Periodista y escritor, Ramonet |
Martín Granovsky
Página12
Nacido en Pontevedra y emigrado con su familia a Francia, Ignacio Ramonet dirige hoy Le Monde Diplomatique
en español. Fue uno de los animadores del primer Forum en 2001 y es uno
de los periodistas que más recorren el mundo y observan sus distintas
realidades.
–Sobre el final del Forum hay derecho a preguntarse si fue útil y qué cambió respecto del primer foro, el del 2001.
–Cuando
el foro se creó, no había en América latina otro gobierno de los que yo
hoy llamo neoprogresistas que no fuera el de Hugo Chávez, que además
vino al foro. Al año siguiente, en 2002, por primera vez Chávez se
declaró socialista. También vino Lula cuando aún no era presidente, sino
candidato. Ahora en cambio los gobiernos neoprogresistas están llevando
a cabo las políticas de inclusión social y al mismo tiempo el foro es
menos un foro de los movimientos sociales. Es un foro en el que se
discutió la crisis europea, el movimiento de los indignados en general
(los chilenos, Wall Street, etcétera) y la cuestión de la memoria. La
jornada de Flacso del viernes, el día de conmemoración del Holocausto,
fue una de las actividades centrales. La organizaron el Forum Social
Temático y el Foro Mundial de la Educación. Hasta ahora ésos no eran
temas del foro. Los indignados son un tema que no lleva más de un año, y
el debate sobre la memoria no se había planteado de esa manera.
Dominaban el antiimperialismo y la denuncia de las guerras de los
Estados Unidos en Irak o en Afganistán. Se está llegando a un nivel
diferente. Los gobiernos aquí en Sudamérica lo están haciendo
globalmente bien. Pero ojo, llega una nueva etapa y hay que mejorar
ciertos aspectos cualitativos.
–¿Qué habría que mejorar en América del Sur?
–No
creer que esta bonanza que está viviendo América latina va a ser
duradera. Depende del éxito norteamericano y europeo y de si hay baja o
no en la economía china que afecte a potencias agrícolas o mineras.
–Uno
de los puntos es cómo aprovecha América del Sur su actual ventaja por
los precios beneficiosos de los productos primarios que vende para que
otra vez el rédito principal no sean palacios franceses en medio de la
pampa húmeda.
–La economía funciona por ciclos. En Europa no
podemos hablar de palacios en medio de la nada pero sí de grandes
aeropuertos modernísimos que ahora casi no funcionan u óperas en medio
de ciudades pequeñísimas. La riqueza ha pasado y no siempre se ha sabido
aprovechar. Aquí, en Sudamérica, la solución es crear más y más mercado
interior. Y mercado interior protegido. Y también ampliar los
intercambios en el marco de la solidaridad latinoamericana. Ahora el
mercado latinoamericano tiene que articularse para que haya masa crítica
para todos. Si no, Brasil se desarrollará pero Uruguay no. Ahora que
desaparecieron 80 millones de pobres hay una clase media que consume.
Brasil introdujo la tasa sobre la producción de automóviles frente a
China y aumentó esa tasa en un 30 por ciento. Es protección y es
correcta.
–¿Qué discusión mundial nueva apareció en el Forum?
–Por
lo pronto, muchos constataron que, más allá de las opiniones, la
globalización existe. Si existe hay que analizarla y ver cómo evitar los
inconvenientes de la globalización. A escala mundial en una mesa sobre
la crisis del capitalismo, una de las opiniones fue que había que pensar
quizás en desglobalizar y reducir la globalización. No hay solo una
crisis económica. Hay una crisis de la política, de la democracia,
alimentaria, ecológica. Muchos países latinoamericanos no están pensando
en las otras crisis, en particular en la ecológica. Boaventura de Souza
Santos subrayó que no es normal que se acuse a comunidades indígenas y
se las acuse de terroristas cuando quieren proteger el medio ambiente.
Las realidades van cambiando. El Movimiento de los Sin Tierra de Brasil,
que antes ocupaba tierras, no lo hace porque no las tiene. Cualquier
pedazo de tierra es soja. Y como el MST cuando se asienta realiza
producciones ecológicas, el agronegocio se lo reprocha.
–La discusión ecológica es clave también porque habrá una cumbre mundial en Río en junio.
–La
precaución ecológica es algo que se ha recordado y que en cierta medida
hace que los gobiernos estén pensando en hacer las cosas bien. Dilma
dijo que quería dar casas a la gente. A mí me parece muy bien, realmente
muy bien. Pero tengamos cuidado de no llegar al pragmatismo chino, que
en nombre del desarrollo destruye lo que se oponga a esa idea, y
terminemos entrando sin necesidad en una gran contradicción.
–Dilma diría: “Está bien, Ignacio, pero yo tengo que gobernar Brasil y terminar con la miseria”.
–Es
que la preocupación ecológica y la social no se oponen. El Forum
apreció mucho que Dilma haya decidido venir aquí y no haya viajado al
Foro de Davos. Cuando Lula vino y dijo que luego se marchaba a Davos,
alguien le dijo: “No se puede servir a dos amos a la vez”. Es una frase
bíblica. “Hay que escoger.”
–Quizá Lula necesitaba ir a Davos
porque también eso ayudaba a la consolidación política de su gobierno y
en cambio hoy Brasil no necesita de Davos.
