The Excavator
Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez |
Como suele suceder,
acerca de los ataques terroristas cometidos el 22 de julio en Oslo en
Noruega están apareciendo informaciones y evidencias nuevas que
despiertan sospechas de que el suceso ha estado orquestado por fuerzas
secretas del Mosad, la CIA y la OTAN.
Yo las llamo a las tres «la coalición de la muerte».
Wayne Madsen, un periodista de investigación, informó el domingo 24 de
julio de que Anders Behring Breivik, el responsable de los ataques
tildado de pistolero solitario, tiene vínculos con la francmasonería y
defiende el programa sionista. Madsen ha escrito lo siguiente:
Anders
Behring Breivik es sospechoso de la matanza de más de 80 personas en el
campamento que las juventudes del Partido Laborista realizaban en una
isla noruega y del atentado con bomba de Oslo. A Breivik se le califica
de fundamentalista cristiano, aun cuando fuera un masón y un defensor de islamófobos sionistas tan depravados como Pam Geller y Richard Pipes.
Por
sí solo, el hecho no significa que debamos depositar la culpa
directamente ante las puertas del Mosad. Pero es una pieza más de un
puzle que estamos resolviendo a oscuras, y hará falta algún tiempo para
que todas las piezas encajen.
El otro día me equivoqué cuando
dije que el Mosad estaba detrás de los ataques de Oslo. Olvidé mencionar
a la astuta CIA y a la OTAN como sospechosas de los asesinatos.
No es únicamente un delito sionista. Es un delito del conjunto del eje
del mal que ha apresado a las democracias occidentales: la astuta CIA,
el delincuente Mosad y la ilegal OTAN. Todos sus intereses estaban
amenazados por el gobierno democrático de Noruega.
El periodista de investigación Webster G. Tarpley cuenta en su artículo «Norway Terror Attacks a False Flag»
(«El terrorismo noruego realiza una operación de bandera falsa») que
Noruega estaba lista para cancelar en el mes de agosto sus misiones de
bombardeo en Libia y poner fin a su participación en ese crimen de
guerra en curso.
Tarpley también menciona el hecho de que hay
testigos que informaron de que había dos pistoleros en la escena del
crimen, lo que siembra dudas de que este sea otro golpe terrorista de un
«asesino solitario». Tarpley prosigue:
La presencia de
un segundo pistolero es sin duda muy inoportuna para la teoría del
asesino solitario, ya que constituye una prueba incontrovertible de
conspiración criminal, algo que los medios de comunicación suelen
preocuparse de evitar. En el caso noruego, las informaciones de la
existencia de un segundo hombre armado parecían seguir siendo bastante
persistentes 36 horas después de los sucesos, hasta el extremo de
soportar que se pueda derribar la totalidad de la versión oficial sobre
el particular.
Así pues, Noruega hizo de sí misma un
enemigo democrático de Israel por apoyar el esfuerzo palestino de
adquirir la condición de Estado en Naciones Unidas el próximo mes de
septiembre, y un enemigo democrático de la CIA y la OTAN porque ya no
quería tomar parte alguna en la conquista de los campos petrolíferos de
Libia.
Para obtener más información sobre la decisión de Noruega
de abandonar la guerra de Libia, véase este artículo del día 10 de
junio: «Norway to quit Lybia operation by August» («Libia abandonará la operación de Libia en agosto»)
Noruega fue atacada por las fuerzas secretas y corruptas que se
esconden tras la CIA, la OTAN y el Mosad, por negarse a secundar sus
agendas globales. Se imaginaban que podrían matar a dos pájaros de un
tiro volviendo a meter en cintura a Noruega en las cuestiones de Israel y
Palestina y Libia. De lo que estamos siendo testigos es de la estrategia de tensión que se libra en Noruega.
II. El regreso de los villanos de «Gladio»
Durante la Guerra Fría, las redes secretas «Gladio»
de la OTAN llevaban a cabo en ciudades europeas lo que se denomina
«ataques de bandera falsa», operaciones encubiertas de las que se
culpaba en falso a grupos izquierdistas y con las que se pretendía crear
un clima de miedo.
Los principales beneficiarios de los ataques
terroristas eran las fuerzas de seguridad del gobierno, los servicios
de inteligencia y las coaliciones políticas gobernantes.
Pero la
violencia y el terrorismo de Estado no acallarán la voz del pueblo de
Noruega y su gobierno democrático. Después de los ataques, el primer
ministro noruego, Jens Stoltenberg, ha declarado:
«Nadie
nos hará callar con bombas. Nadie nos hará callar con disparos. Nadie
nos impedirá a base de miedo ser Noruega. No vais a destruirnos. No vais
a destruir nuestra democracia ni nuestros ideales de un mundo mejor.»
(En una conferencia de prensa ofrecida en Oslo. La cita procede del la
noticia de la BBC «As it happened: Norway attacks» [«Tal como sucedió: los ataques contra Noruega»].)
Dios
bendiga a Noruega y Dios bendiga a la libertad. Los criminales de la
CIA, el Mosad y la OTAN tienen que pagar por su delito contra seres
humanos inocentes y contra la voz del pueblo.
Y hay un modo de
salir de esta era oscura de terrorismo de Estado. Tenemos que cavar
hasta encontrar la verdad y, luego, contarla, escribirla, gritarla. No
estamos condenados a ser rehenes de los terroristas de Estado.
No podemos ceder al miedo que artificialmente pretenden inducirnos, ni a
la presión de unos congéneres ignorantes, ni a la mentalidad ciega de
la manada que dice «eso es dejarse llevar por la teoría de la
conspiración, no tenéis pruebas, no tenéis ninguna prueba de que el
Mosad y la CIA estén dirigidas por criminales». Mierda.
Tenemos
todas las pruebas del mundo de que los mayores terroristas del planeta
están en el Mosad, en la CIA, en el MI6 y en otros servicios de
inteligencia occidentales. Están aniquilando el autogobierno, la
libertad de expresión y nuestra humanidad más elemental.
Madsen escribe:
Con
tantas evidencias de la participación del Mosad en los sucesos de Oslo,
cualquiera de nosotros puede referir hasta el enésimo grado cualquier
contacto sospechoso con israelíes o simpatizantes israelíes.
Contar
la verdad es una tarea que todos debemos suscribir. Para explicar unos
asesinatos y unos ataques terroristas con motivación política tenemos
que sepultar la absurda teoría del «pistolero loco y solitario»;
sencillamente porque no es cierta. Los conspiradores políticos de los
Estados son responsables de los ataques de Oslo y de otros ataques
terroristas en Estados Unidos y el mundo occidental.
No podemos
dejar que los granujas y demonios del Mosad y de la CIA se escapen
impunemente con el asesinato de gente inocente. Para hacer justicia se
debe contar la verdad sobre los ataques terroristas puestos en escena
por el Estado... y hay que hacerlo cuanto antes, en voz lo más alta
posible y todo lo que se pueda.
*Saman Mohammadi es estudiante universitario de Toronto (Canadá) y activista de la guerra de la información.
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