Carlos A. Lozano Guillén, candidato al Senado por la Alianza Verde (integrada por el Partido Alianza Verde, la Unión Patriótica |
Síntesis de las entrevistas a Carlos A. Lozano Guillén, candidato al Senado por la Alianza Verde (integrada por el Partido Alianza Verde, la Unión Patriótica, Podemos Colombia, Las Dignidades Campesinas por Colombia, Movimiento Político País Común, el Partido Comunista Colombiano, Fuerza de la Independencia, Movimiento por la Constituyente Popular, Fuerza Común y el Movimiento de Unidad Paz y Democracia), número 36 en el tarjetón.
Pregunta: Acaba de conocerse la sanción al Estado colombiano por la llamada Operación Génesis, perpetrada por una alianza de paramilitares y Ejército. Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos el Gobierno debe pedir perdón público por este acto atroz. ¿Qué opinión le merece a usted, doctor Lozano, esta sanción?
Respuesta: No es la primera vez que ocurre una sanción de esta naturaleza, este y anteriores gobiernos han tenido que pedir perdón por numerosas masacres y crímenes de Estado, cometidos por agentes del estado, miembros de la fuerza Pública y de organismos de seguridad, o en connivencia con grupos de paramilitares y narcotraficantes. Es la demostración palpable del entramado criminal que significa la alianza Estado-paramilitares-narcotraficantes para adelantar la guerra sucia contra la izquierda, organizaciones sindicales, sociales y populares. Es demostración palpable del terrorismo de Estado que aun existe en el país.
Estas sanciones son importantes, pero limitadas porque no generan las condiciones de la no repetición. La guerra sucia y la participación en ella de la fuerza Pública (militares y policía) es un problema estructural, porque son instituciones que funcionan todavía bajo la vieja doctrina de la seguridad nacional y del enemigo interno. Tienen una concepción contrainsurgente que se extiende a los luchadores políticos, sociales y a la oposición. Es la aplicación del antiguo dilema de están conmigo o están contra mi o de que todo vale en la acción contrainsurgente. Así continúan actuando por eso los militares colocan en la mira a Marcha patriótica y a organizaciones sociales de carácter popular.
En Colombia se requiere una reforma a fondo de la doctrina militar y del funcionamiento castrense. Y es paradójico que siendo tan necesario, el gobierno vete cualquier discusión sobre el tema en la Mesa de Diálogo de La habana y en el concierto político nacional. Son situaciones inamovibles, intocables. Al poder civil dominante le da miedo enfrentarse a los militares, sus voceros sienten pánico ante las charreteras. Y así es difícil democratizar la vida nacional y superar el flagelo de la guerra sucia. No está garantizado que situaciones como el genocidio de la Unión Patriótica, puedan superarse. Si se quiere la paz real e integral debe hacerse la reforma militar a fondo. Colombia necesita unas fuerzas militares democráticas, para la defensa de la soberanía nacional y no para atropellar al pueblo.
P: ¿Y a propósito cómo ve usted los diálogos de La Habana, les ve posibilidad y futuro?
R: Lo más importante es que pese a los obstáculos, a las vacilaciones gubernamentales y al saboteo de la extrema derecha uribista desde dentro y fuera del Gobierno, ahí van. La mesa está funcionando y reanuda labores el 13 de enero próximo. Sin embargo hay preocupaciones y peligros.
P: ¿Cómo cuáles?
R: Hay demasiada indecisión del Gobierno. La voluntad de paz es a medias, porque hay temas que no quiere discutir y en los puntos de la agenda acordados (agrario y participación política), están pendientes aspectos fundamentales y esenciales, causas del conflicto y de la necesaria apertura democrática y social que requiere Colombia para eliminar el origen político y social del conflicto interno.
P: ¿Es usted optimista?
R: Creo que es posible lograr la paz estable y duradera pero a condición del surgimiento de un movimiento muy fuerte por la paz, de un Frente Amplio por la Paz que respalde los diálogos con la insurgencia e imponga salidas democráticas. Es el esfuerzo que se está haciendo con la Lista al Senado por la Paz en la Alianza Verde que compromete a varios partidos y movimientos de talante democrático. Pero tiene que ir más allá. Se requiere un movimiento social y popular de gran envergadura. Solo podrá ser exitoso el diálogo de La Habana y el que se adelante, seguramente en pocos días, con el Ejército de Liberación Nacional.
