José Luis Díaz-Granados y su compañera Gladys, con Fidel |
Carlos A. Lozano Guillén
El sábado 25 de octubre, luego de una
llamada telefónica de Consuelito Rodríguez dándome a conocer el
fallecimiento de Gladys Siabatto Fernández, recibí un correo electrónico
de mi querido amigo José Luis Díaz-Granados. Con desespero y dolor, de
forma escueta me escribió: “Se me fue mi esposa y compañera entrañable,
en la tarde de ayer”. Agregando un hermoso texto del poeta Álvaro
Castillo Granada.
Pensé en José Luis y en su
familia, siempre generosos con la amistad inquebrantable que nos une.
Sentí tristeza, estaba fuera de la ciudad y no era posible acompañar a
José Luis, ni darle el abrazo fraterno en un trance tan difícil. Lo
consigné en un mensaje electrónico, fríos por lo regular porque van por
el ciberespacio sin la ternura del afecto y del contacto físico, pero
igual acortan las distancias en momentos como este.
El
funeral de Gladys fue el domingo 26 de octubre, en la tarde, en medio
del dolor de sus familiares y amigos y seguramente del llanto de José
Luis, cuyos sentimientos son tan grandes como su poesía.
Va
para el poeta, el amigo, el hermano, el camarada, nuestro mensaje
solidario y el abrazo fraternal. Aquí en VOZ lo apreciamos mucho. Sus
colaboraciones, impecables y profundas, enaltecen nuestro semanario.
Se fue Gladys pero queda su recuerdo afectuoso y alegre. Nuestro saludo para José Luis y familia.
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