lunes, 10 de febrero de 2014

Agresiva campaña electoral en el sur del Tolima

Carlos Lozano candidato al senado Alianza Verde No 38. Foto archivo Nelosi
Por Nelson Lombana Silva

Recorrimos una parte importante del vasto territorio del sur del departamento de Tolima en el marco de la campaña electoral exponiendo las vigentes y promisorias tesis de la Unión Patriótica y la Alianza Verde para el senado con nuestro camarada Carlos Lozano número 38 en el tarjetón y la candidatura presidencial de Aída Avella Esquivel.



Fue un contacto persona a persona, recorriendo las calles y los caminos de Chaparral y Ortega, con un camarada oceánico de contextura física e ideológica férrea: Raúl Rojas González.


A su paso la gente sale y lo saluda. “Usted fue el único que movió al pueblo a exigir acueducto para Chaparral”, le recordó con gratitud un habitante de esta municipalidad. Raúl no hace pausa. No desaprovecha oportunidad para convocar a la lucha ahora nuevamente con la Unión Patriótica. También aprovecha para explicar la alianza verde y la necesidad histórica de apoyar copiosamente la candidatura al senado de Lozano Guillén. “La izquierda consecuente debe apoyarlo, Carlos Lozano es miembro de Marcha Patriótica también”, dice.


La gente siente con entusiasmo y esperanza la reaparición de la Unión Patriótica y va entendiendo el proceso unitario que se abre espacio en Colombia. “Es la única forma de avanzar la izquierda”, dice Reinel Villabón.


La comunidad denuncia y anuncia. Denuncia los atropellos que se vienen sucediendo, sobre todo, la forma sucia como los candidatos de la derecha vienen adelantando el debate electoral. Causa asco. Vergüenza. La ola de inseguridad y el dominio delincuencial que se viene presentando en Chaparral, la tierra del ministro de justicia Alfonso Gómez Méndez, la tierra que soporta la presencia al parecer de once batallones de alta montaña del ejército, policía, agentes secretos, sapos e informantes a granel.


Pero, también anuncia a través de sus rostros quemados por el sol, la lluvia y las incesantes frustraciones de un Estado cada vez más incapaz de resolver las necesidades de la comunidad, la posibilidad de construir una región distinta, fundamentada en la paz con justicia social y en cambios estructurales en todos los campos posibles. “La pelea es peleando y tarde o temprano el futuro será nuestro”, dice el compañero Ángel Campos con sus propias palabras.


Un par de ejemplos podrá ilustrar un poco lo que viene sucediendo en esta parte del Tolima y de Colombia, bajo el silencio sepulcral de los medios masivos de comunicación y que los habitantes relatan tímidamente, básicamente porque temen la cruda represión y porque saben perfectamente que en la región no hay garantías para decir la verdad y muchos menos denunciar los atropellos de la clase dominante. Saben que la fuerza paramilitar está ahí intacta al servicio del más fuerte.


El viernes 7 de febrero se llevó a cabo una misa en horas de la tarde y fueron convocados todos los ancianos de la comarca. El alcalde municipal Hugo Fernando Arce Hernández, ni corto ni perezoso aprovechó la liturgia para ordenar a los longevos a votar por un tal Ángel Gaitán, de lo contrario, los programas estarían en veremos. “Hasta el cura se prestó para esto”, dijo un habitante chaparraluno.


Por su parte, Carlos Eduardo Buenaventura, director regional del Instituto Colombiano de Biennestar  Familiar, Icbf, al parecer hizo firmar un contrato solo por dos meses condicionando a las madres comunitarias a apoyar el candidato de sus preferencias. Al parecer habría dicho: “Si gana seguirán los contratos, de lo contrario, no será posible”.


Hace 20 días, unidades policiales dinamitaron una máquina 350 retroexcavadora, (Paladraga oruga) en la vereda Yaguara, cerca al charco La Tortuga del río Tetuán, máquina propiedad de Dumar Parra. Los uniformados al no poder llevársela procedieron a colocarle una carga de dinamita, dicha paladraga era utilizada por mineros artesanales de la región, la cual al aparecer está avaluada en 300 millones de pesos. Una más fue incautada en el corregimiento de Amoyá, sector de Tuluní, se trata de una Hitachi 150, la que se encuentra inmovilizada en el municipio de Guamo, Tolima. “No hay empleo, los campesinos tratan de buscar el sustento diario y las autoridades no nos dejan. ¿Qué hacemos?”, dice un obrero que a diario se juega la vida buscando el preciado metal en el municipio de Chaparral.


La delincuencia común pulula en la denominada “tierra de grandes”, a pesar de la fuerte militarización como ya se dijo. En pleno luz del día las personas de bien son atracadas, hechos que en la mayoría de veces quedan en la impunidad. No obstante, las autoridades militares y policiales gastan fuertes sumas de dinero en publicidad que hablan sobre la supuesta seguridad que ofrecen. “Hay seguridad pero para las multinacionales y transnacionales que se están robando nuestros recursos naturales”, señalan habitantes de esta comarca.


Esa es la cruda realidad que se viene presentando en el sur del Tolima, mientas tanto, el gobierno Santos desplega todo el poder de la maquinaria burgués en busca de su reelección. La semana anterior, - por ejemplo – cinco ministros recorrieron el territorio tolimense. ¿Haciendo qué?




No hay comentarios:

Publicar un comentario