P: A raíz del fallo de La Haya del diferendo con Nicaragua, Rusia y Chinaaparecen interesados en el tema, ello significa la presencia comunista en América Latina?
R: Bueno, le recuerdo que Rusia ya no es un país comunista ni socialista. El derrumbo soviético significó el vergonzoso regreso al capitalismo del primer país socialista en el planeta. La presencia de China y Rusia tiene más de interés económico que geopolítico. Están en su derecho. ¿Quién ha dicho que nuestro continente está reservado al interés de Estados Unidos como ha sido siempre, incluyendo invasiones y agresiones a nuestros hermanos latinoamericanos y caribeños? Otro asunto es el diferendo con Nicaragua, porque sin renunciar a nuestros derechos legítimos debemos propiciar es un clima de paz, de solución diplomática, sin acudir a provocaciones, insultos y descalificaciones como se hace en nuestro país por el poder dominante. La oligarquía y los militaristas que quieren inventarse una guerra contra Nicaragua, no han entendido que la tendencia predominante en América Latina es a la soluciones democráticas, a reforzar la amistas y la cooperación entre los países hermanos. Colombia no puede seguir siendo el Caín de América.
P: El gobierno dice que el país va bien. Y todo indica que es así por las cifras que así lo acreditan: crecimiento económico, desempleo de un dígito, baja inflación, más inversión extranjera y se podrían dar otros ejemplos. ¿Qué dice al respecto?
R: No soy tan optimista. La verdadera pregunta es; ¿A quién le sirve el aparente crecimiento económico? Si usted mira la inversión social es casi ninguna. El famosos plan de 100 mil viviendas va muy lento y al ritmo que va la ejecución no lo van cumplir. Cien mil viviendas, por ejemplo, la Revolución Bolivariana, las construye en dos semanas. Este sí es un ejemplo de solución social en masa al déficit habitacional del vecino país. Fue un plan de Chávez y lo sigue ejecutando Maduro. Es ejemplar.
Según la versión oficial, mejor, la estadística oficial, el crecimiento económico se debe a la rentabilidad del campo. No parece claro porque el más importante movimiento social en este año fue el de los campesinos, el paro agrario que sacudió al país en segundo semestre de 2013. No solo por la “deuda histórica con el campo”, reconocida por Santos y los empresarios, sino también por las carencias insatisfechas, viejas y nuevas, estás últimas provienen de los TLC y de la famosa inversión extranjera que se aprovecha del boom minero-energético. Otras provienen de la política neoliberal y de la economía de libre mercado del capital, en cuya aplicación los peces gordos se devoran a los pequeños. Así de sencillo. Así las cosas, el crecimiento económico favorece al capital, a los dueños de la economía, a los monopolios, al gran capital y al sector financiero. Porque, al contrario de lo que se supone y dice, la brecha entre ricos y pobres es mayor, así como el incremento de la pobreza y de la pobreza absoluta.
El desempleo en un dígito es un cuento, porque la mayor ocupación está en la llamada informalidad, en el empleo temporal, que no es empleo, es desempleo. Esta modalidad es más del 50 por ciento de la fuerza laboral “ocupada”. Además están la tercerización y las simulaciones de empleoque burlan el régimen laboral. Aquí hay mucho por hacer para superar las “deudas históricas” con el campo y la ciudad. Son las reformas urbana y laboral; reforma agraria y de la salud. No más paños tibios, por ejemplo, con la salud. Hay que tumbar la ley 100 y adoptar un verdadero estatuto de la salud y la seguridad social, incluyendo pensiones y protección a los de menor ingreso.
P: ¿En qué consiste el acuerdo de la Unión Patriótica con la Alianza Verde?
R: Es un acuerdo para presentar una lista unitaria al Senado de la República con la inclusión de candidatos, en pie de igualdad, de ambas colectividades. La hemos denominado lista por la paz, porque está contemplada en el marco del Frente Amplio por la Paz. Podríamos decir que es un germen de este. El eje fundamental del acuerdo político es la defensa de la mesa de La Habana, la exigencia de conversaciones con el ELN y la solución política como el camino democrático para resolver el conflicto. En definitiva, es el reconocimiento de ambas colectividades de que la paz con democracia y justicia social es lo fundamental del proceso político en el momento actual.
P: ¿Es un acuerdo programático?
