Por Nelson Lombana Silva
Las salidas en falso de don Gustavo Petro son cada vez más evidentes, perjudicando en grado sumo el proceso unitario de la izquierda colombiana y el crecimiento del Polo Democrático Alternativo. Cada vez actúa con más irresponsabilidad. Su personalismo a ultranza es más fuerte en él que el interés colectivo que caracteriza tan encomiable proyecto que durante tanto tiempo se viene cocinando en este país insular frente a procesos democráticos del continente latinoamericano.
Parece el niño díscolo de la familia que no respeta ni reglas de juego, ni comportamientos o decisiones preestablecidas con tal de imponer a la fuerza bruta sus iniciativas personalistas y egocéntricas. Quizás, acude al pensamiento derechista de Nicolás Maquiavelo, que dice: "El fin justifica los medios".
Para una persona medianamente sensata, la cosa es demasiado elemental: Hay un ideario de unidad y unos estatutos, ¿Qué difícil es discutir, debatir, respetando esas normas y esos puntos programáticos aprobados?
Pero para el señor Gustavo Petro eso le queda grande y como cualquier liberal, irrespeta las mayorías, la unidad, el proyecto político y públicamente, usando los medios de comunicación del régimen, no ahorra términos desobligantes y antidemocráticos.
Últimamente, se enojó porque la juventud le exigió postura, unidad y sindéresis, definiciones claras y sin ambages. Primero en Cali en el congreso del Polo Rosa, cuando le condenaron su decisión de votar por el procurador general de la nación, oscuro y siniestro personaje de la ultraderecha. Luego, en Ibagué en el marco del primer congreso joven del Polo. Su arribo al abarrotado teatro Tolima no causó el mismo entusiasmo que causó la presencia del maestro Carlos Gaviria Díaz, la atronadora ovación de todos los presentes con exclamaciones de presidente, presidente, presidente, le hizo perder todos sus estribos y comportamiento de respeto hacia las mayorías. Le ganó el personalismo.
Las palabras sensatas del maestro Gaviria lo marearon, llevándolo a pretender reventar el congreso joven, redactando un puerco comunicado de prensa y haciendo retirar a sus jóvenes. Pero tacó burro, porque de los 414 delegados, solo se retiraron 17, tomando decisiones mayoritariamente 397, que estuvieron presentes con suma responsabilidad y espíritu unitario discutiendo con carácter sus propuestas pero aceptando el consenso de las mayorías como regla de oro de la democracia.
Las palabras textuales del presidente nacional del Polo, fueron: "Que las tendencias, cada una por su lado busque sus intereses, me parece deplorable, pero que haya distintas maneras de enjuiciar las políticas del partido, incluso, dentro de un partido de izquierda, me parece sano, incluso, positivo, siempre que cumpla dos condiciones: primero, que identifiquemos claramente cuáles son las diferencias y que las diferencias sean de carácter ideológico y no de otro carácter; en segundo lugar, que sepamos tramitar esas diferencias".
De acuerdo a ese postulado, Gustavo Petro no sabe tramitar las diferencias, por dos razones fundamentales: No discute en el escenario propio y en segundo lugar, no acepta el consenso sagrado de las mayorías. Le da todos los elementos al enemigo de clase para que ataque al Polo, ventilando pública e irresponsablemente sus puntos de vista, pero lo más grave: No respeta las decisiones mayoritarias y sale a los medios a plantear sus propuestas como si fueran las conclusiones generales. Eso es grave.
Por eso Gaviria insistió en la instalación del congreso joven en no presentar tesis, ni hacer sugerencias y ni trazar directrices. "Creo, dijo, en la capacidad y la sindéresis de la juventud para debatir y tomar decisiones correctas a favor del proyecto Polo Democrático Alternativo".
Sostuvo: "Debatan con un espíritu de reconocimiento del argumento del adversario y el espíritu democrático, que consiste justamente en esto: Que estoy dispuesto a defender mis argumentos, a escuchar los del otro, porque la política es una actividad fundamentalmente retórica, pero, cuando no lleguemos a un acuerdo, la regla de oro de la democracia es que las mayorías es la que toma las decisiones y debe estar presto a acatar las decisiones mayoritarias".
Eso incomodó a don Gustavo Petro y presa de la rabia e impotencia no tuvo más alternativa que acudir al "cañazo" de retirarse de la dirección nacional de la mesa de unidad, dándole "papayita" a la derecha irresponsablemente, mandando un mensaje pésimo al pueblo colombiano y colocando en entredicho el hermoso y duro proceso de unidad de la izquierda colombiana. ¡Qué inmadurez y qué ambición personalista tan exacerbada!
