lunes, 6 de diciembre de 2010

Movilización Nacional por la Solidaridad y los Derechos Humanos

Movilización Nacional por la Solidaridad y los Derechos Humanos
El siglo XXI sobresale por la configuración de una sociedad del control, del capitalismo transnacionalizado y tecnológico, que hace uso de todos los recursos, entre ellos utiliza la industria cultural de la información y la guerra.Con el fin de beneficiar mediante la libre iniciativa a los dueños del capital, pero subyuga y aliena a comunidades enteras.


Así como el capitalismo en su búsqueda de ganancia ha puesto en riesgo a la humanidad, la clase dominante colombianahistóricamente ha hecho uso de la violencia institucional y criminal que ha  generado una de las crisis humanitarias más profundas y degradadas, no sólo en Latinoamérica sino a nivel mundial.

Transcurrido el régimen de dictadura constitucional que dejó Uribe, y hoy continúa Santos, el quinto más desigual en el mundo; el segundo  con mayor número de desplazados; el 60% de sindicalistas asesinados en el mundo; es ahora uno de los países que más rápidamente está arrasando con la biodiversidad;y, las estadísticas de desempleo e informalidad suman el 73% de la población económicamente activa. Es decir, la hecatombe de la guerra impuesta por el neoliberalismo continúa llenando de dolor a una patria a la que la falacia de la “Seguridad democrática” ha puesto en venta.

Vivimos en medio de la ceguera del consumismo, soportada por el mercado de la guerra, en donde los victimarios se recubren en la legalidad de Estados criminales y mafiosos donde construyen sus verdades. Si en el siglo XX se construyó una cultura contra la barbarie, hoy más que nunca se debe ser más creativo para derrotar las practicas de las fosas comunes, los hornos crematorios, las zonas agrarias controladas por ejércitos paraestatales al servicio del poder económico y políticoprivado.

La generalización de la violencia extendida en el tiempo y por toda la geografía nacional, la continuidad del conflicto interno, y la militarización de la sociedad, que muestra fenómenos de reincidencia en el actual momento de victimización de los jóvenes y, niños y niñas como en el caso de Tame (Arauca) por agentes del Estado; la denuncia de la Presidenta del Polo, donde señala que del 7 de agosto al presente, han sido asesinados 50 líderes y defensores de derechos humanos, una nueva escalada de masacres, una diaria ocurrida en la semana del 8 al 12 de noviembre de 2010, los 39 sindicalistas asesinados este año, lo que arroja como resultado una creciente victimización de la sociedad colombiana demostrando la persistencia de fenómenos como la parapolítica, el apoyo a la violencia por parte de algunos empresarios y multinacionales,  las interceptaciones ilegales del D.A.S. que son fiel copia de las prácticas de espionaje del departamento de estado norteamericano.

Han sometido a comunidades enteras y a organizaciones sociales políticas al genocidio con el fin de imponer una política de pensamiento único en defensa del statu quo. Pero a pesar de los planes de paz de los sepulcros no han logrado extinguir las diversas expresiones de inconformidad y crítica al modelo imperante. Por el contrario, surgen a diario las más variadas formas de resistencia y de lucha constante por construir una real democracia. Actualmente vemos como las víctimas y  organizaciones defensoras de derechos humanos a nivel nacional y la solidaridad de amplios sectores de la comunidad internacional, vienen configurando un movimiento nacional de víctimas que buscan encontrar justicia, verdad, y reparación individual y colectiva.
Aun en la dura realidad por  violación de los derechos humanos nacen las expresiones solidarias y el rescate de la esperanza y de los espacios más sencillos, tanto privados como públicos, se levantan las voces de las víctimas, sus huellas y deambulan los sueños. Toman forma cuando se organizan con el fin de rescatar su derecho a existir, a no ser olvidados. Hoy retoñan las raíces de los hijos de las víctimas, de sus compañeras, hermanas, amigos y echan a andar para conseguir de una vez, el respeto a su memoria.
Escenarios como la  movilización del 10 de diciembre no pueden quedar reducidos a la presencia de las organizaciones de derechos humanos, es necesario explicar que el drama y las causas que generan su vulneración ameritan una respuesta amplia e integral, para comprender qué entendemos por derechos humanos y  ese día marchen todos los violentados y desposeídos.

El 10 de diciembre es el escenario de convocatoria para que todos los que se han movilizado en este periodo  se ratifiquen en sus compromisos fundamentales, recordemos que durante este año en múltiples movilizaciones se han hecho presentes las víctimas de las masacres, los genocidios, el desplazamiento; los agricultores, los usuarios de servicios públicos, de la salud, de la educación, familiares de presos políticos, desaparecidos, los refugiados, los sin tierra, sin techo, sin agua, las mujeres, los comunales, los indígenas y todos los que de una o de otra forma se sientan convocados, debemos participar, y a su vez hacer de este espacio un escenario para que se integren todas las iniciativas que se han expresado en este periodo. Aspiramos a seguir caminando con los procesos de la Minga social y comunitaria, la Marcha Patriótica y los Cabildos abiertos y permanentes, la Gran Coalición Democrática y las miles de organizaciones que han estado al lado de los intereses más sentidos del pueblo colombiano. Podríamos señalar que las condiciones no son las mejores por la habilidad del régimen en intentar demostrar cambios de estrategia y tácticas  para captar e ilusionar a amplias capas de lasociedad, pero es un reto para los sectores más afectados y experimentados en las luchas sociales juntar las debilidades para enfrentar la crisis y la dispersión con la mayor disposición a comprender la importancia de la unidad, así mismo, en medio del debate, identificar los objetivos  fundamentales que nos permitan superar las desconfianzas y avanzar en esta apuesta.

LUIS ALBERTO VANEGAS Z.

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