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| Funcionarios de alto nivel de áreas de seguridad y justicia del gobierno mexicano que trabajan como informantes para agencias del gobierno de Estados Unidos | 
Funcionarios de alto nivel de áreas de seguridad y justicia del gobierno
 mexicano que trabajan como informantes para agencias del gobierno de 
Estados Unidos, tienen que acreditar "exámenes de confianza" a que los 
someten diversas agencias estadounidenses que operan en territorio 
nacional, antes de ser considerados interlocutores o servidores 
confiables.
La presencia de corporaciones de Estados Unidos en acciones contra el
 crimen organizado en territorio mexicano no son exclusivas de la 
agencia antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés), sino de al menos 
ocho instituciones relacionadas con temas de justicia, seguridad 
nacional, migración, aduanas y tráfico de armas, entre otros, y cuando 
se trata de casos considerados de alto impacto, como la detención de un 
capo o un gran decomiso de drogas, químicos o armamento, las reuniones 
con las contrapartes locales se realizan en un edificio que se localiza 
en Paseo de la Reforma 225, en la colonia Juárez del Distrito Federal.
Los datos que brindan los agentes extranjeros se consideran claves. 
Aportan información detallada del objetivo y su ubicación. Además, como 
si se tratara de un acto de supervisión, participan en los operativos 
que realizan las corporaciones mexicanas, y cuando éstas no cuentan con 
el equipo adecuado, los estadounidenses lo donan y capacitan en su uso a
 los funcionarios nacionales.
Esto tiene un costo: los funcionarios locales que participan en las 
investigaciones, en el intercambio de información y que realizan labores
 de inteligencia, son sometidos a exámenes de confianza por parte de los
 estadounidenses; la evaluación incluye aplicaciones en el iris de los 
sustentantes, que se considera un sistema más barato, eficiente, 
confiable y rápido que el polígrafo tradicional.
Las pruebas alcanzan a informantes de las agencias estadounidenses y 
funcionarios como la procuradora Marisela Morales; el secretario de 
Seguridad Pública federal, Genaro García Luna; el comisionado de la 
Policía Federal, Facundo Rosas Rosas; sus principales operadores, así 
como altos mandos militares que sirven de enlaces.
Por lo que hace a la PGR, se aplican estas pruebas a quien esté al 
frente de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en 
Delincuencia Organizada (SIEDO) y a los titulares de las unidades 
especializadas, como delitos contra la salud, secuestro, falsificación 
de moneda y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Los exámenes de confianza que aplican las autoridades mexicanas a sus
 funcionarios no cuentan para las agencias de Estados Unidos.
Por otra parte, cuando las agencias estadounidenses quieren una 
captura o una incautación de alto impacto en México, las autoridades 
nacionales son informadas de los vínculos del presunto criminal, sus 
números telefónicos, los domicilios a los que acude, como ocurrió en el 
caso de Arturo Beltrán Leyva, abatido por elementos de la Secretaría de 
Marina el 15 de diciembre de 2009.
“Cuando les interesa una operación, los casos se arman en oficinas 
que se localizan en el edificio de Paseo de la Reforma 225. Las agencias
 de Estados Unidos ocupan dos pisos. Allí se intercambian expedientes 
con México y deciden qué hacer e incluso qué gobierno tiene más 
elementos para procesar el asunto de que se trate.
"Antes de que se abrieran esas instalaciones, en la embajada 
estadounidense se acordó el caso de Zhenli Ye Gon. Las autoridades 
mexicanas pretendían obtener evidencia de los cuñetes de precursores 
químicos que manejaba el empresario de origen chino, porque los 
estadounidenses ya tenían las rutas, los puntos de arribo a México, sus 
operaciones y pidieron colaboración dando todos los datos para la 
captura", señalaron las fuentes.
Oficialmente, en Paseo de la Reforma 225 se localiza la Oficina 
Bilateral de Seguimiento a la Iniciativa Mérida, pero “en realidad es un
 centro donde se determinan operaciones importantes contra grupos del 
crimen organizado, más por iniciativa o investigación de los 
estadounidenses, que por actuaciones mexicanas. “Por Estados Unidos 
acuden representantes de la DEA, de la Agencia Central de Inteligencia 
(CIA), del Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos 
(ATF), el Servicio Secreto, los marshalls, el Servicio de Inmigración y 
Control de Aduanas (ICE) y de la Oficina Federal de Investigación (FBI) y
 agregados de Seguridad Nacional y del Departamento de Justicia.
"En tanto, el gobierno mexicano envía a miembros de la Unidad de 
Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, así como de 
Seguridad Pública, Marina, Defensa Nacional, del Centro de Investigación
 y Seguridad Nacional (Cisen) y, en el caso de la PGR, dependiendo de la
 importancia del caso, se presentan los titulares de la institución, el 
subprocurador de la Siedo y los encargados de las unidades 
especializadas de los temas a tratar", señalaron.
Cuando
 se trata de un operativo importante, los elementos de Estados Unidos 
“están presentes, participan en medio de los agentes mexicanos en las 
operaciones y cateos, donde no llevan armas y, para que no los 
reconozcan, no hablan y cubren sus rostros con pasamontañas y portan 
chalecos antibalas con siglas de alguna corporación mexicana o del 
Ministerio Público Federal.
“Tienen acceso inmediato a documentos y otras pruebas, y también 
toman fotografías del lugar para enviarlas a sus centros de operación 
–uno de ellos en Texas–, y realizan cruces de información que entregan a
 México o para que se encaucen las solicitudes de extradición.
"No participan en los interrogatorios de los detenidos, porque todas 
las pruebas, declaraciones o información obtenida se les proporciona a 
través de los mecanismos formales", revelaron los entrevistados.
Asimismo, para tener colaboradores eficaces en los funcionarios 
mexicanos, las agencias estadounidenses donan tecnología. “Por las 
carencias, principalmente se ha beneficiado a las unidades de la SIEDO 
con equipos que van desde computadoras hasta escáneres, detectores de 
dinero falso, explosivos y red de aplicaciones diversas, y para su 
manejo se capacita al personal fuera de los recursos de la Iniciativa 
Mérida.
"Si bien los agentes estadounidenses en México no suman más de 400, 
su fuerza radica en el gran número de informantes y funcionarios que 
también han cooptado en localidades como Ciudad Juárez, Acapulco, 
Culiacán y Mazatlán, Tijuana, Manzanillo y Monterrey", concluyeron los 
entrevistados.
Calderón y Obama signaron carta de entendimiento
El acuerdo entre México y Estados Unidos para la operación en 
territorio nacional de integrantes de las agencias antidrogas (DEA) y 
Central de Inteligencia (CIA), así como del Pentágono, que trabajan 
conjuntamente con autoridades mexicanas en un centro de fusión e 
inteligencia para el combate al narcotráfico, forma parte de una "carta 
de entendimiento" signada por ambos gobiernos hace 18 meses.
Según legisladores de varios partidos, los detalles de coordinación 
se concretaron durante la reunión entre los presidentes Felipe Calderón y
 Barack Obama, el pasado marzo, y el acuerdo comenzó a operar hace dos 
meses, cuando los estadounidenses iniciaron trabajos de inteligencia y 
de planeación y ejecución de operativos contra los cárteles de la droga 
en una base militar ubicada en el norte de México.
*Periódista de La Jornada

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