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Una investigación de Survival ha
revelado pruebas alarmantes de que algunas de las tierras de cultivo
más productivas de Etiopía les están siendo arrebatadas a los pueblos
indígenas locales y arrendadas a empresas extranjeras para el cultivo y
la exportación de comida, mientras que miles de sus ciudadanos pasan
hambre en medio de la devastadora sequía que afecta a la región.
Enormes
extensiones de tierra fértil en la zona del río Omo, en el sureste de
Etiopía, se están alquilando a empresas malasias, italianas y coreanas.
Así lo asegura al menos la ONG Survival, según la cual, estas tierras
también están siendo despejadas para la creación de vastas plantaciones
de propiedad estatal para la producción de cultivos destinados a la
exportación, a pesar de que 90.000 indígenas de la zona dependen de
ellas para su supervivencia.
Además, según la información que
facilita la ONG, el Gobierno tiene previsto aumentar la cantidad de
terreno que debe ser despejado hasta, al menos, las 245.000 hectáreas,
en gran parte para plantaciones de caña de azúcar.
La sequía que
afecta a la región, la peor de los últimos sesenta años, ha llevado a
millones de personas a pasar hambre. Las tribus del valle del Omo están,
por ahora, en una situación relativamente segura. Sin embargo, el
Gobierno las considera “atrasadas” y está decidido a “modernizarlas”:
quiere que dejen de ser agricultores, pastores y cazadores
autosuficientes para convertirse en trabajadores de las enormes
plantaciones, según denuncia Survival, la cual, añade que "también es
posible que simplemente se los expulse de sus tierras".
Parte de
este plan implica construir una serie de presas en el río Omo, entre
ellas la presa de Gibe III, que será la mayor presa de África. A
continuación se construirán cientos de kilómetros de canales de riego
que desviarán las aguas que hasta ahora eran fuente de vida, lo que
dejará a la población indígena sin la inundación anual de la que
dependen sus cultivos.
Según la ONG Survival las comunidades
locales son intimidadas para que no hablen con foráneos o periodistas, y
"no ha habido un verdadero proceso de consulta previa". Una persona que
visitó recientemente la región dijo a Survival que el Gobierno y la
policía están estrechando el cerco, encarcelando y torturando a los
indígenas y violando a las mujeres, para que no se opongan al robo de
tierras. Un indígena contó a este visitante: “Ahora la gente vive con
miedo, tienen miedo del Gobierno. Por favor ayuden a los pastores del
sur de Etiopía, están muy amenazados”.
El director de Survival
International, Stephen Corry, ha declarado al respecto que “los
indígenas del valle del Omo no son ni ‘atrasados’ ni necesitan que los
‘modernicen’: forman parte del siglo XXI tanto como las multinacionales
que quieren apropiarse de sus tierras. La tragedia estriba en que
forzarlos a convertirse en jornaleros llevará, casi con toda seguridad, a
una drástica reducción de su calidad de vida y los condenará al hambre y
a la miseria, como ya les sucede a muchos de sus compatriotas”.
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