Las salidas en falso de don Gustavo Petro son cada vez más evidentes, perjudicando en grado sumo el proceso unitario de la izquierda colombiana y el crecimiento del Polo Democrático Alternativo. Cada vez actúa con más irresponsabilidad. Su personalismo a ultranza es más fuerte en él que el interés colectivo que caracteriza tan encomiable proyecto que durante tanto tiempo se viene cocinando en este país insular frente a procesos democráticos del continente latinoamericano.
Parece el niño díscolo de la familia que no respeta ni reglas de juego, ni comportamientos o decisiones preestablecidas con tal de imponer a la fuerza bruta sus iniciativas personalistas y egocéntricas. Quizás, acude al pensamiento derechista de Nicolás Maquiavelo, que dice: "El fin justifica los medios".
Para una persona medianamente sensata, la cosa es demasiado elemental: Hay un ideario de unidad y unos estatutos, ¿Qué difícil es discutir, debatir, respetando esas normas y esos puntos programáticos aprobados?
Pero para el señor Gustavo Petro eso le queda grande y como cualquier liberal, irrespeta las mayorías, la unidad, el proyecto político y públicamente, usando los medios de comunicación del régimen, no ahorra términos desobligantes y antidemocráticos.
Últimamente, se enojó porque la juventud le exigió postura, unidad y sindéresis, definiciones claras y sin ambages. Primero en Cali en el congreso del Polo Rosa, cuando le condenaron su decisión de votar por el procurador general de la nación, oscuro y siniestro personaje de la ultraderecha. Luego, en Ibagué en el marco del primer congreso joven del Polo. Su arribo al abarrotado teatro Tolima no causó el mismo entusiasmo que causó la presencia del maestro Carlos Gaviria Díaz, la atronadora ovación de todos los presentes con exclamaciones de presidente, presidente, presidente, le hizo perder todos sus estribos y comportamiento de respeto hacia las mayorías. Le ganó el personalismo.
Las palabras sensatas del maestro Gaviria lo marearon, llevándolo a pretender reventar el congreso joven, redactando un puerco comunicado de prensa y haciendo retirar a sus jóvenes. Pero tacó burro, porque de los 414 delegados, solo se retiraron 17, tomando decisiones mayoritariamente 397, que estuvieron presentes con suma responsabilidad y espíritu unitario discutiendo con carácter sus propuestas pero aceptando el consenso de las mayorías como regla de oro de la democracia.
Las palabras textuales del presidente nacional del Polo, fueron: "Que las tendencias, cada una por su lado busque sus intereses, me parece deplorable, pero que haya distintas maneras de enjuiciar las políticas del partido, incluso, dentro de un partido de izquierda, me parece sano, incluso, positivo, siempre que cumpla dos condiciones: primero, que identifiquemos claramente cuáles son las diferencias y que las diferencias sean de carácter ideológico y no de otro carácter; en segundo lugar, que sepamos tramitar esas diferencias".
De acuerdo a ese postulado, Gustavo Petro no sabe tramitar las diferencias, por dos razones fundamentales: No discute en el escenario propio y en segundo lugar, no acepta el consenso sagrado de las mayorías. Le da todos los elementos al enemigo de clase para que ataque al Polo, ventilando pública e irresponsablemente sus puntos de vista, pero lo más grave: No respeta las decisiones mayoritarias y sale a los medios a plantear sus propuestas como si fueran las conclusiones generales. Eso es grave.
Por eso Gaviria insistió en la instalación del congreso joven en no presentar tesis, ni hacer sugerencias y ni trazar directrices. "Creo, dijo, en la capacidad y la sindéresis de la juventud para debatir y tomar decisiones correctas a favor del proyecto Polo Democrático Alternativo".
Sostuvo: "Debatan con un espíritu de reconocimiento del argumento del adversario y el espíritu democrático, que consiste justamente en esto: Que estoy dispuesto a defender mis argumentos, a escuchar los del otro, porque la política es una actividad fundamentalmente retórica, pero, cuando no lleguemos a un acuerdo, la regla de oro de la democracia es que las mayorías es la que toma las decisiones y debe estar presto a acatar las decisiones mayoritarias".
Eso incomodó a don Gustavo Petro y presa de la rabia e impotencia no tuvo más alternativa que acudir al "cañazo" de retirarse de la dirección nacional de la mesa de unidad, dándole "papayita" a la derecha irresponsablemente, mandando un mensaje pésimo al pueblo colombiano y colocando en entredicho el hermoso y duro proceso de unidad de la izquierda colombiana. ¡Qué inmadurez y qué ambición personalista tan exacerbada!
Ibagué, febrero 10 de 2009
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