jueves, 12 de septiembre de 2013

El Acuerdo General y la Mesa de La Habana: Un año después…

Por: Hernando López

¿Cómo están los diálogos de paz después de un año de aprobado el Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera y de la instalación de la Mesa de La Habana?


El 26 de agosto de 2012 fue firmado en La Habana, Cuba, el “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” entre los representantes del Gobierno de Colombia y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, dado a conocer el 7 de septiembre del mismo año; el 18 de octubre de 2012, en Osolo, Noruega, se instaló la mesa de diálogo y un mes después, el 19 de noviembre, comenzaron las conversaciones de paz en La Habana, con el respaldo nacional e internacional. Solo las fuerzas oscuras de la reacción y de la extrema derecha se opusieron al acontecimiento histórico, casi que ignorado por la Casa Blanca, cuyo vocero hizo una tímida e inocua mención del suceso nacional y mundial.

Fue un largo recorrido a través de la “fase exploratoria”, colmada de vicisitudes y tropiezos, el peor de ellos la muerte del comandante Alfonso Cano, quien era el interlocutor del presidente Santos en las aproximaciones que conducirían a abrir la puerta en la búsqueda de la paz, hecho que puso a prueba la voluntad de paz de la insurgencia.

El resultado de esta primera etapa fue el “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, documento medular que guía los diálogos y que por su contenido es la hoja de ruta para llegar al punto culminante: paz con justicia social. El Acuerdo incluye el preámbulo que define la existencia del conflicto y su naturaleza política y social y, por ende, esclarece que la “construcción de la paz es asunto de toda la sociedad” porque implica, entre otros cosas, el fortalecimiento de la democracia, mayor equidad social y la protección de los derechos humanos, causas del conflicto. Contiene también la agenda de seis puntos y las reglas de funcionamiento que terminan con la máxima de que “nada está acordado hasta que todo esté acordado”. Son los tres componentes del Acuerdo General con fuerza vinculante. Partes de la integralidad, que debe ser acatada.

Importantes avances

El 19 de noviembre del año pasado comenzaron los diálogos de paz, en el Centro de Convenciones de La Habana, Cuba, centrados en forma exclusiva en la agenda contenida en el Acuerdo General. Por primera vez, un intento de solución política dialogada con las FARC comenzaba por el derecho, en los temas de fondo que originaron el conflicto.

Nunca la oligarquía colombiana había aceptado discutir los cambios políticos, económicos y sociales con la insurgencia, en el entendido que fueron las causas del conflicto armado. Fue posible, quizás, porque ocho años después de la “seguridad democrática” y de la aguda confrontación armada, fracasó la vía militar, porque a pesa

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