Jakog Augstein, editor del semanario Freitag, conversó con el ex Presidente de La Izquierda Oskar Lafontaine en el Maxim-Gorki-Theater de Berlín. |
Jakog Augstein, editor del
semanario Freitag, conversó con el ex Presidente de La Izquierda Oskar
Lafontaine en el Maxim-Gorki-Theater de Berlín.
Jakob
Augstein: Cuando ayer me dijeron que Sahra [Wagenknecht] no vendría, que en su
lugar vendría Oskar, se me escapó la risa nerviosa. Como si estuviera en una
película de Helmut Dietl o en un sketch de Loriot. Ahora puedo
preguntarle, ¿qué papel juega su aspecto físico o su peinado en la política?
Oskar
Lafontaine: Y yo puedo responderle que soy célebre por irradiar una erótica
fría.
Lo
absurdas que llegan a ser estas preguntas se hace así evidente. Pero tengo que
decir que si hubiera venido Sahra Wagenknecht no hubiera hecho ninguna alusión
a su peinado.
Le
trasladaré de todos modos la pregunta. [1]
Lo
que de verdad me ha ocupado estos últimos días ha sido sobre todo el affaire
de nuestro Presidente [Christian Wulff]: ¿no le sorprende que los medios de
comunicación y los lectores hayan llegado a una valoración tan diferente?
Muchos hablan ya de una persecución.
No
me sorprende. Gran parte de la población no tiene nada contra los tabloides y
sus chismes. Pero cuando atropellan a alguien la mayoría dice: es suficiente.
Pero
la cercanía de un político a los ricos inquieta a la mayoría de la gente
claramente mucho menos que a mí.
Los
políticos no han de dejarse cooptar por los ricos. De alguien como Christian
Wulff por desgracia ya no puede creerse que las nobles virtudes que predica él
mismo las practique. Pero honestamente, no es algo que me preocupe en demasía.
A menudo me pregunto si el cargo de Presidente de la República sigue siendo
después de todo necesario. Cuando fui Presidente del Bundesrat [Senado] tuve
que representar en alguna ocasión al Jefe de Estado. Ahí me di cuenta de lo
“estresante” que era en realidad el cargo. De hecho, podría ejercerlo el
Presidente del Bundesrat sin problemas. Las decisiones más importantes podrían
asignarse al Tribunal Constitucional.
¿Ha
desaparecido la aspiración a los valores universales?
Se
articula más bien de manera inconsciente, con el descontento hacia el
neoliberalismo, que ha reducido a los hombres a la categoría de mercancías. Se
trata de un desarrollo social mórbido. La gente se da cuenta de que los valores
desaparecen cada vez más y más en el campo burgués.
¿No
es tarea de las élites dar a conocer las perspectivas de mejora? O dicho de
otro modo: ¿no necesita la gente líderes?
La
idea tiene en un principio raíces religiosas, la idea de igualdad, la idea de
que la dignidad del hombre es inviolable, es una idea cristiana. [2] La
idea fundamental de la izquierda deriva de la igualdad de los hombres ante
Dios, la idea de amor al prójimo. La única tarea de la élite es argumentar a su
favor, en el sentido de la Ilustración.
¡Usted
tiene que saber de lo que habla! Junto con Gregor Gysi fundó, sin apoyos
externos, un nuevo partido.
Sin
embargo debemos explicar y convencer. Nuestro propósito fue establecer un
contrapoder que se opusiese a los desarrollos sociales entonces dominantes.
Naturalmente, también porque el SPD [Partido socialdemócrata alemán] y Los
Verdes son partidos neoliberales. No se trata más de abrirse paso solamente a
la retórica dominante del neoliberalismo.
Podemos
verlo en la expresión crisis de deuda. Con ella se ha hecho política. Pero lo
que tenemos no es ninguna crisis de deuda, sino una crisis bancaria e
institucional.
¡Mire,
ahí estamos plenamente de acuerdo! Las palabras son instrumentos de dominación.
