General Mirza Aslam Beg
Information Clearing House
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Frontier Post: En la noche del 25 al 26 de noviembre, aviones y helicópteros artillados estadounidenses y de la OTAN atacaron dos puestos fronterizos paquistaníes en el área de Salala de la Agencia Mohmand y mataron a 28 soldados paquistaníes, incluidos dos oficiales –una violación flagrante de la soberanía territorial de Pakistán y de los términos de cooperación con la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF)-.
De hecho, este incidente forma parte de una conspiración contra Pakistán, resultante de la frustración de la ISAF que, al haber perdido la guerra, ha comenzado a partir de Afganistán sin una garantía de una salida segura. El incidente de Salala explica su desesperación y su siniestro propósito.
Las tropas paquistaníes que operaban en el área de Salala, en la noche del 25 al 26 de noviembre, habían atrapado a unos 50 combatientes de Tehrik-e-Taliban-e-Pakistan (TPP), pertenecientes al grupo Waliur Rahman/Fazalullah, involucrados en actividades contra Pakistán.
Los combatientes pidieron ayuda a la ISAF y los aviones y helicópteros artillados de la OTAN y de EE.UU. se apresuraron a rescatar a los combatientes atrapados. Los dos puestos paquistaníes fueron atacados intensamente. El oficial paquistaní que comandaba los puestos se puso inmediatamente en contacto con la ISAF y advirtió de que estaba atacando los puestos paquistaníes, y que había que detener el fuego, pero el mensaje fue ignorado y el ataque continuó durante más de dos horas, hasta que los combatientes fueron rescatados y llevados a la seguridad del territorio afgano. Este brutal ataque de la ISAF no fue el único incidente, porque anteriormente nuestros puestos fronterizos habían sido atacados por los combatientes, apoyados por la ISAF, matando a muchos de nuestros soldados. Fue la tercera vez que la ISAF violaba el territorio paquistaní.
El año pasado, en septiembre de 2010, ocurrió un incidente similar en nuestra frontera, matando a muchos de nuestros soldados. La segunda vez se introdujeron profundamente en Pakistán para matar a Osama bin Laden cerca de Abbottabad y se salieron con la suya. Hace algunos meses, en una reunión de altos oficiales en el cuartel general, advertí de que la ISAF “volvería a poner a prueba nuestros nervios” y que más valía que nos preparáramos para tomar represalias contra semejantes intrusiones. Recomendé que se considerara el “Concepto de Castigo Selectivo” del Cuerpo 10, implementado por el general Safdar, SJ, GOC 12ª División en 1990, que silenció los cañones indios a lo largo de la Línea de Control, mediante atrevidas y “rápidas acciones de represalia”. Pero en este caso, en Salala, no se pudo emprender ese tipo de “rápida acción de represalia”, por ello, ahora tenemos que considerar la elección de la mejor alternativa para asegurarnos de que ese tiempo de incidentes no se repita. Una acción de represalias, para ‘pagar sangre con sangre’, es la mejor opción, pero el enemigo está ahora en alerta total.
Una “réplica” habría sido la mejor alternativa, es decir, “volvernos contra los atacantes con duras acciones punitivas”. Al respecto, el gobierno ya ha iniciado algunas de acciones como: el rechazo de las condolencias; la detención de suministros de la ISAF a través de Pakistán; no más ataques de drones; la Base Aérea Shamsi debe desocuparse; Pakistán no participará en la Conferencia de Bonn el 5 de diciembre; se cancelarán todas las visitas, giras, eventos deportivos, etc., que impliquen a EE.UU. y la UE; emprender contactos diplomático con países amigos para pedir apoyo; terminar con las actividades normales y revisar los vínculos con EE.UU.
Ya que las fuerzas de ocupación operan bajo el mandato de las Naciones Unidas, Pakistán ha planteado el tema a la ONU para que investigue y castigue a los perpetradores de este crimen. A pesar de los 10 años de lucha de las fuerzas de ocupación, se encuentran atrapadas “entre la espada y la pared” porque han perdido la guerra, son incapaces de retener el control sobre Afganistán y no tienen garantías de una salida segura. Y sin embargo la ISAF quiere salirse con la suya, obligando a Pakistán a eliminar las bases de apoyo de los talibanes en territorio paquistaní y al obligar a Mullah Umar a negociar la paz “basándose en las condiciones de los perdedores (la ISAF)”.
Esta demanda ilógica tampoco es factible, por lo tanto la ISAF puede decidir el abandono de Afganistán en un estado de pánico. En 1990 los estadounidenses inspiraron una guerra civil, que llevó al ascenso de los talibanes, que fueron atacados en 2001 y el país fue ocupado utilizando la frágil acusación de que albergaba a Osama y a su banda de al Qaida. Afganistán volverá otra vez a un estado caótico, sin paz en la región. El incidente de Salala ha suministrado la oportunidad de corregir el curso de las relaciones paquistaníes-estadounidenses e indemnizar por las pérdidas del pasado.
Por lo tanto las prioridades de Pakistán podrían ser:
Revisar los vínculos con EE.UU. y establecer relaciones basadas en la igualdad y el respeto mutuo.
No se debe permitir que EE.UU. establezca la hegemonía india sobre Pakistán y Afganistán porque equivaldría a cambiar la realidad geohistórica, confirmada por Quaid-e-Azam, de proteger los intereses de seguridad de Pakistán.
Pakistán debe terminar la continua lucha contra sus propias tribus y establecer la paz en las fronteras, eliminando en esas áreas el ingreso de agencias extranjeras.
Es probable que la ISAF abandone Afganistán en un estado de desorden. Por lo tanto es nuestra responsabilidad ayudar a nuestro fraternal vecino, eliminar las trazas de engaño, intrigas y divisiones creadas durante los últimos 30 años de ocupación extranjera.
En 2001 nos unimos a la ISAF en su guerra contra Afganistán y cometimos el peor pecado. Debemos corregir ese error, estableciendo nuestras relaciones con el pueblo de Afganistán y colaborar totalmente con él para reconstruir el país y su modo de vida tradicional. Pakistán pasa por tiempos muy difíciles que exigen que la nación dé lo mejor de sí misma. A la nación no le faltará ni resistencia ni reacción para enfrentar estos desafíos. El patrimonio geohistórico de la nación paquistaní proviene de la Civilización del Indus, y también está permeado del ímpetu y de los valores de las grandes civilizaciones con las que comparte sus fronteras. Que nadie tome a Pakistán a la ligera y que no quepa duda en la mente de nadie de que Pakistán surgirá de semejantes profundidades de pena y sacrificio, como un país vibrante y progresista, para reivindicar su justo lugar en la comunidad de las naciones.
El autor es ex Jefe del Estado Mayor del Ejército de Pakistán. Contacto: friendsfoundation@live.co.uk
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article29894.htm
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