Para nadie es un secreto que el secretario General de la CGT Julio Roberto Gómez fue el primer líder de izquierda que salió a adherir y defender públicamente, de frente, la candidatura presidencial de Juan Manuel Santos. Este apoyo se cocinó principalmente de la mano del ahora vicepresidente Angelino Garzón, quien siempre ha tenido una buena relación con el sindicalista más bien vestido del país.
Un poco de historia. Estamos en capacidad de informar que fue Angelino quien se encargó, en su papel de fórmula vicepresidencial, de cuadrar, organizar y convocar de manera entusiasta las reuniones que en plena campaña realizaron el candidato Santos y Gómez. En el marco de estas aproximaciones fueron descubriendo que existían algunas coincidencias entre ellos. Las mismas se fueron refinando cuando el candidato le dejó saber a Julio Roberto que se comprometía a restablecer el Ministerio de Trabajo, anhelo por el que luchaban denodadamente las centrales obreras.
¿Ministro-obrero? Pero adicional a la apertura de este importante Ministerio, el entonces candidato Santos dejó saber que, después de escuchar con atención los planteamientos expuestos por Julio Roberto, tenía interés en que su nombre hiciera parte del Gabinete, lo que se interpretó como un tácito ofrecimiento del Ministerio del Trabajo. Tras la elección presidencial, se hicieron más frecuentes las reuniones y comunicaciones entre los ungidos Presidente y Vicepresidente con el jefe de la CGT, quien empezaba a hablar, a pensar y a caminar como segundo ministro obrero de Colombia. El primero fue el antioqueño Antonio Díaz García, en 1969, en el gobierno del presidente Lleras Restrepo.
A medida que pasaba el tiempo, Julio Roberto, con el respaldo del movimiento sindical, se preparó para ejercer y, en la práctica, la Confederación General de Trabajadores entró a hacer parte de la llamada Unidad Nacional.
Con los demócratas. Sobre la base de la promesa presidencial, todavía sin el nombramiento en el bolsillo, Julio Roberto se reunió con los congresistas de Estados Unidos que venían a evaluar la situación laboral y a definir su posición frente a la votación del TLC aprobado el miércoles último, en Washington. Entre los demócratas amigos del presidente Obama existe la creencia de que Julio Roberto sería el nuevo ministro de Trabajo de Colombia.
El “conejo” a Gómez. El presidente Santos le hizo saber a Julio Roberto Gómez que seguía pensando en su nombre para el gabinete, pero no para ahora sino para más adelante.
La Barca estableció en fuentes que tienen porqué saberlo que esta determinación se debe, entre otras cosas, a la preocupación que generaron en el sector empresarial y en el mismo Gobierno algunas de las intervenciones del vicepresidente Angelino Garzón, las cuales suscitaron enorme molestia y preocupación. Próximamente sabremos el nombre del nuevo ministro. Por lo pronto, el fallido “ministro-obrero” se ha autodescartado a su salida de una reunión privada en Palacio con Santos. Mientras tanto, la CGT seguirá a la expectativa y seguramente continuará haciendo parte de la Unidad Nacional.
Un poco de historia. Estamos en capacidad de informar que fue Angelino quien se encargó, en su papel de fórmula vicepresidencial, de cuadrar, organizar y convocar de manera entusiasta las reuniones que en plena campaña realizaron el candidato Santos y Gómez. En el marco de estas aproximaciones fueron descubriendo que existían algunas coincidencias entre ellos. Las mismas se fueron refinando cuando el candidato le dejó saber a Julio Roberto que se comprometía a restablecer el Ministerio de Trabajo, anhelo por el que luchaban denodadamente las centrales obreras.
¿Ministro-obrero? Pero adicional a la apertura de este importante Ministerio, el entonces candidato Santos dejó saber que, después de escuchar con atención los planteamientos expuestos por Julio Roberto, tenía interés en que su nombre hiciera parte del Gabinete, lo que se interpretó como un tácito ofrecimiento del Ministerio del Trabajo. Tras la elección presidencial, se hicieron más frecuentes las reuniones y comunicaciones entre los ungidos Presidente y Vicepresidente con el jefe de la CGT, quien empezaba a hablar, a pensar y a caminar como segundo ministro obrero de Colombia. El primero fue el antioqueño Antonio Díaz García, en 1969, en el gobierno del presidente Lleras Restrepo.
A medida que pasaba el tiempo, Julio Roberto, con el respaldo del movimiento sindical, se preparó para ejercer y, en la práctica, la Confederación General de Trabajadores entró a hacer parte de la llamada Unidad Nacional.
Con los demócratas. Sobre la base de la promesa presidencial, todavía sin el nombramiento en el bolsillo, Julio Roberto se reunió con los congresistas de Estados Unidos que venían a evaluar la situación laboral y a definir su posición frente a la votación del TLC aprobado el miércoles último, en Washington. Entre los demócratas amigos del presidente Obama existe la creencia de que Julio Roberto sería el nuevo ministro de Trabajo de Colombia.
El “conejo” a Gómez. El presidente Santos le hizo saber a Julio Roberto Gómez que seguía pensando en su nombre para el gabinete, pero no para ahora sino para más adelante.
La Barca estableció en fuentes que tienen porqué saberlo que esta determinación se debe, entre otras cosas, a la preocupación que generaron en el sector empresarial y en el mismo Gobierno algunas de las intervenciones del vicepresidente Angelino Garzón, las cuales suscitaron enorme molestia y preocupación. Próximamente sabremos el nombre del nuevo ministro. Por lo pronto, el fallido “ministro-obrero” se ha autodescartado a su salida de una reunión privada en Palacio con Santos. Mientras tanto, la CGT seguirá a la expectativa y seguramente continuará haciendo parte de la Unidad Nacional.
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