Los conceptos modelan nuestro pensamiento, nos esclavizan. A menudo me he dado
cuenta de cómo yo mismo he caído en clichés. Siempre intento asegurarme de
tener una idea clara de las cosas. Una palabra como terrorismo, pongamos por
caso. Siempre le pregunté a Angela Merkel: señora canciller, Ud. quiere
combatir el terrorismo. ¿Pero qué quiere decir exactamente con ello? Durante
dos años le planteé la pregunta en el Parlamento. Se limitó a sentarse en su
sillón y a ojear cualquier documento que tuviera sobre el escritorio. No podía
responder a la pregunta. Más tarde un funcionario del Ministerio del Interior
recibió el encargo de redactar una ley para recolectar datos para la lucha
contra el terrorismo. Allí se afirma que el terrorismo es el uso ilegal de la
violencia para la imposición de intereses políticos. En el Parlamento la
CDU/CSU [conservadores], el FDP [liberales], SPD [socialdemócratas] y Los
Verdes han decidido pues que George W. Bush y Tony Blair son terroristas. Y si
en Afganistán se utiliza la violencia ilegal, ¿qué hemos de concluir de esta
ley para los políticos responsables en la República federal?
Por
utilizar de nuevo otra expresión común en el pensamiento neoliberal: usted es
político profesional, su “producto” es la política. ¿Sigue existiendo una
demanda para su producto?
Sí,
porque los hombres esperan que sus condiciones de vida mejoren. Lo que me cruza
a menudo por la cabeza pero no consigo entender es por qué los jubilados siguen
votando a partidos que recortan sus pensiones.
¿Conoce
usted el concepto Liquid Democracy?
No.
En
principio se trata de que la gente pueda escoger libremente lo que más le
interesa de los programas de diferentes partidos: la política de transporte
público de Los Verdes, la política económica de La Izquierda, la política de
Internet de los Piratas.
Eso
es una reivindicación de la democracia directa. ¿Qué habría de tener yo en
contra de eso?
Se
pasaría por encima de los partidos.
Sí,
eso se llama democracia directa.
¿No
deberían los militantes de su partido poder elegir directamente la presidencia
del partido?
Si
tuviéramos un sólo presidente o presidenta, sí. Pero tenemos que respetar una
cuota en la presidencia. [3] Cuando se escoge a dos personas que no se
llevan bien entre sí, para el partido no supone más que inconvenientes.
[Rudolf] Scharping y [Gerhard] Schröder, por ejemplo, en la presidencia [del
SPD]; siempre fue mal. La Izquierda ha sido el primer partido que ha incluido
en su programa los referendos vinculantes a sus propios militantes para todas
las cuestiones políticas.
En
mayo habrá elecciones en Schleswig-Holstein. La Izquierda presenta una
intención de voto del dos por ciento, aunque el Zeitgeist la acompaña y
Sahra Wagenknecht publica incluso en el [conservador] Frankfurter Allgemeine
Zeitung.
El
número de lectores que ha tenido el texto de Sahra Wageknecht Schluss mit
Mephistos Umverteilung! [¡Acabemos con la redistribución mefistofélica!] en
el Frankfurter Allgemeine Zeitung sólo pueblo explicármelo por la
inseguridad en el campo burgués. Por desgracia pocas personas saben que La
Izquierda es el único partido que conoce la salida de la crisis: un sistema
bancario público, concesión de créditos del BCE a los estados europeos,
reestructuración de la deuda y un impuesto a las rentas más elevadas. Si los
electores de Schleswig-Holstein supieran todo esto, entonces estaremos
representados con toda seguridad en su parlamento regional.
Muchos
estarían de acuerdo con una nacionalización de la banca.
Sí,
pero la crisis financiera es opaca. No por casualidad dijo Henry Ford que si la
gente conociese de verdad nuestro sistema monetario entonces haría la revolución.
Y falta coherencia. Helmut Schmidt, por ejemplo, ha calificado a los
responsables de la crisis de psicópatas y reclamado una mayor regulación, pero
al mismo tiempo ha propuesto a Peer Steinbrück como candidato a canciller, esto
es, a un hombre que ha contribuido en buena medida a la desregulación del
sistema financiero. A las personas les falta la experiencia concreta de que La
Izquierda puede realizar sus reivindicaciones. A menudo me preguntan por qué en
el Sarre podemos alcanzar el 20% de los votos. La respuesta es muy sencilla:
los trabajadores del Sarre han pasado por situaciones muy difíciles que yo he
vivido a su lado.
