viernes, 5 de febrero de 2016

La otra verdad

Por Carlos A. Lozano Guillén

El señor Jorge H. Botero, columnista on-line de la revista Semana, resolvió arremeter contra el suscrito porque me atreví a escribir sobre la necesaria unidad de la izquierda, en función del posacuerdo después de firmada la paz estable y duradera entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC-EP.



No le gustó al señor Botero que hubiera asegurado que el derrumbe soviético fue una derrota al movimiento comunista internacional y a las organizaciones sindicales, sociales y populares. Tampoco que utilizara el concepto de posacuerdo en lugar de posconflicto que es al que a él le agrada.


Jorge H. Botero es representante del capital financiero en Colombia, el mismo que le produce sangre, sudor y lágrimas a los colombianos, porque a miles de compatriotas los dejó sin casa y sin recursos, debido al crédito caro y al abuso inhumano que hace en su condición de consentido predilecto de la oprobiosa política neoliberal. Por esta razón, no me extraña su reacción ante mi artículo ni tampoco sus agravios insolentes. Me trata de ignorante. Para un señorón de la oligarquía es inaceptable que haya gente que piense con independencia y diferente a él. Eso lo tengo claro. Es parte de la intolerancia en este país, que con el mismo argumento poco democrático no tolera la oposición democrática y de izquierda al statu quo que considera inmodificable.


Botero me recuerda lo que considera desafueros soviéticos y del socialismo real, que, desde luego, no fue ajeno a graves errores. Pero “olvidó” los crímenes de su admirada democracia occidental, en particular de Estados Unidos, Hiroshima y Nagasaki, las guerras de rapiña, la fabricación de golpes militares y la doctrina de seguridad nacional que fomentó en sus países satélites. En Colombia tuvieron expresión en la guerra y el exterminio contra la izquierda como ocurrió con la Unión Patriótica. No es bueno sufrir de amnesia histórica.


Y sí, el derrumbe soviético fue una derrota para la izquierda. Si Botero reconociera la otra verdad se hubiera dado cuenta de la crisis que sufrió y que llevó a los más débiles en el campo de la ideología a desplazarse sin ninguna vergüenza a las filas de la derecha. Menos mal ese no fue mi caso. Me siento orgulloso de ser de izquierda y militante comunista a pesar del riesgo que ello implica en un país en donde campea la antidemocracia, la intolerancia y el terrorismo de Estado.


Posacuerdo es el concepto más conveniente porque el acuerdo de paz estable y duradera le pone fin a la confrontación armada, pero no al conflicto social. La brecha de ricos y pobres seguirá siendo un punto de contradicción entre el capital y el trabajo. En quienes se acomodan en el capital con intereses mezquinos de amasar riqueza aprovechando la plusvalía de los trabajadores y la explotación del capital, regulado por leyes que benefician a la minoría elitista y burguesa. Estas luchas sociales y populares en las condiciones del posacuerdo serán democráticas, no armadas y animadas en la lucha por el poder para los cambios democráticos y populares.



*Director del semanario VOZ






No hay comentarios:

Publicar un comentario