R: Claro que sí. Hay un texto que se llama “Acuerdo Político” y que sienta las bases programáticas. Paz, democracia e inclusión social, son los factores clave, así como la defensa de lo público a propósito de la destitución del alcalde Petro por el fascista procurador Ordoñez. Se reconoce el derecho de la Unión Patriótica para actuar con garantías en el escenario político nacional y de la necesidad de esclarecer el genocidio político de que fue víctima. En el acuerdo se respeta la identidad de cada organización, es decir, si bien es cierto que la lista se inscribió a nombre de Alianza Verde, se reconoce la identidad de la Unión Patriótica y se le concede el derecho a adelantar la campaña con sus candidatos, símbolos y planteamientos. Hay respeto mutuo en este sentido.
P: ¿Y la candidatura presidencial?
R: No hay definición todavía. Se reconoce la necesidad de buscar un candidato o candidata alternativo y de convergencia democrática. Y se destaca el hecho de la postulación de Aída Avella, candidata de la Unión Patriótica. La Unión Patriótica y el Partido Comunista dejaron en claro que de ninguna manera aceptarán la candidatura presidencial de Enrique Peñalosa. Su talante neoliberal, derechista y cercano al uribismo hace imposible aceptar esa eventual candidatura. Seguiremos trabajando por construir una candidatura alternativa en la línea del Frente Amplio por la Paz.
P: ¿Por qué con la alianza Verde?
R: Fue un camino difícil. Hay que reconocer que la presencia de Peñalosa entre los verdes es un obstáculo. Igual hay otros derechistas en sus filas poco atractivos. Pero en los acuerdos primaron los sectores democráticos, la defensa de la paz y los cambios sociales. Es lo más importante. Sin embargo, estuvimos a punto de no aceptar el acuerdo. Todo se modificó el lunes 9 de diciembre, al mediodía, pocas horas antes de vencer el plazo de inscripción de listas, cuando conocimos de la destitución de Petro por el reaccionario procurador Ordoñez, porque entendimos que este acto aberrante y dictatorial nos imponía la unidad. Nos unimos o nos arrasa la extrema derecha violenta y retardataria.
P: ¿Quiénes hacen parte de esta coalición en la Alianza Verde?
R: Está integrada por el Partido Alianza Verde (verdes y progresistas), la Unión Patriótica, Podemos Colombia, Las Dignidades Campesinas por Colombia, Movimiento Político País Común, el Partido Comunista Colombiano, Fuerza de la Independencia, Movimiento por la Constituyente Popular, Fuerza Común y el Movimiento de Unidad Paz y Democracia), número 36 en el tarjetón.
P: ¿Y el Polo?
R: Con el Polo conversamos a pesar de la expulsión del Partido Comunista de sus filas. Pero no quisieron el acuerdo político, pretendían adhesiones incondicionales. No fue posible. Aunque la puerta está abierta para discutir la candidatura presidencial alternativa con el Polo, los verdes y otros sectores. No excluye a nadie en la izquierda o en los sectores democráticos, sí a los derechistas como es el caso de Peñalosa. Por supuesto también a la reelección de Santos que está lejos de ser un proyecto democrático y de soluciones sociales.
P: ¿Algunos creen que la reelección de Santos garantiza la paz?
R: Se equivocan. La paz no es propiedad de nadie en particular, sino del pueblo. Por esta razón, las posibilidades de la misma están en la presión popular, en el Frente Amplio por la Paz y en la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente que puede refrendar los acuerdos con la insurgencia y adoptar cambios fundamentales en la vida del país. Un nuevo orden político, social y económico. La paz depende de un nuevo poder democrático y popular. Es el sentido que tiene el Frente Amplio. La reelección de Santos significaría, quizás, la continuidad del proceso de La Habana, pero también de la política neoliberal al servicio del gran capital y de las transnacionales, para nada modificaría el statu quo de desigualdad, de concentración de la riqueza y de desatención a los problemas del país y de la población más necesitada.
P: ¿Cómo se presentan las listas de Cámara de Representantes?
R: En 19 departamentos se inscribieron listas de la Unión Patriótica a la Cámara de Representantes. En algunos casos incorpora aliados de movimientos locales y regionales, pero están inscritas a nombre de la Unión Patriótica. Tienen, por supuesto, una mayor definición política e ideológica.
P: ¿Es posible llegar a la paz en Colombia en 2014?
R: Todos lo quisiéramos así. Que el Gobierno Nacional de una parte, y las FARC-EP y el ELN por la otra, llegaran en el nuevo año a la paz estable y duradera. Es la mayor aspiración de los colombianos y las colombianas. Así lo reclaman más del 60 por ciento en las últimas encuestas, es un bien supremo por el cual hay que hacer el mayor esfuerzo para alcanzarlo.
