Doctor Álvaro Uribe Vélez Presidente de la República Casa de Nariño
Señor Presidente:
Se me ha vuelto costumbre en los últimos cuatro años que los organismos de seguridad del Estado me hagan seguimientos, filmen y fotografíen mis desplazamientos, acosen mi actividad cotidiana y ejerzan ilegal hostigamiento hacia mi libre ejercicio profesional. Sin embargo, no renuncio a defender mi integridad y mis derechos constitucionales.
El jueves 17 de agosto pasado, fui seguido por un grupo de agentes, al parecer de inteligencia del DAS, después de una entrevista que sostuve en el norte de Bogotá con el doctor álvaro Leyva Durán, a la una de la tarde. El seguimiento se sostuvo hasta el aeropuerto Eldorado, donde concurrí a recibir al señor Liam Craig-Best, director de la ONG Justicia por Colombia de Londres. Mientras esperaba al señor Craig-Best fui fotografiado y filmado en repetidas ocasiones, inclusive en momentos en que conversé con la doctora Gloria Cuartas, quien esperaba a unos amigos suyos en el aeropuerto.
Después de recibir al señor Craig-Best, el procedimiento irregular y provocador continuó, hasta el punto que lo despaché para su hotel en un vehículo de escoltas por lo tensa de la situación. Decidí enfrentar a los individuos, como unos cuatro, pero tres de ellos se retiraron de manera apresurada, el otro que nunca se identificó, aunque le dijo a mis escoltas que era de la Sijin, no me respondió cuando le pregunté las razones que tenía para el descarado y abusivo seguimiento. Creo que el grupo hostil es de inteligencia del DAS, porque uno de los individuos que se retiró cuando los enfrenté tenía puesto un chaleco de esta entidad, que se quitó y lo guardo bajo el brazo.
No es la primera vez que esto sucede. En enero de este año ocurrió lo mismo con un vehículo, con dos personas a bordo, que me siguió durante varias cuadras, hasta la Embajada de Suiza, pero que detenidos los dos sujetos por una patrulla de la Policía resultaron ser de la Dipol, organismo de inteligencia de la Policía Nacional. Esta situación se la comuniqué a Usted por escrito y nunca recibí respuesta.
Los teléfonos de mi oficina en el periódico VOZ están interceptados, dudo que con autorización judicial. Estoy seguro de ello porque cuando entra o sale una llamada telefónica tiene interrupciones y ruidos propios de ello. Por lo demás, esa información la recibimos de fuente de todo crédito. Solicité una explicación de la Fiscalía General de la Nación y nunca obtuve respuesta. Los números telefónicos son: 2 321461 y 2 328220 de Bogotá.
El cuatro de agosto del presente año, tres días antes de su posesión para el segundo periodo presidencial, dos policías se presentaron a las instalaciones de VOZ con la intención de revisar la terraza, para descartar que de allí se disparara un artefacto contra la Casa de Nariño, 35 cuadras distante. La sola duda me irritó.
En las últimas dos ocasiones que salí del país fui víctima de un procedimiento discriminatorio por agentes de extranjería del DAS, porque mi pasaporte es sometido a rigurosa investigación de un supervisor. Debo decirle que lo mismo ocurría hace tres años, pero ante la queja que presenté al doctor Noguera la arbitrariedad se suspendió. Ahora han retornado a ella.
Me siento ultrajado, Señor Presidente, y vulnerado en mis derechos constitucionales. No entiendo, por qué funcionarios gubernamentales del nivel de los doctores Luis Carlos Restrepo y Fabio Valencia Cossio se reúnen conmigo para intercambiar opiniones sobre los temas del intercambio humanitario y la paz, que son de interés común, en la idea, según me lo aseguran, de concretar en qué puedo ayudar al respecto, mientras los organismos de seguridad del Gobierno, entre estos el DAS que depende de manera directa de la Presidencia de la República, se dedican a seguirme y maltratarme.
Acudo a Usted, Señor Presidente, en demanda de su intervención para que se respeten mis derechos constitucionales y se ponga fin a la violación de mi derechos humanos.
