Lo que viene ahora
*Carlos A. Lozano Guillén
Director del Semanario VOZ
La liberación de Ingrid Betancourt, de los tres ciudadanos estadounidenses y de once miembros de la Fuerza Pública en poder de la guerrilla de las FARC, fue recibida con júbilo en el país y en el exterior, como tenía que ser. El operativo de rescate, más que estrictamente militar, fue un acto audaz y de inteligencia, cuyo desenlace fue incruento y feliz, aunque no dejó de tener riesgos evidentes, como ocurre con todo operativo de fuerza, inclusive acudiendo a maniobras de engaño y apoyados en infiltrados y desertores como parece lo fue en este caso mediante las labores de inteligencia.
La paz o la guerra sigue siendo el dilema de los colombianos y las colombianas. En este sentido, por lo menos dos aspectos deben considerarse a futuro, en la perspectiva de solución del conflicto. Se desprenden de la efervescencia que produce el éxito del reciente operativo y son los siguientes, no necesariamente en ese orden de prioridades:
Primero, el Gobierno Nacional no debe caer en el triunfalismo con el afán de utilizar las liberaciones a favor de la segunda reelección del presidente Álvaro Uribe Vélez. Casi que como un trofeo reeleccionista. Un operativo “limpio” como el de la “Operación Jaque” no se repite, así, en este caso, no sean fáciles de analizar sus componentes, porque es obvio que el Ministerio de Defensa y los altos mandos militares no han divulgado todos los detalles que concurrieron al éxito. Hay factores que influyeron, casi que de forma definitiva, que no se conocen, unos aparecerán poco a poco por las investigaciones periodísticas y otros, seguramente, se mantendrán ocultos por mucho tiempo. Siga..
Director del Semanario VOZ
La liberación de Ingrid Betancourt, de los tres ciudadanos estadounidenses y de once miembros de la Fuerza Pública en poder de la guerrilla de las FARC, fue recibida con júbilo en el país y en el exterior, como tenía que ser. El operativo de rescate, más que estrictamente militar, fue un acto audaz y de inteligencia, cuyo desenlace fue incruento y feliz, aunque no dejó de tener riesgos evidentes, como ocurre con todo operativo de fuerza, inclusive acudiendo a maniobras de engaño y apoyados en infiltrados y desertores como parece lo fue en este caso mediante las labores de inteligencia.
La paz o la guerra sigue siendo el dilema de los colombianos y las colombianas. En este sentido, por lo menos dos aspectos deben considerarse a futuro, en la perspectiva de solución del conflicto. Se desprenden de la efervescencia que produce el éxito del reciente operativo y son los siguientes, no necesariamente en ese orden de prioridades:
Primero, el Gobierno Nacional no debe caer en el triunfalismo con el afán de utilizar las liberaciones a favor de la segunda reelección del presidente Álvaro Uribe Vélez. Casi que como un trofeo reeleccionista. Un operativo “limpio” como el de la “Operación Jaque” no se repite, así, en este caso, no sean fáciles de analizar sus componentes, porque es obvio que el Ministerio de Defensa y los altos mandos militares no han divulgado todos los detalles que concurrieron al éxito. Hay factores que influyeron, casi que de forma definitiva, que no se conocen, unos aparecerán poco a poco por las investigaciones periodísticas y otros, seguramente, se mantendrán ocultos por mucho tiempo. Siga..
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