La plaza Tahrir de El Cairo |
Prensa Latina
Miles de egipcios se concentraron en esta capital para continuar reclamando la renuncia del presidente Hosni Mubarak y satisfechos de que 17 días de protestas generen problemas económicos al Gobierno. El hombre fuerte del régimen, Omar Suleiman, rechazó la salida inmediata de Mubarak.
La plaza Tahrir de El Cairo volvió a acoger a niños, adultos, mujeres, hombres, islamistas, cristianos, estudiantes, desempleados y gente de distintos estratos sociales en una conjunción de solidaridad, luto por los muertos, resistencia y alegría.
En las múltiples aglomeraciones espontáneas que se generan en ese espacio capitalino, las consignas predominantes y coincidentes fueron la exigencia de que Mubarak deje el poder y, sobre todo, la certeza de que “resistiremos el tiempo que sea necesario” para conseguir ese fin.
Sayyed Mahmoud, un miembro de la ilegalizada Hermandad Musulmana, aseguró que la voluntad popular cuenta con la “bendición de Alah y el Profeta”, pero también se alimenta de la “ira por todo el mal que él (Mubarak) ha causado al país durante 30 años”.
El joven Ali Ahmed anunció que la próxima semana se denominará la de “la terquedad” y “el adiós”, en referencia a la negativa del jefe de Estado a dimitir y a la determinación popular de llevar hasta el final sus reivindicaciones antigubernamentales.
Tanto mujeres como niños, cada cual a su modo, expresaron deseos de que el país retome la normalidad y comience a recuperarse de la parálisis total que vivió días atrás y los problemas que aún se registran, pero culparon al presidente de toda la inestabilidad.
Datos oficiales citados por la prensa egipcia refieren que los ingresos por cobro de peaje en el Canal de Suez cayeron 1,6 por ciento, lo que equivale a un descenso de 423,4 millones de dólares en diciembre a 416,6 millones en enero, aunque siguen altos respecto a 2010.
El propio ministro de la Aviación Civil, Ibrahim Mannaa, informó hoy que los vuelos a Egipto se redujeron en un 70 por ciento en los últimos día con el consiguiente perjuicio a los ingresos, y sólo este miércoles 14 aerolíneas extranjeras cancelaron sus vuelos por falta de pasajeros.
La empresa aérea nacional EgyptAir confirmó que el abordaje de pasajeros disminuyó al 54 por ciento, agregó Mannaa.
Por otro lado, los ferrocarriles nacionales están semiparalizados a raíz de que unos tres mil empleados se sentaron en las líneas, pararon el servicio de trenes y amenazaron con una huelga, si el ministro de Transportes, Atef Abdel Hamid, no atiende sus demandas laborales.
Si bien en Tahrir se recibió con alegría el anuncio de que fueron liberadas alrededor de mil personas arrestadas durante los primeros días de manifestaciones, también se alternaban consignas y cantos con lágrimas por los más de 300 muertos en estos días de convulsión.
Igualmente, se rindió tributo a tres personas que, según la prensa local, murieron baleadas durante enfrentamientos con las fuerzas policiales en los últimos dos días en el sur del país, donde se reportaron, además, más de 100 heridos.
Asimismo, se conoció que unos tres mil opositores quemaron hoy la sede del gobierno provincial en Puerto Said, molestos por hallar en contenedores de basura varias de las quejas entregadas al gobernador, quien incluso incumplió promesas de proporcionarles viviendas.
Miles de egipcios se concentraron en esta capital para continuar reclamando la renuncia del presidente Hosni Mubarak y satisfechos de que 17 días de protestas generen problemas económicos al Gobierno. El hombre fuerte del régimen, Omar Suleiman, rechazó la salida inmediata de Mubarak.
La plaza Tahrir de El Cairo volvió a acoger a niños, adultos, mujeres, hombres, islamistas, cristianos, estudiantes, desempleados y gente de distintos estratos sociales en una conjunción de solidaridad, luto por los muertos, resistencia y alegría.
En las múltiples aglomeraciones espontáneas que se generan en ese espacio capitalino, las consignas predominantes y coincidentes fueron la exigencia de que Mubarak deje el poder y, sobre todo, la certeza de que “resistiremos el tiempo que sea necesario” para conseguir ese fin.
Sayyed Mahmoud, un miembro de la ilegalizada Hermandad Musulmana, aseguró que la voluntad popular cuenta con la “bendición de Alah y el Profeta”, pero también se alimenta de la “ira por todo el mal que él (Mubarak) ha causado al país durante 30 años”.
El joven Ali Ahmed anunció que la próxima semana se denominará la de “la terquedad” y “el adiós”, en referencia a la negativa del jefe de Estado a dimitir y a la determinación popular de llevar hasta el final sus reivindicaciones antigubernamentales.
Tanto mujeres como niños, cada cual a su modo, expresaron deseos de que el país retome la normalidad y comience a recuperarse de la parálisis total que vivió días atrás y los problemas que aún se registran, pero culparon al presidente de toda la inestabilidad.
Datos oficiales citados por la prensa egipcia refieren que los ingresos por cobro de peaje en el Canal de Suez cayeron 1,6 por ciento, lo que equivale a un descenso de 423,4 millones de dólares en diciembre a 416,6 millones en enero, aunque siguen altos respecto a 2010.
El propio ministro de la Aviación Civil, Ibrahim Mannaa, informó hoy que los vuelos a Egipto se redujeron en un 70 por ciento en los últimos día con el consiguiente perjuicio a los ingresos, y sólo este miércoles 14 aerolíneas extranjeras cancelaron sus vuelos por falta de pasajeros.
La empresa aérea nacional EgyptAir confirmó que el abordaje de pasajeros disminuyó al 54 por ciento, agregó Mannaa.
Por otro lado, los ferrocarriles nacionales están semiparalizados a raíz de que unos tres mil empleados se sentaron en las líneas, pararon el servicio de trenes y amenazaron con una huelga, si el ministro de Transportes, Atef Abdel Hamid, no atiende sus demandas laborales.
Si bien en Tahrir se recibió con alegría el anuncio de que fueron liberadas alrededor de mil personas arrestadas durante los primeros días de manifestaciones, también se alternaban consignas y cantos con lágrimas por los más de 300 muertos en estos días de convulsión.
Igualmente, se rindió tributo a tres personas que, según la prensa local, murieron baleadas durante enfrentamientos con las fuerzas policiales en los últimos dos días en el sur del país, donde se reportaron, además, más de 100 heridos.
Asimismo, se conoció que unos tres mil opositores quemaron hoy la sede del gobierno provincial en Puerto Said, molestos por hallar en contenedores de basura varias de las quejas entregadas al gobernador, quien incluso incumplió promesas de proporcionarles viviendas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario