sábado, 21 de diciembre de 2013

Mirador: ¿Qué pasa en Avianca?

Carlos A. Lozano Guillén

El titular de esta nota obedece a la pregunta que se hacen muchos colombianos, porque poco a poco se agota la paciencia de los usuarios por los abusos de la principal y más antigua línea aérea colombiana, no tan criolla, porque a ratos parece más brasileña, además de la condición del holding y las alianzas comerciales que la une a aerolíneas de otros países.



Avianca es un monopolio del transporte aéreo, que tiene la licencia de las mejores rutas, en detrimento del buen servicio y de otras aerolíneas nacionales y extranjeras que también cubren importantes rutas nacionales. Cuenta con un aeropuerto en Bogotá y de las mejores comodidades y privilegios en los aeropuertos de las principales capitales del país.


Sin embargo, esas prioridades, otorgadas con el argumento de que se trata de una “empresa emblemática”, no son correspondidas con un buen trato a sus pasajeros, sometidos a la cancelación arbitraria de vuelos, a la sobreventa de pasajes, al incumplimiento de los horarios y al mal trato a sus trabajadores que no cuentan con reconocimientos salariales y laborales que se correspondan con el alto costo de los pasajes. De los más caros del mundo. Un pasaje de Bogotá a Barranquilla puede valer en algunos casos, casi igual a uno internacional. O uno Bogotá-La Habana-Bogotá, ruta recién estrenada, puede ser más costoso que Bogotá-Madrid-Bogotá.


El reciente conflicto laboral con los pilotos obedeció a los bajos sueldos y pocos estímulos laborales, como denunciaron los dirigentes sindicales en este semanario. Y ni qué hablar del trato a las azafatas y empleados en tierra. Las aglomeraciones para el chequeo en las distintas rutas se toma más del tiempo necesario debido al escaso personal, sometido a extenuantes jornadas y a la multiplicación de funciones.


Hace pocas semanas hubo una asonada porque hizo crisis el mal servicio, la suspensión de vuelos, la fusión de otros y el retraso de la mayoría de ellos sin ninguna explicación. Tuvieron que intervenir la ministra de Transportes y el presidente de la compañía, aunque no hubo explicaciones razonables. La funcionaria por enésima vez amenazó con drásticas medidas que jamás se cumplen. Es una empresa consentida de la libre competencia neoliberal, que no es cierta porque Avianca monopoliza las mejores rutas y saca de la competencia al que se le da la gana.


El avión que el pasado 9 de noviembre cubría la ruta La Habana-Bogotá tuvo que abortar el despegue debido al daño de un motor. Por minutos no hubo el siniestro. En Bogotá un funcionario reconoció en voz baja que hay problemas de mantenimiento. ¿Quién le pondrá el cascabel al gato?


carloslozanogui@etb.net.co



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