Sin embargo, no sé si será posible en los próximos doce meses. Es difícil. Los temas planteados en la mesa son complejos y el Gobierno, representando a la clase dominante, no muestra mayor voluntad de cambio y de aceptar reformas substanciales. Son demasiadas las talanqueras y los inamovibles del establecimiento. La actitud intransigente de la oligarquía para permitir reformas avanzadas, así como el saboteo del militarismo y la extrema derecha desde dentro y fuera del Gobierno, son las talanqueras para que el acuerdo avance con mayor dinamismo. Pero es posible lograrlo en el mediano plazo con la movilización social y popular, con un Frente Amplio por la Paz que desborde a los provocadores y enemigos de la paz.
P: La izquierda dice que en Colombia hay presos políticos, presos de conciencia. Pero el Gobierno lo niega….
R: Mire, en Colombia hay 9 mil presos políticos o más, presos de conciencia. La mayoría pertenecen a organizaciones sociales y populares, a organizaciones legales de la izquierda…
P: Fachadas de la guerrilla dicen los organismos judiciales
R: Es parte de la penalización de la lucha social y de oposición. Es parte de la acción contrainsurgente pero para liquidar la movilización popular, una especie de contrarrevolución preventiva. Lo de fachada de la guerrilla lo dicen los organismos de seguridad del Estado que montan procesos judiciales a partir de testigos falsos. Hay una “fábrica” de testigos falsos en la cárcel de Chiquinquirá y la Fiscalía, que lo sabe, no ha tenido la capacidad de desmontarla. Sigue actuando y es inspirado por reconocidas fichas del uribismo. Mire los casos de David Ravelo, miembro del Comité Central del Partido Comunista Colombiano y destacado dirigente de derechos humanos, condenado a 15 años por crímenes que nunca cometió. O el encarcelamiento de Hubert Ballesteros, miembro del Comité Ejecutivo de la Central Unitaria de Trabajadores y dirigente de Marcha Patriótica, para citar dos casos concretos, pero son muchos. Y los combatientes capturados son prisioneros de guerra en un país donde hay una guerra, un conflicto. Y no se les da el trato de tales porque se les vulneran los derechos humanos.
(Nota de los editores: No se conocía aún la detención del profesor Francisco Toloza, dirigente de Marcha patriótica, ocurrida en Cúcuta el 4 de enero de 2014).
P: ¿Qué opinión le merece la destitución del alcalde Gustavo Petro? Se lo pregunto porque en la izquierda es evidente que no hay una sola opinión al respecto, están divididas.
P: ¿Qué opinión le merece la destitución del alcalde Gustavo Petro? Se lo pregunto porque en la izquierda es evidente que no hay una sola opinión al respecto, están divididas.
R: Hay posiciones mezquinas que sobreponen los resentimientos y los viejos debates y diferencias en el seno de la izquierda, a la causa común de defender la soberanía popular y las libertades democráticas. En la izquierda hay quienes patinan sobres estos temas y otros esenciales, como la paz, bien supremo que es lo esencial en el proceso político colombiano.
Soy solidario con Petro. Es más, el acuerdo político con la Alianza Verde lo precipitó la destitución de Petro por resolución del procurador Alejandro Ordoñez, representante de la extrema derecha y de los guerreristas que quieren empujar el país al abismo de la guerra perpetua. A Petro lo destituyen por defender lo público; le tocó el bolsillo de las utilidades a las grandes empresas privadas que se lucraban del negocio de la recolección de las basuras. A la rancia oligarquía colombiana le pareció eso inaceptable. No acepta que nadie ponga en cuestión el modelo del libre mercado neoliberal favorable al gran capital. Santos lo ha dicho una y otra vez, en La Habana no está en discusión el modelo económico. Es un punto de contradicción de la izquierda con la oligarquía y los capitalistas.
Con Petro tenemos diferencias ideológicas pero no son antagónicas y por ende no son obstáculo para la solidaridad. Hay una causa común y es la defensa de lo público, del interés social, de la soberanía popular y de las libertades democráticas. La destitución de Petro demostró el enorme significado de la movilización popular y de masas, que algunos en la izquierda consideraban formas desuetas de la lucha popular. La lucha de clases no ha muerto es una realidad en el mundo de hoy y en todas las latitudes.
Bogotá D.C. 4 de enero de 2014
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