*Harald Neuber.-Periodista alemán
1. Carlos, usted recibió informaciones sobre planes de la banda “Los Urabenos” de asesinarle. ¿Qué intereses ve detrás de estas amenazas?
R. Creo que se debe a dos aspectos: Primero, a que en este momento crece la audiencia en Colombia de quienes respaldan la salida política del conflicto. La paz vuelve a ser un tema fundamental en la agenda política y los guerreristas de siempre, los militaristas, la derecha, quieren sabotear cualquier avance en esa dirección. Segundo, a que irrumpió con fuerza en el país la Marcha patriótica, organización social y política que convoca a la unidad de la izquierda, a la lucha popular y a la paz, en la perspectiva de convertirse en una opción de poder. Soy uno de los voceros, al igual que Piedad Córdoba, también víctima de un frustrado atentado hace unas semanas.
2. Según informaciones de medios colombianos, esta banda criminal surgió de las AUC. ¿Qué conclusiones permite eso sobre el proceso de desmovilización?
-Que la desmovilización paramilitar fue una falacia. Los Urabeños y los Rastrojos, así como otras bandas criminales, son brazos del antiguo paramilitarismo, que continúan actuando en complicidad con autoridades civiles y militares, políticos regionales del establecimiento, empresarios y otros poderes fácticoss derechistas nacionales y regionales.
3. ¿Cómo ha reaccionado el gobierno del presidente Juan Manuel Santos a las amenazas contra Usted?
-De distinta forma. Algunos funcionarios como los de la Unidad Nacional de Protección ofreciendo más seguridad y garantías, otros de forma peyorativa, no le dan importancia. Aunque el problema de fondo es político. Más escoltas y medidas de protección no resuelven el problema, aunque no las desestimo, pero lo esencial es que el Gobierno, en primer lugar el presidente, debe ofrecer garantías de acción a la oposición, a la izquierda, al movimiento popular y el derecho a la lucha social. Debe abandonar los señalamientos y calumnias contra la Marcha Patriótica porque son el caldo de cultivo para la violencia terrorista del Estado y de la ultraderecha criminal y paramilitar.
4. Aparentemente, las amenazas tienen que ver con la fundación de la Marcha Patriótica, una alianza progresista de cientos de organizaciones sociales. ¿Se repite la historia de la UP?
-No creo, pero existe ese peligro. Son momentos diferentes, aunque la ultraderecha pretende meter al país en otra oleada de sangre, de guerra sucia y de exterminio de la izquierda. La clase dominante colombiana siempre ha defendido el poder mediante la violencia.
5. El Consejo de la Unión Europea acaba de firmar un TLC con Colombia. ¿No debería la UE condicionar el comercio a la política de derechos humanos de Colombia? ¿Qué espera de Bruselas al respecto?
-Muy negativo. El TLC contribuye a darle fuerza a la violencia desde el poder, a violar los derechos humanos y a profundizar la brecha entre ricos y pobres. A darle más poder a los grupos económicos y a las transnacionales que han sido aliados del paramilitarismo y apologistas de la violencia desde el poder dominante. La UE, si es verdad su prédica democrática, debería exigir en Colombia una posición de paz, de respeto a los derechos humanos y de apertura democrática.
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