Aspecto del Salón Fundadores de la Universidad con lleno completo en el acto de homenaje a Jaime Pardo Leal.
Palabras (resumen) de Carlos A. Lozano Guillén, miembro del Comité Ejecutivo Central del Partido Comunista Colombiano y director de VOZ, en el acto de homenaje a Jaime Pardo Leal, ex candidato presidencial de la Unión Patriótica, asesinado hace 23 años. Salón Fundadores de la Universidad Autónoma de Colombia, 14 de octubre de 2010.
Compañeras y compañeros: Tanto a los que integran la distinguida mesa directiva de este acto en homenaje a nuestro inolvidable Jaime Pardo Leal, destacado jurista y combatiente revolucionario, militante de la Juventud Comunista y luego del Partido Comunista hasta el final de sus días. Un fraternal y cordial saludo en nombre del Partido Comunista Colombiano y del colectivo de VOZ en esta reunión, colmada de asistentes (el salón estaba totalmente atiborrado por los participantes) que tiene un especial reconocimiento a la vida de este hombre, que asumió con coraje y capacidad la primera candidatura presidencial de la Unión Patriótica, con tanto éxito, porque su personalidad demostró que la izquierda podía adelantar la campaña con firmeza, con principios y orientada a plantear una alternativa de izquierda y de transformación política y social.
Por eso, esta noche evocamos la memoria de Jaime, no en un ritual de todos los años, y aunque nos da rabia su crimen aún impune, como el de la mayoría de dirigentes y militantes de la Unión Patriótica, preferimos recordar su carcajada de alegría, de deseo de vivir y de compromiso en la lucha revolucionaria. Jaime Pardo Leal fue un ejemplar combatiente revolucionario; comprometido a fondo en la lucha por la paz, la democracia y el socialismo. Decía ayer (13 de octubre) en la reunión de la Coordinadora Nacional de Víctimas y familiares del Genocidio de la Unión Patriótica, en Bogotá, con la participación de cerca de mil asistentes de todo el país, que “los comunistas no le rendimos culto a la muerte, sino a la vida. Nos duelen nuestros muertos, nos da rabia la impunidad, pero miramos siempre con esperanza el porvenir; ponemos el acento en el futuro, en los cambios que nuestro país reclama. Repudiamos actos morbosos y macabros, como el del Gobierno actual, que hace unas semanas escupía el cuerpo de un jefe guerrillero muerto por toneladas de bombas que le botaron encima, mientras Rodrigo Rivera, ministro de Defensa, se dolía de la muerte de una perrita, Sasha, en el mismo escenario” ¡Ahí está de cuerpo entero la falta de humanismo de esta oligarquía despiadada que nos gobierna!
Es la demostración de que en Colombia nada ha cambiado, por mucho que se diga que hay un presidente más decente. Podrá modificar el lenguaje pero es el mismo Gobierno de los últimos años de actos nauseabundos, como que el presidente Juan Manuel Santos no vacila en decir que “Uribe Vélez es el segundo libertador de Colombia”. ¡Libertador de qué! Cuando lo que se impuso en los últimos 8 años fue la barbarie. Los contenidos de este gobierno, que al fin y al cabo es lo que importa, son los mismos de los ochos años de la horrible noche. Es el mismo capitalismo explotador, acompañado de la violencia desde las alturas del poder para silenciar a los opositores y a los críticos.
Pasaron 23 años y es como si Colombia se hubiera quedado quieta, en el mismo punto. Los postulados de la Unión Patriótica están vigentes. Los mismos que ejercen el poder tratan ahora, como ayer, de justificar el genocidio de la Unión Patriótica con iguales argumentos tan falaces como mentirosos. La clase dominante colombiana carga el fiasco de ser la responsable, por la intolerancia y la mezquindad del genocidio de la Unión Patriótica. La mayoría de sus dirigentes y militantes lo eran también del Partido Comunista Colombiano. La Unión Patriótica fue el propósito y la esperanza de una paz que nunca llegó, pero también la alternativa de que la izquierda construyera un camino expedito hacia la paz con democracia y justicia social. El objetivo, en momentos de auge de la izquierda en Colombia, fue truncado a sangre y fuego poir fuerzas oscuras, ligadas al militarismo y al poder.(…)
Si Jaime Pardo Leal viviera, al igual que la mayoría de nuestros mártires, estaría con nosotros fortaleciendo y defendiendo la idea y el carácter patriótico y de izquierda del Polo Democrático Alternativo. Por colocarlo en la condición de ser un bastión de la lucha antiimperialista, por romper las ataduras con el imperialismo; y de la lucha antioligárquica para conquistar profundos cambios políticos, económicos y sociales. Estos no se logran por el camino de la conciliación, de la debilidad política, de congraciarnos con el establecimiento, de aceptar sus dádivas para recibir las migajas. La realización plena del Polo Democrático, si quiere subsistir como una opción de izquierda ante el poder dominante de la derecha explotadora y violenta, no está en la llamada unidad nacional bajo ninguna modalidad. Allá los que quieran creer en eso y que se entreguen, igual que antes lo hicieron otros. Así nos lo estaría diciendo Jaime Pardo Leal. Estoy seguro de ello.
Si el Polo Democrático Alternativo quiere cumplir con su papel histórico tienen que preservar su identidad de izquierda, su opción de ser otro poder de calidades diferentes a la derecha, ligado a los intereses de los trabajadores y del pueblo colombiano. Por aquí estaba Clarita López Obregón y estoy seguro que estaría de acuerdo conmigo o por lo menos con la mayoría de estas opiniones que hoy unifican a los sectores mayoritarios del Polo que defienden su existencia como una razón para persistir en la lucha de una nueva Colombia de democracia y de justicia social.
