Walid Makled |
Por: Julio González Pérez
Con la autorización de la Corte Suprema de Justicia de Colombia para deportar al narcotraficante Walid Makled al cual se le imputa una serie de cargos por sus actividades ilícitas desarrolladas en territorio venezolano en los últimos años.
Esta decisión pone de manifiesto una gran responsabilidad para el presidente Santos, pues ahora está en sus manos esta cabilla caliente. De su decisión dependerá el derrotero de sus políticas entre él y sus históricos aliados del norte y las buenas relaciones que en estos momentos están entre los gobiernos de Colombia y Venezuela.
Por un lado, a Makled se le pide en extradición por el gobierno de Estados Unidos al ser acusado como uno de los narcotraficantes más buscados del mundo. Por el otro lado el Gobierno Bolivariano también lo solicita por múltiples delitos, entre ellos lavado de activo, contrabando de extracciones, narcotráfico y asesinatos.
Apenas cayó en manos de la justicia colombiana, Makled amenazó con denunciar a ciertas personalidades de la política bolivariana si era extraditado a Venezuela; dando a entender que prendería el ventilador para salpicar a honorables personalidades del Gobierno revolucionario.
Esta amenaza fue tomada por el presidente Chávez como una especie de chantaje para evadir la justicia venezolana, y anunció que aceleraría la petición de extradición a Venezuela para que hable y cuente todo lo que sabe no importa que cayera quien tuviera que caer.
Por eso, la decisión de la Corte Suprema de Justica colombiana pone en tres y dos al presidente Santos, para ver qué hay de cierto de esa gran amistad que le profesa a Chávez y decide enviarlo a Venezuela, como retribución por las decenas de narcotraficantes y delincuentes que ha extraditado el Gobierno bolivariano a Colombia a petición de sus autoridades.
Por otro lado nos imaginamos que los bárbaros del norte están manipulando y presionando a Santos para que sea extraditado a Estados Unidos, porque allá le congelaron una cuenta cercana a los 4 millones de dólares que no le caerían mal a estas aves de rapiña.
De ir a Estados Unidos, Makled negociaría con la canalla gringa para obtener rebajas de pena a cambio de que señale a sus supuestos “panas” en Venezuela, y si son del Gobierno mejor, para armar la matriz mediática de que éste es un “Estado forajido”, como lo señalan permanentemente las transnacionales de la mentira.
Esta decisión pone de manifiesto una gran responsabilidad para el presidente Santos, pues ahora está en sus manos esta cabilla caliente. De su decisión dependerá el derrotero de sus políticas entre él y sus históricos aliados del norte y las buenas relaciones que en estos momentos están entre los gobiernos de Colombia y Venezuela.
Por un lado, a Makled se le pide en extradición por el gobierno de Estados Unidos al ser acusado como uno de los narcotraficantes más buscados del mundo. Por el otro lado el Gobierno Bolivariano también lo solicita por múltiples delitos, entre ellos lavado de activo, contrabando de extracciones, narcotráfico y asesinatos.
Apenas cayó en manos de la justicia colombiana, Makled amenazó con denunciar a ciertas personalidades de la política bolivariana si era extraditado a Venezuela; dando a entender que prendería el ventilador para salpicar a honorables personalidades del Gobierno revolucionario.
Esta amenaza fue tomada por el presidente Chávez como una especie de chantaje para evadir la justicia venezolana, y anunció que aceleraría la petición de extradición a Venezuela para que hable y cuente todo lo que sabe no importa que cayera quien tuviera que caer.
Por eso, la decisión de la Corte Suprema de Justica colombiana pone en tres y dos al presidente Santos, para ver qué hay de cierto de esa gran amistad que le profesa a Chávez y decide enviarlo a Venezuela, como retribución por las decenas de narcotraficantes y delincuentes que ha extraditado el Gobierno bolivariano a Colombia a petición de sus autoridades.
Por otro lado nos imaginamos que los bárbaros del norte están manipulando y presionando a Santos para que sea extraditado a Estados Unidos, porque allá le congelaron una cuenta cercana a los 4 millones de dólares que no le caerían mal a estas aves de rapiña.
De ir a Estados Unidos, Makled negociaría con la canalla gringa para obtener rebajas de pena a cambio de que señale a sus supuestos “panas” en Venezuela, y si son del Gobierno mejor, para armar la matriz mediática de que éste es un “Estado forajido”, como lo señalan permanentemente las transnacionales de la mentira.
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