El pasado 25 de enero las manifestaciones comenzaron en El Cairo, extendiéndose a todo el país días más tarde. Miles de personas han salido a la calle pidiendo libertades pero se exponen al riesgo de sufrir abusos y detenciones arbitrarias. Con estas manifestaciones millares de personas están desafiando a las autoridades egipcias quienes utilizan el estado de excepción vigente en Egipto desde 1981 para prohibir las manifestaciones y reprimir el derecho a la libertad de expresión, asociación y reunión, así como para cometer otras violaciones de derechos humanos, como tortura y otros malos tratos y juicios injustos ante tribunales militares o de excepción.
Las manifestaciones están siendo reprimidas por las fuerzas de seguridad egipcias con un uso desproporcionado e innecesario de munición real. Las víctimas se cuentan por decenas y son miles las detenciones llevadas a cabo para acallar los gritos de cambio y en contra del gobierno. Varios de los manifestantes detenidos se han puesto en contacto con Amnistía Internacional para contarles cómo fueron golpeados durante su detención y mientras estaban bajo custodia en centros de los servicios de Seguridad Central. Todo esto sin darles ningún tipo de atención médica ni acceso a un abogado.
Además de intentar acallar las protestas con la fuerza, las autoridades egipcias también están intentando usar la tecnología para que los gritos de cambio no se oigan fuera de Egipto. Numerosas líneas de comunicación en gran parte de Egipto están interrumpidas y las conexiones de Internet y los servicios de telefonía móvil sufren constantes cortes. Esta misma semana se habían interrumpido ya los servicios SMS, Twitter y Bambuser, y también se habían desactivado las cuentas de telefonía móvil de destacados activistas de los derechos humanos.
Los manifestantes tienen el derecho de pedir cambios y a dar su opinión a través de manifestaciones pacíficas, sin miedo a sufrir intimidaciones, violencia, ni riesgo de que sean detenidos ni procesados. Ellos ya se están moviendo, muévete con ellos.
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