–Claro, las
condiciones cambian. Y el foro debe cambiar también. Antes muchos
dirigentes o presidentes venían a nutrirse. Chávez y Lula, a quienes ya
nombré. También Evo Morales, Rafael Correa y Fernando Lugo. Para algunas
discusiones, una reunión del foro puede tener hoy un mayor sentido en
Europa, para discutir allí mismo la tremenda crisis. El año próximo está
previsto que tenga lugar en un país árabe, porque los movimientos
sociales no sólo se están desarrollando, sino que han conseguido ganar
en dos países. Y hay nuevas discusiones, por ejemplo entre movimientos
sociales laicos y movimientos sociales islamistas.
–¿Qué podría discutirse en Europa?
–En
Europa hay ya algunas discusiones que se producían en América latina.
Una idea de que la política está gastada y hace falta una renovación
política. Que la sangre y la vitalidad nueva van a venir por el
movimiento social. De esa vitalidad puede surgir un cambio. Este foro no
tendría el mismo sentido organizado en Madrid, Atenas o Barcelona,
donde hay sociedades que sufren y a la vez registran en algunos sectores
gran voluntad de cambio. Aquí, en Sudamérica, por suerte para ustedes,
hay situaciones donde la preocupación es seguir creciendo y cómo hacerlo
mejor.
–¿No hay un riesgo de endiosar a los movimientos
sociales como factores de cambio? Si no hay construcción política, ¿no
se diluyen?
–Sí, es importante ver cómo se pasa de un momento
a otro. Todavía no estamos en esa etapa en Europa, me parece. Aún no.
Nadie expresa mejor el sufrimiento social que el movimiento social. Pero
si no se da el paso a la política, todas las grandes crisis siempre
sirven a la extrema derecha, que aparece como bajo la forma de
movimientos y partidos antisistema. Prometen los cambios más radicales,
demagógicos, transformacionales. Es importante que el sufrimiento social
se encarne en movimientos que tengan vocación de implicarse en la
política.
–¿Por qué todavía no ocurre ese paso?
–Entre
otras cosas, en mi opinión, porque hacen falta líderes. Hasta el
momento el movimiento social incluso rechaza tener líderes. Son muy
igualitaristas desde el punto de vista del funcionamiento democrático.
Es como la enfermedad infantil del movimiento social. Ya llegará el
momento de la adolescencia o la madurez, cuando seguramente se generarán
líderes. No líderes salvadores. Hablo de dirigentes democráticos que
puedan entender al movimiento social y ayudarlo a encontrar respuestas.
Después de la crisis del sistema político venezolano, el final de lo que
se llama el “puntofijismo”, ¿habría habido cambios sin Chávez y lo que
él representaba? Y me hago la misma pregunta con Ecuador y Correa,
Bolivia y Evo, Brasil y Lula, la Argentina y Kirchner.
–¿Y cómo funciona la relación entre los líderes, los movimientos y los partidos en esos países de Sudamérica?
–Mi
percepción es que hoy los partidos tienen menos influencia que hace
diez años y los movimientos sociales también porque los gobiernos están
haciéndolo todo. Los líderes de los gobiernos conducen el cambio. Hubo
una energía social que produjo el cambio pero el cambio está tan
encarrilado que a veces hay una desvitalización de la política que
paradójicamente no molesta demasiado.
–Tal vez con las
construcciones políticas ocurra lo mismo que con los ciclos económicos.
Quizá deban o puedan ser realizadas antes de que el ciclo actual de
gobiernos sudamericanos termine.
–La función de estos
gobiernos es muy semejante a la de los gobiernos europeos de los años
’50 que, esencialmente, fueran conservadores o progresistas, tenían como
funciones construir el Estado de bienestar, reconstruir cada país
después de la guerra y aumentar el nivel de vida de la gente. Eso les
dio 40 años de estabilidad política. Pero se terminó. Si los
neoprogresistas sudamericanos no lo hacen demasiado mal, quizás haya por
delante varios decenios como si fueran la socialdemocracia nórdica. Hoy
mejoran estructuras, el nivel de vida, crean trabajo. No es casualidad
que sean gobiernos neoprogresistas los que están trabajando bien. Así
ocurrió con los viejos partidos socialdemócratas. Además, la
construcción del Estado de bienestar y el aumento del nivel de vida
termina con cualquier tipo de recurso para las oposiciones tradicionales
conservadoras. Ahora la gente percibe cómo los países reconstruyen
sociedades derruidas. Las favelas eran pensadas como una fatalidad. Para
la derecha, era así porque es así. Pero la fuerza de la derecha
desapareció, y también el elemento militar. Las leyes de la memoria son
las que deben culpabilizar –sin venganza, con documentos y base
histórica sólida– y establecer responsabilidades. No vengarse, sino
terminar con la impunidad. A pesar de que lo que voy a decir parece
escandaloso, estamos en el momento más fácil de Sudamérica. Si no hay
errores y una gestión tranquila, los gobiernos de signo neoprogresista
pueden quedarse en el poder mucho tiempo. Por eso hay que pensar bien
las sucesiones políticas. En la Argentina eso funcionó bien. En Brasil,
lo de Lula fue ejemplar. Es una lección. Y por eso hoy Dilma tiene más
aprobación popular de la que tenía Lula en su primer año de gobierno.
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