sábado, 21 de diciembre de 2013

Carlos A. Lozano Guillén, candidato al Senado de la República.- Mensaje de fin de año

Carlos A. Lozano Guillén, candidato al Senado de la República.- Alianza Verde No. 36 en el tarjetón
Mensaje de fin de año 2014: Año de la paz y de conquistas sociales


Los hechos más importantes de 2013, año en agonía, son los avances en la Mesa de Paz de La Habana, donde los delegados del Gobierno Nacional de Colombia y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) buscan concretar acuerdos para el logro de una paz estable y duradera; y el auge de la lucha social, en especial el significado y trascendencia del paro agrario y popular.



La paz es un bien supremo a la que puede llegarse si la clase dominante, representada en el gobierno de Juan Manuel Santos, acepta cambios políticos, sociales y económicos, en particular aquellos que tienen que ver con las causas del conflicto. Se refieren a la ausencia de democracia y de justicia social. Algo se avanzó en el tema agrario y de participación política, pero aspectos medulares quedaron en el refrigerador, porque los voceros gubernamentales vacilan ante la presión de la derecha y de los enemigos de la paz dentro y fuera del Gobierno. Con todo está en marcha la discusión del tema del narcotráfico, cuarto de la agenda y tercero en el orden establecido, cuyo acuerdo determinaría la evacuación, así sea parcial, de la mitad de la agenda contenida en el Acuerdo General.


Esta realidad obliga a la izquierda, a los amigos de la paz, a los sectores democráticos y a las organizaciones sociales y `populares, a ponerse en movimiento en función de apoyar la Mesa de La Habana y a exigir los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Solo con la presión de las masas se allanará el camino hacia el acuerdo de paz estable y duradera y a la Asamblea Nacional Constituyente, que no solo refrendará los acuerdos sino que podrá definir sobre los desacuerdos. La paz es posible pero no depende de la voluntad del Gobierno y de la oligarquía colombiana, sino de la capacidad de los sectores democráticos para imponerla como un derecho fundamental y constitucional que es.


El levantamiento social y popular demostró que hay demasiadas deudas históricas del Estado dominante con el pueblo colombiano. No solo con el campo sino también con los trabajadores y con la ciudad que está en manos de clientelas y mafias corruptas que predominan en la política tradicional. Seguramente el próximo año persistirán las movilizaciones y los estallidos sociales. La paradoja es que el Gobierno Nacional hace gárgaras con el crecimiento de la economía, pero aumentan la pobreza y las lacras sociales propias e inherentes al sistema de dominación del capital. Dicho crecimiento favorece a la oligarquía que se lucra del trabajo de los hombres y de las mujeres. Aquella aumenta las utilidades mientras estos pierden poder adquisitivo y menguan los ingresos. La tenaza del Gobierno y de los empresarios les han negado un salario mínimo digno a los trabajadores.


El camino es la acción de masas sin vacilaciones: respaldar la Cumbre Agraria y Popular, en febrero del próximo año y los preparativos de un paro cívico nacional contra las políticas neoliberales y de amenaza al patrimonio público que favorecen el interés del gran capital y de las transnacionales.


Hay que rescatar el Congreso de la República para la política decente, la que antepone el interés público al privado, alejada de la corrupción y de las prebendas. Es posible con la alternativa que ofrece la izquierda y los sectores democráticos, en particular la lista por la paz de convergencia de la Alianza Verde, la Unión Patriótica, el Partido Comunista y otras fuerzas nacionales, regionales y sociales, Así como buscar una candidatura popular y democrática de unidad, como lo ha propuesta Aída Avella Esquivel, candidata presidencial de la unión Patriótica. Esta perspectiva está en el camino del Frente Amplio por la Paz y la Democracia.


La destitución de Gustavo Petro como Alcalde de Bogotá, medida arbitraria del procurador Alejandro Ordoñez, desconoce la soberanía popular y es un raponazo más a la democracia. En cierta medida este hecho cambió el escenario de la política y obliga a la unidad y convergencia de la izquierda y sectores progresistas del país. Hace posible avanzar en defensa de lo público y abrir el camino a la renovación democrática de la vida nacional. Solo así es viable la verdadera paz con democracia y justicia social.


Feliz Navidad y un venturoso año de 2014 para los colombianos y las colombianas. Que el nuevo año sea de avances en la paz y en las mejores condiciones de vida para el pueblo colombiano.


Carlos A. Lozano Guillén

Candidato al Senado de la República


Alianza Verde No. 36 en el tarjetón


Coalición Alianza Verde, Unión Patriótica y otras fuerzas políticas y sociales del país.


Bogotá D.C. 21 de diciembre de 2013





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