La represión policial no sólo enfrentó a 30 encapuchados que lanzaron piedras y bombas molotov, sino a la totalidad de la manifestación. (Getty Images) |
Mientras Carabineros lanzaba gases lacrimógenos y chorros de agua contra los movilizados, el presidente Piñera reconoció “errores” en su gestión y volvió a llamar a “terminar con la violencia”.
Agencias
Fuerzas antidisturbios de la policía militarizada de Carabineros de
Chile reprimieron este jueves una masiva marcha de estudiantes
secundarios y universitarios frente al presidencial Palacio de La
Moneda, con un saldo de 54 detenidos y 32 policías heridos, según un
vocero de los uniformados.
La fuerza pública utilizó carros lanza-agua y gases lacrimógenos para
disolver la columna, cuando intentó acercarse a la sede del Poder
Ejecutivo para exigir con gritos y pancartas medidas que garanticen una
educación de calidad y sin fines de lucro.
La columna, que se extendió por varias cuadras de la Alameda Bernardo
O’Higgins, la principal arteria del centro de la capital, reunió a
entre 20 mil y 150 personas, según las fuentes.
La movilización fue convocada por la Confederación de Estudiantes de
Chile (Confech) y el Colegio de Profesores y se caracterizó con diversas
expresiones artísticas de los jóvenes.
Cuando el acto central se iba a iniciar, comenzaron los incidentes y
la policía lanzó gases lacrimógenos y chorros de agua desde carros
hidrantes, represión que inicialmente fue resistida por los
manifestantes.
Pero ante la gran cantidad de gases y agua, los estudiantes quedaron
acorralados en el centro de la avenida y luego intentaron dispersarse
por calles aledañas, con señales de asfixia y ojos enrojecidos.
La represión policial no sólo enfrentó a 30 encapuchados que lanzaron
piedras y bombas molotov, sino a la totalidad de la manifestación.
Mientras la marcha se desarrollaba y se gestaba la represión, el
presidente Sebastián Piñera reconoció “errores” en su gestión y volvió a
llamar a “terminar con la violencia, las tomas y los paros que tanta
destrucción y daño han alcanzado”.
El mandatario insistió con el Gran Acuerdo Nacional por la Educación
(GANE), que propuso la semana pasada y que apunta a alcanzar un progreso
mediante el diálogo y el “trabajo bien hecho”.
“Espero que en nuestro país tengamos esa madurez y ese patriotismo
para que, más allá de las legítimas diferencias, haya un objetivo común
que es hacer un país mejor”, añadió.
El único dirigente que alcanzó a pronunciar su discurso antes de los disturbios, Gajardo, resaltó que el objetivo de
lamarcha
es que “los actores reales de esta discusión seamos considerados”, ya
que “aquí el Gobierno ha tratado de realizar acuerdos, pero sin
considerar a los actores directamente involucrados”.
“Queremos avanzar hasta La Moneda, porque nos queremos dirigir al
presidente de la República y demostrarle que su Gran Acuerdo Nacional es
un acuerdo unilateral que no involucra a todos los actores que han
planteado este tema en el debate nacional”, enfatizó la dirigente de la
Universiad de Chile, Camila Vallejo.
El presidente de la Federación de Estudiantes, Giorgio Jackson,
celebró “la manifestación masiva” a la que consideró “un ejemplo de que
no estamos conformes con lo propuesto por el gobierno”.
En sintonía, Gajardo resaltó que “un movimiento que cuenta con más de
80 por ciento de la simpatía ciudadana, demuestra que hay una crisis en
el sistema educativo en general”.
Los estudiantes, a los que el gobierno prometió una inversión en
educación de 4.000 millones de dólares en varios años, suman dos meses
movilizados, en medio de un alto apoyo social, según sondeos.
Los estudiantes, que exigen un plebiscito y nacionalizar la renta del
cobre para financiar la gratuidad de sus estudios, tienen en jaque al
gobierno, cuyo apoyo bajó a mínimos históricos.
La situación estudiantil se da en medio de movilizaciones
ambientales, regionales y sociales este año, cruzada por una crisis de
representación política, coinciden todos los sectores.
Encuestas de todo signo revelan que entre 60 y 70 por ciento de los
chilenos rechazan al presidente, las coaliciones políticas y al
Congreso.
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