso de ese país, ha provocado una exagerada euforia en sectores de las clases dominantes y también en incautos de las clases subalternas que han sido atrapados por el impresionante despliegue mediático a favor del tratado activado en las últimas semanas.
Lo
que se ha dicho es el que el TLC es la pieza que faltaba para armar el
rompecabezas del crecimiento económico y del bienestar social en
Colombia. Según el presidente Santos, gracias al TLC el crecimiento se
incrementará anualmente en un uno por ciento adicional, se generarán
250.000 empleos y se aumentarán las exportaciones en por lo menos 6 por
ciento.
En
verdad, estamos frente a otro capítulo de la ignominia e indignidad de
las clases dominantes, que sin recato alguno han tomado la vocería del
pueblo colombiano para entregar al capital gringo lo que queda de
economía colombiana y de soberanía nacional. Desde luego que la
aprobación del TLC no es más que otro de los puntos de llegada de un
proceso de neoliberalización sistemática que lleva más de dos décadas en
el país. Su aprobación ocurre en un momento de perfeccionamiento del
orden jurídico económico neoliberal por parte del gobierno de Santos y
en el contexto de una gigantesca empresa de lavado de la fachada
ensangrentada dejada la violencia paramilitar y la intervención militar
estadounidense. El TLC con Estados Unidos es la esperada tapa de ese
cruento modelo que conjuga la confianza inversionista con la seguridad
democrática: la construcción de un orden de derechos del capital con la
debida protección (para) militar.
Algunos de sus aspectos e implicaciones más relevantes
Mayor
dependencia comercial.- Desde el punto de vista comercial, el TLC
revertirá la tendencia superavitaria a favor de Colombia, que ha
caracterizado la relación comercial durante la última década. Como se
aprecia en la gráfica 1, desde el año 2000, el volumen de las
exportaciones colombianas a Estados Unidos ha sido superior al de las
importaciones provenientes de ese país. Ello fue posible por las
preferencias arancelarias concedidas por la principal potencia
imperialista a los países que colaboraban con sus pretensiones
geopolíticas en la llamada guerra contra los drogas a través del APTDEA
(Acto de Promoción Comercial Andina y Erradicación de la Droga), y por
la existencia de algunos aranceles que protegían sectores de la
producción industrial, agrícola y pecuaria del país. Con el TLC, las
preferencias arancelarias del APTDEA no necesitarán renovaciones
posteriores, como había ocurrido hasta ahora. Éstas se volverán
permanentes. En eso no cambia la situación del comercio que había hasta
ahora. Lo nuevo,
serán las desgravaciones que gozarán los productores estadounidenses,
particularmente los productores agrícolas, y algunos industriales, por
ejemplo, de automóviles y autopartes.
Gráfica 1: Balanza comercial – Colombia Estados Unidos 2000– 2010
Miles de millones de dólares
Fuente: Banco de la República – Ministerio de Comercio Exterior
En
ese sentido, aunque es probable que las exportaciones colombianas se
incrementen, lo que ya está previsto es que las importaciones lo harán a
un ritmo más acelerado y que, tal como ha ocurrido con otros países con
los que Estados Unidos firmó tratados de libre comercio, la balanza
comercial asuma la condición deficitaria. El embajador de Estados Unidos
lo dijo en reciente entrevista: su país aspira a recuperar posiciones
perdidas, entre otros, en el mercado colombiano, especialmente en el
mercado de los granos (maíz, sorgo y soya), la carne y los lácteos.
En
materia de comercio debe tenerse en cuenta en todo caso que dada la
transnacionalización y la desnacionalización de la producción, no
necesariamente lo que se exporta es producción del país. También en este
campo los verdaderos beneficiados serán las grandes corporaciones
transnacionales. Los pequeños y medianos productores, dadas las
asimetrías en la productividad, se verán sensiblemente afectados.
Liquidación del aparato productivo
El
TLC acentuará el proceso de liquidación del aparato productivo
emprendido hace más de dos décadas por las políticas neoliberales y
reforzará la tendencia hacia la reprimarización financiarizada de la
economía. Como se aprecia en el cuadro 1, las posiciones de la balanza
comercial muestran con claridad que la mayor parte de las exportaciones
colombianas a Estados Unidos provienen del sector primario de la
economía, y que las importaciones estadounidenses corresponden de su
industria transformadora. Esa situación no va cambiar. Como ya se dijo,
sobre todo llegarán más importaciones de productos agropecuarios. En
suma, el TLC profundizará la dependencia comercial del país.
