Notas de Juan Cendales
Son los delegados al 20 congreso del Partido Comunista Colombiano que se instala hoy viernes en la ciudad de Bogotá.
Un congreso que reafirmará una apuesta unitaria. Con los revolucionarios convictos y confesos, con la izquierda radical y la solo democrática y con otros muchos sectores progresistas, en la perspectiva urgente y necesaria de un gran frente, de un poderoso movimiento que desde las movilizaciones indígenas, campesinas, estudiantiles y sindicales de hoy, desde los debates de la academia y desde todas las acciones políticas de resistencia y organización popular pueda superar el proyecto de guerra, de muerte y desesperanza del parauribismo. Muchas y muchos, en Colombia y en el mundo, expectantes y solidarios acompañan con el corazón y con la esperanza este congreso de hombres y mujeres libres que solo sueñan con aportar un grano de arena para que la paz, la democracia y la vida en Colombia sean posible.
Cuando se escriben estas líneas varios centenares de hombres y mujeres alistan sus maletas, repasan sus ideas y reafirman sus sueños y esperanzas. Desde los cuatro puntos cardinales del país, unos en bus, otros en canoa o en burro y otros en avión, se dirigen a Bogotá. Como el jibarito que sale de su vereda lleno de contento para la ciudad, estos hombres y estas mujeres también llevan en su pensamiento todo un mundo de felicidad. En sus caminos se encuentran con toda clase de retenes de militares y policías que les miran sospechosos por sus caras de contentos por las que redoblan las incómodas y habituales requisas. Se cruzan con los desplazados que deambulan por todo el país como almas en pena. También con los desempleados, con los vendedores ambulantes de chucherías y baratijas. Al paso de su andar vuelven a extasiarse con el hermoso verdor de los paisajes de una exuberante naturaleza llena de colores, de olores y de música.
Son los delegados al 20 congreso del Partido Comunista Colombiano que se instala hoy viernes en la ciudad de Bogotá.
Un congreso que reafirmará una apuesta unitaria. Con los revolucionarios convictos y confesos, con la izquierda radical y la solo democrática y con otros muchos sectores progresistas, en la perspectiva urgente y necesaria de un gran frente, de un poderoso movimiento que desde las movilizaciones indígenas, campesinas, estudiantiles y sindicales de hoy, desde los debates de la academia y desde todas las acciones políticas de resistencia y organización popular pueda superar el proyecto de guerra, de muerte y desesperanza del parauribismo. Muchas y muchos, en Colombia y en el mundo, expectantes y solidarios acompañan con el corazón y con la esperanza este congreso de hombres y mujeres libres que solo sueñan con aportar un grano de arena para que la paz, la democracia y la vida en Colombia sean posible.
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