Del Señor Presiente atentamente,
Bogotá D.C. 18 de agosto de 2006
Carlos A. Lozano Guillén
Señor Presidente:
Se me ha vuelto costumbre en los últimos cuatro años que los organismos de seguridad del Estado me hagan seguimientos, filmen y fotografíen mis desplazamientos, acosen mi actividad cotidiana y ejerzan ilegal hostigamiento hacia mi libre ejercicio profesional. Sin embargo, no renuncio a defender mi integridad y mis derechos constitucionales.
El jueves 17 de agosto pasado, fui seguido por un grupo de agentes, al parecer de inteligencia del DAS, después de una entrevista que sostuve en el norte de Bogotá con el doctor álvaro Leyva Durán, a la una de la tarde. El seguimiento se sostuvo hasta el aeropuerto Eldorado, donde concurrí a recibir al señor Liam Craig-Best, director de la ONG Justicia por Colombia de Londres. Mientras esperaba al señor Craig-Best fui fotografiado y filmado en repetidas ocasiones, inclusive en momentos en que conversé con la doctora Gloria Cuartas, quien esperaba a unos amigos suyos en el aeropuerto.
Después de recibir al señor Craig-Best, el procedimiento irregular y provocador continuó, hasta el punto que lo despaché para su hotel en un vehículo de escoltas por lo tensa de la situación. Decidí enfrentar a los individuos, como unos cuatro, pero tres de ellos se retiraron de manera apresurada, el otro que nunca se identificó, aunque le dijo a mis escoltas que era de la Sijin, no me respondió cuando le pregunté las razones que tenía para el descarado y abusivo seguimiento. Creo que el grupo hostil es de inteligencia del DAS, porque uno de los individuos que se retiró cuando los enfrenté tenía puesto un chaleco de esta entidad, que se quitó y lo guardo bajo el brazo.
No es la primera vez que esto sucede. En enero de este año ocurrió lo mismo con un vehículo, con dos personas a bordo, que me siguió durante varias cuadras, hasta la Embajada de Suiza, pero que detenidos los dos sujetos por una patrulla de la Policía resultaron ser de la Dipol, organismo de inteligencia de la Policía Nacional. Esta situación se la comuniqué a Usted por escrito y nunca recibí respuesta.
Los teléfonos de mi oficina en el periódico VOZ están interceptados, dudo que con autorización judicial. Estoy seguro de ello porque cuando entra o sale una llamada telefónica tiene interrupciones y ruidos propios de ello. Por lo demás, esa información la recibimos de fuente de todo crédito. Solicité una explicación de la Fiscalía General de la Nación y nunca obtuve respuesta. Los números telefónicos son: 2 321461 y 2 328220 de Bogotá.
El cuatro de agosto del presente año, tres días antes de su posesión para el segundo periodo presidencial, dos policías se presentaron a las instalaciones de VOZ con la intención de revisar la terraza, para descartar que de allí se disparara un artefacto contra la Casa de Nariño, 35 cuadras distante. La sola duda me irritó.
En las últimas dos ocasiones que salí del país fui víctima de un procedimiento discriminatorio por agentes de extranjería del DAS, porque mi pasaporte es sometido a rigurosa investigación de un supervisor. Debo decirle que lo mismo ocurría hace tres años, pero ante la queja que presenté al doctor Noguera la arbitrariedad se suspendió. Ahora han retornado a ella.
Me siento ultrajado, Señor Presidente, y vulnerado en mis derechos constitucionales. No entiendo, por qué funcionarios gubernamentales del nivel de los doctores Luis Carlos Restrepo y Fabio Valencia Cossio se reúnen conmigo para intercambiar opiniones sobre los temas del intercambio humanitario y la paz, que son de interés común, en la idea, según me lo aseguran, de concretar en qué puedo ayudar al respecto, mientras los organismos de seguridad del Gobierno, entre estos el DAS que depende de manera directa de la Presidencia de la República, se dedican a seguirme y maltratarme.
Acudo a Usted, Señor Presidente, en demanda de su intervención para que se respeten mis derechos constitucionales y se ponga fin a la violación de mi derechos humanos.
Del Señor Presiente atentamente,
Bogotá D.C. 18 de agosto de 2006
Carlos A. Lozano Guillén
Miembro del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB)
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