Por: Question Digital
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En el regreso a su habitual espacio radial de los lunes, Vladimir Acosta, profesor, historiador y referencia inexcusable a la hora de tomarle el pulso al proceso bolivariano, le entró sin rodeos a un tema tabú: ¿la revolución bolivariana se está moderando?. Aquí parte de sus reflexiones y el audio completo del programa “Primera mano” en Radio Nacional de Venezuela.
3 de junio de 2011.'“Son muchas las cosas que tienden a mostrar que desde hace unos meses para acá se está produciendo una suerte de viraje de una izquierda que se califica a si misma de radical hacia una izquierda que se desplaza un poco hacia el centro. Una suerte de centroizquierda mas políticamente correcta, menos conflictiva. Esa es la impresión que da”, afirmó Acosta.
Antes, aclaró que se trataba de “especulaciones”, ya que es el debate sobre este punto hoy no se registra. Especialmente en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). “El partido no existe, no tiene opinión política de ninguna clase. Se limita a ejecutar lo que el presidente ha decidido”, remarcó.
Sobre la segunda mitad de su programa de una hora, una suerte de conferencia magistral semanal que es seguida con atención y replicada luego de diversas formas por miles de hombres y mujeres comprometidos con el proceso bolivariano, Acosta argumentó que “hay varios indicadores” de esa posible tendencia hacia la centroizquierda, y ubicó el inicio de ese giro tras las elecciones parlamentarias del año pasado: “al principio hubo triunfalismo. Yo dije que esa victoria tenia un cierto sabor a derrota”, recordó.
Vladimir Acosta, profesor universitario y columnista en Radio Nacional de Venezuela. |
“Pareciera que se entendió que la cosa no eran tan exitosa como parecía, y que había una suerte de amenaza sobre el futuro del proyecto porque la polarización no había funcionado como se esperaba”, indicó Acosta.
“No importa que la oposición sea un desastre. La oposición es una basura y Chávez es un líder que ha hecho miles de cosas por el pueblo. Un gobierno como este debería tener el 90 por ciento de apoyo por todo lo que hizo para el pueblo venezolano. Pero ha ido bajando y se ubica más o menos en un cincuenta y cincuenta. La situación es bastante pareja y eso es tremendamente preocupante”, prosiguió el profesor.
Acosta especuló que a partir de esa tendencia de estancamiento y hasta disminución del apoyo popular al proceso bolivariano se explicaría que “se venga intentando una política más moderada que perseguiría tratar de recuperar a la clase media y hasta ganarse a sectores de la derecha moderada.
Una moderación hasta en el lenguaje. Cero radicalismo y ruptura con las posiciones de izquierda que parezcan más radicales”.
En este línea, Acosta ubicó el “pacto con Colombia”, en referencia a la nueva relación con el gobierno de Juan Manuel Santos y la gestión común para el regreso de la Honduras gobernada por Porfirio Lobo a la OEA, a cambio del retorno del destituído Manuel Zelaya a su país.
“La relación con Colombia no puede ser emotiva, que pase de amores a odios que en el fondo ha sido muy beneficiosa para la oligarquía colombiana”, advirtió Acosta.
El historiador alertó además sobre la posibilidad que la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) resulte “demasiado radical” lo que llevaría a dejarla de lado (sin abandonarla por completo) para promover la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un organismo en construcción que -aclaró- es “absolutamente extraordinario”.
Preguntas sin respuestas acabadas
“¿Qué habría detrás de todo esto? ¿Qué puede haber aquí?” se preguntó Acosta sobre el final de su espacio semanal y arriesgó: “¿temor a una agresión imperialista?”.
“Tenemos el ejemplo de Gaddafi. Hizo todo tipo de concesiones y ahí está Libia invadida y destrozada” alertó. “Ahí está la agresión a PDVSA. Ahí están las amenazas denunciadas por Roy Chaderton de injerencia en el próximo proceso electoral para apoyar a la oposición”, enumeró Acosta y enseguida alertó: “el panorama no cambia, las concesiones al imperio son inútiles”.
En el plano nacional, Acosta se preguntó si el eventual giro a posiciones de centroizquierda buscaría “bajar la conflictividad para que se puede ganar las elecciones”. Y se mostró escéptico: “Después de 10 años es algo tarde para que Chávez se convierta en Lula”.
“El enemigo imperial está detrás esperando su oportunidad. El precio de una política como ésta puede ser muy alto”, remarcó Acosta, y precisó que la historia indica que “las revoluciones o se profundizan o se pierden. La derecha y el imperio no perdonan”.
El caso Pérez Becerra y los medios del Estado
“Estas entregas de revolucionarios son una mancha fea que no significan el fin de este proceso ni nada parecido”, indicó Acosta en la primera parte de su espacio radial, pero indicó que “el apoyo a este proceso no puede ser ciego y servil. Debe ser pensante. De un pueblo que aprendió a pensar. Tiene que ser crítico. Para apoyar y también para criticar con seriedad y con argumentos aquellas cosas que no van en esa dirección”.
El Tiempo (Bog.) 25 de marzo 2011. |
“Yo quisiera que los revolucionarios de este lado de la trinchera pudiéramos discutir sin insultos y sin descalificaciones”, indicó Acosta y consideró que “hubo excesos como la quema de muñecos y términos exagerados e injustos contra el presidente Chávez” aunque aclaró que es “más grave la arrogancia del gobierno, su sordera y la actitud de algunos revolucionarios que al parecer no pueden asumir la defensa” de la entrega de Pérez Becerra “sino con insultos para quienes la han criticado”.
“Usan el mismo lenguaje que la derecha”, alertó. Y criticó “la actitud que se le impuso a nuestros medios de silenciar lo que pasaba”. En esa línea calificó de “injusta a todas luces” la destitución de Cristina Gonzalez al frente de La Radio del Sur y el despido posterior de parte del equipo de trabajo de la emisora.
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