Después de varios días de guardar silencio, por fin, hoy jueves 26 de febrero, a las ocho de la mañana, habló el presidente Álvaro Uribe Vélez desde la “Casa de Nari”, durante seis minutos, para declararse casi que consternado por las evidencias que no dejan la menor duda de las chuzadas del DAS a los magistrados de la Corte, periodistas y dirigentes políticos de la oposición, todas ilegales y como parte de la cacería de brujas muy propia de la “seguridad democrática”.
Seis minutos duró la alocución presidencial para un tema tan delicado y de tanta trascendencia, ni siquiera aceptó preguntas de los “comunicadores” como llamó a los periodistas que estaban presentes y a la espera de la rueda de prensa, anunciada con antelación. No hubo la más mínima autocrítica, como es la costumbre en él y en los uribistas. Como si el DAS no dependiera de manera directa de la Presidencia de la República. Para Uribe no existe responsabilidad política, todo le resbala en el colmo del abuso del poder. Seis minutos diletantes para un escándalo que removió los cimientos mismos de la institucionalidad ante la protesta digna de la Corte Suprema de Justicia. Siga..
Seis minutos duró la alocución presidencial para un tema tan delicado y de tanta trascendencia, ni siquiera aceptó preguntas de los “comunicadores” como llamó a los periodistas que estaban presentes y a la espera de la rueda de prensa, anunciada con antelación. No hubo la más mínima autocrítica, como es la costumbre en él y en los uribistas. Como si el DAS no dependiera de manera directa de la Presidencia de la República. Para Uribe no existe responsabilidad política, todo le resbala en el colmo del abuso del poder. Seis minutos diletantes para un escándalo que removió los cimientos mismos de la institucionalidad ante la protesta digna de la Corte Suprema de Justicia. Siga..
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