martes, 2 de junio de 2009

El Congreso de Medellín


En el V Congreso Internacional de Víctimas, realizado en Medellín la semana pasada, con los príncipes de Asturias a bordo, las víctimas no eran todas las que son ni todas las que estaban. Entre los participantes colombianos no todos eran víctimas, pero también faltaron muchas, en particular las de los paramilitares y el terrorismo de Estado.

Eso no se lo dijeron al Príncipe o éste se hizo el de la vista gorda para no percatarse del vacío y hasta del sobrante.

El primero que sobraba en la reunión, el más importante de ellos, fue el presidente Álvaro Uribe Vélez, quien como una garrapata se le prendió al futuro monarca español, descendiente de los que colonizaron a sangre y fuego a nuestra América indígena, porque tenía interés en desviar la atención sobre los problemas que lo afectan en la soledad de la “Casa de Nari”, incluyendo el espionaje del DAS y los negociados de sus hijos. ¿Qué víctima es el presidente Uribe? No creemos que el Príncipe Felipe de Borbón ignore que en Colombia hay “falsos positivos”, que son ejecuciones extrajudiciales o asesinatos a mansalva de jóvenes que luego son presentados como guerrilleros “dados de baja en combate”. Es difícil creer que de estos temas no le hablaron sus asesores.

Difícil creer también que don Felipe ignore que el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos está frenado por la mayoría del partido demócrata en el Congreso de Estados Unidos, porque le censuran al gobierno de Uribe Vélez el exterminio de sindicalistas y la persecución contra los activistas de derechos humanos. Así que los organizadores del V Congreso, financiado por la ultraderecha europea, entre ellos el PP del franquista Aznar de España, dejaron ingresar a participantes colados que más que víctimas son victimarios.

También le ocultaron al joven Príncipe y a lo mejor él no quiso verlo, que en Colombia hay miles de desaparecidos, que el mismo día en que se instaló el Congreso en Medellín, sus familiares protestaban en la Plaza de Bolívar de Bogotá contra la impunidad y el silencio impuesto por el Gobierno a los responsables, ahora extraditados a Estados Unidos. Uribe le teme a la verdad que salpicará a agentes del Estado, integrantes de la Fuerza Pública y a sus amigotes de la “parapolítica” comprometidos hasta los tuétanos con los crímenes del paramilitarismo. Varios de estos últimos, ahora en la cárcel o investigados, fueron altos funcionarios en distintas etapas de su Gobierno de la “seguridad democrática”.

Tampoco estuvieron en el Congreso Internacional de Víctimas los desplazados, más de cuatro millones en el país, que en coincidencia con la reunión de Medellín, eran engañados por los agentes del gobierno de Uribe para que abandonaran el parque del Tercer Milenio de Bogotá. No estuvieron en la Capital de la Montaña y aunque figuran en las estadísticas de las Naciones Unidas el Príncipe no preguntó por ellos.

El Príncipe de Asturias no vio nada. Bailo al son que le tocaron y lo hizo con total complacencia. Algunos creen que no es casual, porque hay una especie de recolonización económica española, con la presencia de numerosas empresas transnacionales que invierten en jugosos negocios en nuestro país, en desmedro del interés nacional, gracias a la permisividad uribista. Por eso no es casual que los empresarios que en Madrid recibieron a Uribe y lo respaldaron en la reelección, llegaran con don Felipe, ávidos de negocios, para pasar la cuenta de cobro. Tampoco lo es, que al contrario de otros influyentes diarios europeos y estadounidenses, que se pronuncian contra la reelección de Uribe, El País del Grupo Prisa y otros medios españoles lo respalden pese a todos los escándalos de corrupción. Al fin y al cabo está de por medio la torta multimillonaria del tercer canal privado de la televisión. Negocios son negocios y en ellos no caben los principios, opinan los capitalistas.

Prensa PCC


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