Cuadro 1: Balanza comercial Colombia – Estados Unidos 2010
Exportaciones
|
Importaciones
| ||
Productos
|
Mio. US Dólares
|
Productos
|
Mio. US Dólares
|
Petróleo
|
9.899.1
|
Maquinaria y equipo
|
3.926.5
|
Demás mineros
|
1.466.2
|
Química básica
|
2.420.3
|
Derivados del petróleo
|
1.140.1
|
Derivados del petróleo
|
1.593.6
|
Flores
|
942.3
|
Industria automotriz
|
495.1
|
Carbón
|
933.2
|
Agropecuarios
|
393.7
|
Resto de productos
|
2.537.0
|
Resto de productos
|
1.648.2
|
Total
|
16.917.9
|
Total
|
10.477.4
|
Saldo en balanza 6.439.5
|
Todo lo que se pueda (y quede) para el capital gringo
Si
se juzga por el contenido del TLC, el comercio representa apenas unos
de los muchos componentes del tratado (ver cuadro 2). La materia del TLC
está concebida para proseguir con la entrega de lo que aún queda de
soberanía y de economía nacional al capital estadounidense. En efecto,
las disposiciones sobre inversiones, servicios, contratación pública,
servicios financieros, telecomunicaciones, propiedad intelectual y
comercio electrónico, entre otras, están diseñadas para facilitar los
flujos de capitales en esas actividades y para reforzar los derechos de
propiedad de las corporaciones estadounidenses que hacen (o hagan)
presencia en el país. El gobierno de Santos aspira a que con el TLC se
incremente el nivel de inversiones de Estados Unidos. Es probable que
algunas trannacionales colombianas logren entrar al mercado
estadounidense en estas actividades. La condición de asimetría, no
obstante, hace pensar que se tratará de situaciones de excepción.
Contenido básico del TLC con EE UU
Capítulos del TLC
| |
Preámbulo
| |
1.- Disposiciones iniciales y definiciones generales
|
13.- Política de competencia, monopolios designados y empresas del Estado
|
2.- Trato nacional y acceso de mercancías al mercado
|
14.- Telecomunicaciones
|
3.- Textiles y vestidos
|
15.- Comercio electrónico
|
4.- Reglas de origen y procedimientos de origen
|
16.- Derechos de propiedad intelectual
|
5.- Administración aduanera y facilitación del comercio
|
17.- Laboral
|
6.- Medidas sanitarias y fitosanitarias
|
18.- Medio ambiente
|
7.- Obstáculos técnicos al comercio
|
19.- Transparencia
|
8.- Defensa comercial
|
20.- Administración del acuerdo y fortalecimiento de capacidades comerciales
|
9.- Contratación pública
|
21.- Solución de controversias
|
10.- Inversión
|
22.- Excepciones generales
|
11.- Comercio transfronterizo de servicios
|
23.- Disposiciones finales
|
12.- Servicios financieros
|
Anexos
|
Además
de profundizar la apertura hacia otras actividades ya señaladas, el TLC
establece verdaderos cerrojos jurídicos a favor de las transnacionales
con el régimen de solución de controversias. En este aspecto, se impone y
refuerza lo ya existente en los “Acuerdos de protección y promoción
recíproca de las inversiones”: garantías plenas en tribunales
internacionales de arbitramento en desmedro de la soberanía nacional. El
capital protege sus inversiones y sus expectativas de rentabilidad
contra cualquier contingencia, incluso las derivadas de la movilización
social y popular.
La
existencia de cláusulas laborales y ambientales más que una paradoja,
es expresión de la razón cínica de las políticas neoliberales. Un
dispositivo esencialmente destructivo y depredador social y
ambientalmente, aparece arropado con preocupaciones propias de lo que
hoy se designa (también cínicamente) en términos de trabajo decente y
sostenibilidad ambiental.
Lo
que al puñado de grupos económicos beneficiados con el TLC les produce
alborozo por la posibilidad de acrecentar sus arcas, merece el rechazo
del pueblo colombiano y, sobre todo, nos debe producir indignación. Se
constituye al mismo tiempo en otra razón para persistir en la lucha por
la segunda y definitiva independencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario