Las azucareras multadas pertenecen a
señorones de la oligarquía vallecaucana, denunciados por los
trabajadores por el mal trato que les dan, incumpliendo normas del
Código Sustantivo del Trabajo e internacionales de logros contractuales
consignados en disposiciones de la OIT.
La Superintendencia de Industria y
Comercio (SIC) informó sobre las multas a 14 empresas azucareras, que
ascienden a 324.441 millones de pesos. Son “históricas” según algunos
medios de comunicación, pero son insólitas, porque en el país no es
común que se multe o sancione a empresas del gran capital, dedicadas a
explotar a los trabajadores y al pueblo.
Entre las empresas
multadas están Riopaila Castilla S.A., Ingenio del Cauca S.A., Manuelita
S.A. y la Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar de Colombia
(Asocaña). De inmediato el grito de solidaridad de clase se hizo
escuchar en los grandes medios de comunicación y en los gremios de la
producción urbanos y rurales. Con el argumento de siempre de que se
perderán empleos y se afectará el crecimiento de la economía, recabaron
la suspensión de la medida. Desde el Gobierno Nacional hubo voces
vacilantes e inclusive el presidente Santos habló sobre el tema con
debilidad. No hubo el respaldo al Superintendente de Industria y
Comercio. Las azucareras multadas pertenecen a señorones de la
oligarquía vallecaucana, denunciados por los trabajadores por el mal
trato que les dan, incumpliendo normas del Código Sustantivo del Trabajo
e internacionales de logros contractuales consignados en disposiciones
de la OIT.
El argumento es el de siempre: “Se afectará el
trabajo y la producción”. Como si no fueran factores para el
enriquecimiento a costa de los trabajadores y de los consumidores. La
plusvalía que logran estos oligarcas vallecaucanos elude el pago de sus
obligaciones con el Estado y los trabajadores, cuyos sindicatos los han
denunciado en los últimos años.
Según el Gobierno Nacional
las multas se deben a que obstruyen las importaciones desde Bolivia,
Guatemala, El Salvador y Costa Rica. En realidad manipularon con los
precios, son monopolios según los privilegios que establecen los TLC y
fijan las normas de conformidad con ellos. En este sentido, no hay mucha
posibilidad de que las multas se mantengan. Al final el gobierno se
echará para atrás porque prima el interés del capital, de los grupos
económicos y de los dueños de tan importante sector de la economía
colombiana.
Es la pobreza del capitalismo. Como dijo el
presidente boliviano Evo Morales: “el capitalismo es un cáncer que
quiere acabar con el planeta”. Los dueños del capital empobrecen más la
precaria democracia, porque hay otros sectores donde el Estado no
interviene, como en la salud, donde prima el interés privado que abusa y
abusa, como Coomeva EPS, pero eso será tema de otra ocasión por razones
de espacio.
Semanario Voz
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