Recién
acaba de disolverse el gobierno de la CDU. ¿Qué hará usted ahora?
Me
presentaré como candidato a las elecciones.
¿Luchará
por una coalición roji-roja [SPD-La Izquierda], aún cuando el SPD del Sarre ya
le ha transmitido su intención de rechazarla antes incluso antes de que se
celebren los comicios?
Sí.
El rechazo en el SPD del Sarre no lo comparten todos los socialdemócratas. Mi
propósito es evitar que el SPD de allí se coaligue con la tambaleante CDU y
aplique un brutal programa de austeridad para las escuelas, la policía y los
hospitales.
Quizá
las personas no entiendan simplemente qué es realmente La Izquierda como
partido. Yo mismo siempre me pregunto: ¿se trata de un partido socialista o de
un partido verdaderamente socialdemócrata?
La
base de nuestro programa es que la propiedad debe fundarse sobre el trabajo. La
propiedad se adquiere con el trabajo. Con ello cuestionamos el actual orden
económico en el que una minoría que con frecuencia ni siquiera trabaja es rica
mientras la mayoría trabaja para ellos. El viejo principio liberal de que “la
propiedad se origina en el trabajo” sólo lo representa La Izquierda.
¿Pero
puede un partido socialista en un sistema no socialista obtener algún
resultado?
Todos
los partidos socialistas en el transcurso de su historia han quedado muy lejos
de sus objetivos. De lo que concluyo que el capitalismo tiene un enorme
potencial intoxicador para acoger y cooptar. ¿Cómo se sale de ello? Vivimos en
una democracia imperfecta e incompleta, debemos hacer un trabajo de Sísifo. La
idea de una dictadura de un partido es irreconciliable con la idea de
socialismo.
Ahora
que entramos en la cuestión de la República Democrática Alemana, ¿cuál fue el
error por la que pereció?
Fracasó
porque en este estado de obreros y campesinos los trabajadores tenían muy poco
que decir. Acabo con ella la falta de democracia.
¿Y
en qué punto se desvió la República Federal Alemana del camino adecuado (si es
que alguna vez estuvo en el camino adecuado)?
Un
punto de inflexión importante fue la caída del Muro de Berlín y el desplome de
los estados comunistas. Desde entonces el neoliberalismo se ha expandido con
una audacia aventurera.
No
quisiera hablar con Ud. sobre Sahra Wagenknecht...
Es
un tema en el que debo confesarle que no soy imparcial.
…
pero actualmente juega un papel importante en el partido. En su último libro, Freiheit
statt Kapitalismus [Libertad en lugar de capitalismo], habla positivamente
de la economía de mercado, lo que ha sorprendido a muchos.
A
mí no. Si se lee el libro correctamente, uno se da cuenta de que en realidad se
refiere al así llamado ordoliberalismo de Walter Eucken. La máxima de Eucken de
la economía de mercado era que quien obtiene los beneficios, debe también
adherirse a los perjuicios. Eso significa que quien obtiene beneficios también
debe responder por las pérdidas. Lo que ya no tiene ningún significado, toda
vez que en nuestra época sin pies ni cabeza las pérdidas de los bancos han sido
impuestas a la comunidad. Otro aspecto a tener en cuenta del libro sería que el
estado debería de estar por encima de la economía. Esta frase disolvería hoy
nuestro sistema por completo. A este respecto me parece muy ingenioso volver a
recordar justamente esto.
N. del T.:
[1] Jakob Augstein y
Oskar Lafontaine bromean sobre las preguntas y comentarios superficiales que
los periodistas acostumbran a dirigir a Sahra Wagenknecht. [2] Alusión
al primer artículo de la Ley Fundamental para la República Federal Alemana:
“Die Würde des Menschen ist unantastbar” (La dignidad del hombre es
inviolable). [3] La presidencia de La Izquierda se divide entre dos
miembros en razón de su origen (Alemania oriental/Alemania occidental) y
paridad de género (hombre/mujer).
Oskar Lafontaine fue Presidente del partido de La Izquierda
entre 2007 y 2010.
Traducción para www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero
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