Hoy como ayer tiene sentido la izquierda si los propósitos están unidos a la lucha por la paz, la democracia y la justicia social, distintos, totalmente, a los que representa el gobierno de Juan Manuel Santos. El pueblo colombiano tiene el derecho a otra oportunidad. Favorable a sus intereses para ponerle fin al capitalismo explotador, a la violencia terrorista del Estado y a forjar un nuevo país con profundos cambios en que el pueblo sea el principal de sus protagonistas.
Muchas gracias.
Paco Arnau / Ciudad futura
Miles de mineros en otras explotaciones chilenas siguen trabajando en condiciones infrahumanas gracias a complicidad de sucesivos gobiernos.
Culmina el rescate de los 33 mineros atrapados en Chile. Nos congratulamos por ello y nos unimos a la gran alegría que esta buena noticia ha causado a sus familiares y compañeros de trabajo. Pero ello no debe hacernos olvidar que es necesario que los responsables paguen sus culpas, primer paso de las medidas que habría que adoptar para que algo así no vuelva a ocurrir.
El circo mediático-religioso montado en las carpas que se instalaron a tal efecto en torno a la mina San José de la Compañía San Esteban, S.A. en Atacama (norte de Chile) parece que ha cumplido sus objetivos si al mensaje que nos ha llegado desde los medios nos remitimos… parecería que el hundimiento de la mina haya sido provocado por un “fénómeno natural” y que la supervivencia y el rescate de los mineros hayan sido “fenómenos sobrenaturales” (con permiso de la NASA, de la que también se habló en los medios como expertos colaboradores en el rescate). Al menos tres sectas religiosas se han atribuído ya el “milagro”. Según informaba el diario londinense The Guardian en su edición del 11 de octubre: “Tres denominaciones [religiosas], adventistas, católicos y evangélicos se adjudican el logro de haber pedido la intervención divina para mantener con vida a los 33 mineros (…) en la mina San José”.
Por su parte, los empresarios sin escrúpulos cuyo afán de lucro sin límites ha sido la principal causa del “accidente” (al igual que en el reciente vertido tóxico en el Golfo de México o en el caso más reciente aún en Hungría), se apresuraron tras el cierre de la mina a declarar la quiebra de la compañía explotadora (en todos los sentidos del término) para así ahorrarse el pago de las nóminas a sus trabajadores. Desde hace años la CUT, principal sindicato de Chile, viene denunciando ante una administración incompetente las más que pésimas condiciones de seguridad en las que trabajan los mineros en ésta y otras explotaciones de la zona, propias del siglo XIX en cuanto a medidas de protección y prevención de riesgos laborales y en las que se han registrado decenas de accidentes en los últimos tiempos, algunos de ellos mortales. La mina de la que hablamos ni siquiera disponía de una simple escalera de salida en caso de accidente.
Los responsables… y los irresponsables
Ministerio de Minas Golborne
A la gestión criminal de los empresarios habría que añadir la incalificable inoperancia de los organismos estatales de Inspección de Trabajo y del Ministerio de Minas, cuyos irresponsables no han perdido la ocasión de colgarse medallas por el rescate en el reality show mediático-clerical montado en torno a la mina. El gobierno chileno, el actual del postpinochetista recién nombrado Piñera y sobre todo el anterior de la socialdemócrata Bachelet, ha sido colaborador necesario de esos empresarios sin escrúpulos después de años de mandato sordo a las denuncias y reclamaciones sindicales en pos de la seguridad y la mejora de las calamitosas condiciones de trabajo en la minas del Norte de Chile.
Miles de damnificados del terremoto que asoló recientemente una parte de Chile siguen esperando ayudas de la administración que nunca llegan e indemnizaciones que sus compañías de seguros simplemente no pagan. Miles de mineros en otras explotaciones chilenas, la principal riqueza natural del país, siguen trabajando en condiciones infrahumanas gracias a la estulticia cómplice e ininterrumpida de sucesivos gobiernos al servicio de una de las clases propietarias más depredadoras de Latinoamérica, lo que hace que Chile sea hoy uno de los países con mayor nivel de desigualdad social del planeta tras varios quinquenios de gobiernos de turno democristianos y socialdemócratas cuyo balance ha sido consolidar un capitalismo salvaje sin cortapisas legales basado en la sobreexplotación de la mano de obra y la precariedad de las condiciones de trabajo para, finalmente, allanar el camino de la vuelta al poder de los pinochetistas travestidos de demócratas; un entorno en el que, por lo que se ha visto y se ve, se mueven como tiburones en el agua las sectas religiosas y la superstición iletrada y medieval
Legislando el fascismo
Una propuesta de ley aprobada por el Gobierno de Netanyahu reafirma la naturaleza judía de Israel, principalmente a expensas de la democracia. Si un ciudadano no judío aspira a la plena igualdad debería convertirse al Judaísmo Ortodoxo.
Khalid Amayreh / Middle East Monitor, traducido para Rebelión por Elena González
El domingo 10 de octubre, el gobierno conservador israelí aprobó una propuesta que obligaría a los ciudadanos que no fueran judíos a jurar lealtad a Israel como estado judío. Si bien la propuesta no establece explícitamente que los que no sean judíos disfrutarán de menos derechos y privilegios en comparación con los ciudadanos judíos, así es como la mayoría de la gente ha entendido la ley. Siga..
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