Luis Carlos Restrepo. Ahora anda huyendo de la justicia el excomisionado de paz del gobierno Uribe Vélez |
Estoy por creer que es cierto el dicho popular
que nos enseña que “el que la hace la paga”. Ahora anda huyendo de la
justicia el excomisionado de paz del gobierno Uribe Vélez, el prófugo
Luis Carlos Restrepo, quien se inició en los laberintos del conflicto
armado con un ensayo que tituló La Sangre de Gaitán, publicado en Bogotá
en el libro Saqueo de una Ilusión.
Allí, el contumaz Luis Carlos Restrepo, a quien solían apodar “el doctor ternura”, afirma que: “La
sangre de Gaitán se convirtió en una realidad concreta que anima a la
venganza… Refundación civil que debe empezar por enterrar a los muertos,
declarando saldada la deuda de sangre para intentar un nuevo pacto de
convivencia… Cuando una cultura empieza a convertirse en campo de
difuntos insepultos – que nos acechan con su hedor para que derramemos
de nuevo sangre y saciemos sus anhelos de venganza – se hace
imprescindible aclimatar la profesión de enterradores. Astutos maestros
del olvido que nos ayuden a recuperar la fuerza y la inocencia en
aquellos momentos en que el culto a los muertos – y a los poderes que
los representan – torna irrespirable el ambiente para los vivos… Momento
de declararnos insolidarios con la historia, de asumirnos como
apátridas si la patria sigue reduciendo a la estupidez colectiva de
aplastar la vida para que la sangre de mártires y caudillos continúe
viva”.
Los paramilitares acogieron con entusiasmo esta propuesta en un
panfleto donde amenazaban de muerte a mi familia y a mí, si no
renunciaba a la dirección de la Casa-Museo Jorge Eliécer Gaitán, a la
que prometían dinamitar.
Apoyando esta propuesta – y lo afirmo con documentación oficial en
mano – el Presidente Uribe me destituyó del Instituto que llevaba el
nombre de mi padre, creado para promover el eje de su lucha: la
participación ciudadana. Liquidó el Instituto creado para proyectar el
pensamiento del líder popular, anotando, en los considerandos del
respectivo decreto, que los objetivos señalados a la entidad habían
perdido su razón de ser.
Por conducto del Ministerio de Educación, para “justificar” ante el
pueblo el cierre, me abrieron 44 demandas fiscales, penales y
administrativas, a sabiendas de que eran falsas imputaciones, de las
cuales fui absuelta, pero tuve que pagar la dura prueba de consagrar la
totalidad de mi tiempo a defenderme por espacio de 7 años.
Ilegalmente me allanaron. Me confiscaron mi biblioteca forjada, libro
a libro, desde 1952 hasta el año 2004. Igual hicieron con mis archivos
personales y los de mi madre. Me confiscaron el buick que heredé de mi
padre, pinturas, esculturas, precolombinos, muebles y enseres,
habiéndosele entregado todos los bienes de los cuales fui despojada, a
la Universidad Nacional.
El hoy tránsfuga de la justicia presionó con éxito a la
Superintendencia de Notariado y Registro para que, mediante prevaricato,
me usurparan mi casa natal, hoy convertida en macabro lugar inspirado
por el espíritu del actual fugitivo, donde le destacan al visitante el
traje ensangrentado de Gaitán, el revolver con que lo mataron y le
repiten, una y otra vez, que el líder popular está muerto y
definitivamente enterrado.
Mientras tanto, el Monumento arquitectónico diseñado por Rogelio
Salmona, en el pórtico de la que fuera la última morada de mi padre,
como espacio de PARTICIPACIÓN POPULAR, quedó en manos de las directivas
de la Universidad Nacional, convirtiéndolo en depósito de sus muebles y
enseres dados de baja, que ahora vende el Banco Popular…
Si Luis Carlos Restrepo pregonó con éxito, durante el mandato de
Uribe Vélez, que había que sepultar la memoria colectiva que guarda el
pueblo por su líder, a él, en cambio, pedimos no olvidarlo, por
corrupto, vicioso y mentiroso, que se inventó la desmovilización de un
supuesto frente de las FARC, cuya existencia negó el propio grupo
guerrillero, protagonizando un truculento montaje público, cuyo nombre –
inventado por el propio Luis Carlos Restrepo, según afirma la Fiscalía –
fue el de FRENTE “CACICA GAITANA”!!! ¿Acto fallido? ¿Obsesión con
Gaitán? ¿Lapsus mental? Vaya uno a saber lo que corre por la mente de
este hombre psicológicamente enfermo, que pretendió cometer memoricidio
con el recuerdo de Gaitán, que fraguó la desmovilización del imaginado
frente Cacica Gaitana y que, según cuentan sus coterráneos,
aparentemente es hijo de un "chulavita" o "pájaro" (sicario) de La
Violencia del Eje Cafetero de Colombia, como parte integral del
genocidio al Movimiento Gaitanista.
Sería coherente, dados sus antecedentes, que el “sepulturero” les
hubiera sugerido a los paramilitares de Urabá el sacrílego nombre de
Autodefensas Gaitanistas de Colombia, que reparten hojas volantes donde
amenazan con realizar un paro armado para impedir la reforma agraria
planteada en la Ley 1448 de 2011, que tanto malestar les ha causado a
los huérfanos del poder que fueron parte del gobierno de Álvaro Uribe
Vélez.
Bogotá, febrero de 2012
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