Por : César Jerez
Ha dicho el defenestrado vicepresidente de Colombia que "Aquí no existen presos políticos, eso significaría legalizar a organizaciones armadas ilegales, incluida la guerrilla".
Ha dicho el defenestrado vicepresidente de Colombia que "Aquí no existen presos políticos, eso significaría legalizar a organizaciones armadas ilegales, incluida la guerrilla".
El ex-líder sindical devenido en politiquero fue todavía más enfático
en la nueva caracterización gubernamental de los presos
políticos:"Existen presos de organizaciones criminales, de
organizaciones armadas ilegales y presos que han violentado la ley. El
Estado en Colombia no puede aceptar bajo ninguna circunstancia la
existencia de presos políticos, eso sería aceptar la legalización de las
organizaciones armadas ilegales y eso no lo vamos a hacer porque son
contrarias a la democracia, son contrarias al derecho de la población a
vivir tranquilamente, en bienestar y en paz".
La periodista Constanza Viera al conocer el tenor de las
declaraciones del vicepresidente, aspirante a presidir la OIT, escribió
con sorna. "La guerra colombiana es tan original, que no tiene
prisioneros de guerra". No hay guerra ni presos políticos, ni
torturados, ni desplazados, ni desaparecidos. Nada.
En un falso país, de falsos positivos, falsas desmovilizaciones,
falsa historia, falsas cuentas, falsas estadísticas y falsas noticias,
pues se tiende a falsear todo. En un país, cuyos gobernantes tienen como
método mentir, es fácil que el ministro de justicia y el vicepresidente
salgan a desinformar sin vergüenza y sin pudor.
La práctica de mentir sobre la guerra y la violencia política viene
de bien atrás, pero uno de los mentirosos célebres fue el finado
expresidente Turbay Ayala que se atrevió a decir que : "El único preso
político en Colombia soy yo".
Tal vez Turbay y casi todos los gobernantes del país, son
precisamente los casos más emblemáticos de la Colombia hipócrita y
esquizofrénica de la represión -las desapariciones de detenidos, las
torturas de la Escuela de Caballería, las decenas de miles de presos
políticos en la historia del país- y de la negación de la represión.
El hombre de la frase: "El único preso político de Colombia soy yo"
había inventado, con la cúpula militar de la época, el tenebroso
"Estatuto de Seguridad". Según información de historiadores y registros
procesales, así como denuncias de familiares de las víctimas, el
Estatuto de Seguridad instaurado por Turbay provocó más de 30.000
desaparecidos, asesinados, encarcelados, víctimas de tortura y de
exilio.
Muchos analistas consideran que el período en la presidencia de
Turbay es de difícil calificación. Con Turbay se recrudeció la guerra y
aumento el éxodo de campesinos a las ciudades. El MAS y otros grupos
paramilitares fueron fundados con la connivencia de su mandato. Miles de
colombianos sufrieron la cárcel y la tortura.
Hoy el panorama no es diferente al de entonces. Sin acuerdo
humanitario, la suerte de los por lo menos 8 mil presos políticos y el
mejoramiento de su situación carcelaria queda a expensas de una eventual
salida política al conflicto colombiano.
Mientras tanto, la historia no oficial reciente del país debe servir
para entender las declaraciones de Angelino sobre las cárceles del país y
sus presos políticos y sociales. Son las mismas declaraciones de los
gobernantes de un falso país, de un Estado mitómano que se cuece en la
negación de la realidad y en sus mentiras.
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