Enviado especial
El viejo avión chárter con 70 años de servicio, parecido al que
llaman “La Marrana” de la lucha contrainsurgente militar, decoló del
aeropuerto “Vanguardia” de Villavicencio con rumbo a La Macarena (Meta),
el pasado jueves 4 de julio, casi al mediodía. La demora fue de cuatro
horas por el mal tiempo en los dos municipios. A bordo estaban 15
delegados de la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD) y
de organizaciones juveniles de América Latina, Alemania, Gran Bretaña y
Bélgica, acompañados de Carlos A. Lozano Guillén, director de VOZ y
dirigente del Partido Comunista Colombiano, William Rozo del CINEP,
Eberto Díaz, presidente de Fensuagro, Diego Martínez, Secretario
Ejecutivo del Comité Permanente de los Derechos Humanos y de un grupo
numeroso de escoltas de confianza.
El avión surcó los cielos de los llanos orientales hacia lo profundo
de la selva, en medio de una fuerte tormenta, que lo movía de un lado
para otro. El nerviosismo de los ocupantes era atenuado por la risa y el
buen humor de los jóvenes, dedicados a tomar fotografías desde la
cabina del piloto. Al fondo, la espesura de la vegetación y las montañas
del Parque Natural de La Macarena, ofrecían el atractivo paisaje de
este pulmón ambiental en tierra colombiana. En 45 minutos aterrizó en el
aeropuerto con evidente presencia militar. En la población, uno de los
epicentros del Plan Consolidación, se estima que hay tres militares por
cada habitante. Dicen los campesinos que a la fuerza pública la persigue
el fantasma del jefe guerrillero el “Mono Jojoy”, que tuvo bastante
presencia por años en esta región, hasta que fue abatido en un
campamento bombardeado por los aviones de la Fuerza Aérea Colombiana. Un
campesino comenta en voz baja: “les ayudó bastante a los más pobres”.
Más de cuarenta toneladas de bombas fueron lanzadas contra el conocido
insurgente.
La llegada
En La Macarena esperan ansiosos a las delegaciones internacionales,
más de un millar de jóvenes, reunidos en la Brigada Juvenil
Internacional y Nacional por la Paz, convocada por la Federación Mundial
de la Juventud Democrática (FMJD), la Corporación Casa de la Juventud,
la Asociación de Estudiantes Universitarios (ACEU), la Asociación de
Estudiantes de Secundaria, Colectivo Yuca Brava, ASCALG, Juventud
Despierta, Jóvenes Corpoyarí, Asociación de Mujeres de San Juan, entre
otras.
Uno a uno los delegados sin excepción hacen los trámites de rigor
bajo la mirada inquisidora de militares y policías. Un agente de policía
con lentitud extrema revisa el documento de identidad y consulta los
antecedentes en un computador portátil. Por el aeropuerto pasan y pasan
soldados armados hasta los dientes. No cruzan palabra con los
visitantes. Ni siquiera preguntan a qué llegan porque al fin y al cabo
ya lo sabían. Desde el aeropuerto se escuchan las intervenciones de los
jóvenes colombianos y sus consignas por la paz y la justicia social,
reunidos en el Coliseo Municipal, en la vecindad de la base militar y
del aeropuerto mismo. El casco urbano es una pequeña población olvidada e
ignorada por el poder central. “Se acuerdan de ella solo para
convertirla en escenario de la guerra”, anota un joven campesino.
Obstáculos de las autoridades
No fue fácil la realización de la Brigada Internacional por la Paz.
Los militares y las autoridades municipales se opusieron en el Consejo
de Seguridad dizque por razones de orden público, como si la paz fuera
subversiva. Bueno, para ellos tal vez lo es. El mismo tratamiento le
dieron en abril del presente año al Encuentro Internacional y Nacional
por la Paz, en Florencia, Caquetá, que reunió a dos mil representantes
de organizaciones femeninas del país.
Antes de la instalación se fue el servicio de agua. El Secretario de
Gobierno Municipal argumentó que el ACPM, combustible para la máquina,
lo da el Gobierno Departamental y está agotado. Semejante imprevisión
obligó a Carlos Lozano, director de VOZ, a contactar al gobernador Alan
Jara para buscar una solución y evitar la posible emergencia sanitaria.
Igualmente, las autoridades locales pretendían obligar a los
organizadores a contratar una póliza de contingencia de varios millones
de pesos a última hora. Fueron muchas las dificultades y tropiezos,
seguramente presionados por los militares que controlan la zona. “Son
los que ejercen el poder”, según un concejal.
Nada pudo evitar lo que ya estaba escrito: el rotundo éxito de la
Brigada Internacional y Nacional por la Paz, un bien supremo, más
poderoso que la resistencia de los burócratas y de los guerreristas. Más
de un millar de jóvenes colombianos colmaron las instalaciones,
acompañados de los delegados de la FMJD, Cuba, Brasil, Venezuela,
Panamá, El Salvador, Alemania, Bélgica y Gran Bretaña.
Para William Monsalve, Secretario General de la Juventud Comunista
Colombiana, la Brigada Juvenil por la Paz fue un total éxito. “Es un
real aporte de la joven generación a la lucha por la paz y en defensa de
los diálogos de La Habana”.
La agenda
El panel de instalación, el viernes 5 de julio, fue sobre el tema de
“Paz, solución política y la incidencia en La Macarena” con la
participación, entre otros de Carlos Lozano, Diego Martínez, Eberto Díaz
y jóvenes del municipio. Colocó el punto sobre la necesidad de que la
joven generación, afectada por el conflicto, tenga una participación
activa en los acuerdos de paz del Gobierno Nacional y las insurgencias.
“Es un tema que nos atañe, no podemos marginarnos de una decisión en la
que está comprometido el futuro de la patria”,en opinión de un
participante. Luego vendrían las intervenciones de los delegados
internacionales.
El sábado 6 de julio se cumplió el debate sobre temas importantes
como derechos humanos, mujeres y derechos de la juventud. Los
participantes rechazaron la militarización creciente, el Plan de
Consolidación y el reclutamiento forzoso de los jóvenes para la guerra.
“Estamos haciendo historia por la paz y la justicia social”. “La paz es
nuestra meta, la guerra no es el camino”, algunas de las frases dichas
por los delegados de la región.
En la noche del sábado 6 de julio se realizó la clausura con
expresiones de júbilo y alegría de los participantes. Fue leída y
aprobada la Declaración Política que plantea sin ambages la necesidad de
la paz con democracia y justicia social. La paz no puede ser impuesta.
Es un acuerdo dialogado para beneficio de Colombia. Un carnaval fue la
clausura con actividades culturales y derroche de entusiasmo de los
jóvenes.
Los muchachos le cumplieron a La Macarena. No hubo el más mínimo
desorden. Lo hicieron en este municipio emblemático porque fue parte de
la zona de distensión durante los diálogos del Caguán, región que padece
el conflicto y de incalculable riqueza ambiental de flora y fauna. Es
uno de los pulmones del mundo, un parque natural de los colombianos. Que
en el futuro será un remanso de paz.
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