París 23 de noviembre de 2008
El reconocimiento que le hace Francia a Carlos Lozano es para nosotros los recién liberados, para los secuestrados y para todas nuestras familias, un motivo de satisfacción por lo que representa como gesto de justicia hacia un hombre que, a pesar de la polarización de nuestro debate nacional, siempre puso la vida y la libertad por encima de todo.
En momentos de nuestra historia en que hablar a favor de los secuestrados era “políticamente incorrecto”, que luchar por su liberación era mal recibido por todas las corrientes extremistas del país, lo cual lo puso en riesgo de ser malinterpretado, atacado, o perseguido, Carlos Lozano siempre puso su VOZ al servicio de la causa más noble: la de la defensa de la dignidad del ser humano.
Creemos que Francia y a través de ella, la comunidad internacional, estimulan con este reconocimiento, las vocaciones de todos aquellos que luchan por la concordia y la paz en el mundo.
Nuestra sociedad debe tomarse una pausa para reflexionar en lo que esto significa para nuestro país: el ser capaces de valorar la acción de un compatriota, no a través del lente cerrado de las etiquetas partidistas, no a través de los prejuicios políticos que nos habitan a todos, sino a través de la tranquila tolerancia que nace de la fe en la bondad del ser humano.
Ingrid Betancourt
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