Junta Patríotica Nacional de la Marcha Patriótica
El presidente Juan Manuel Santos en quien grandes sectores del país han depositado confianza por su voluntad de diálogos de paz, ha puesto en peligro la estabilidad de la mesa de acuerdos del Gobierno Nacional y las FARC-EP, en La Habana, Cuba, que cuenta con amplio respaldo nacional e internacional, así como también las buenas relaciones de amistad y hermandad tan necesarias con la República Bolivariana de Venezuela.
El presidente Juan Manuel Santos en quien grandes sectores del país han depositado confianza por su voluntad de diálogos de paz, ha puesto en peligro la estabilidad de la mesa de acuerdos del Gobierno Nacional y las FARC-EP, en La Habana, Cuba, que cuenta con amplio respaldo nacional e internacional, así como también las buenas relaciones de amistad y hermandad tan necesarias con la República Bolivariana de Venezuela.
Tras la reciente visita a Bogotá del vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se precipitaron peligrosos acontecimientos a partir de declaraciones y extravagantes posiciones del presidente Santos.
La reunión en Cali de los países del Acuerdo del Pacífico, que refuerzan una línea derechista y neoliberal en América Latina, que busca fracturar la tendencia predominante a nivel continental en favor de la integración regional sin la presencia de Estados Unidos, en ruptura con los TLC y la economía de libre mercado neoliberal que favorece el gran capital y a las transnacionales y de abierto desafío a la cooperación y a la ayuda mutua que promueven la CELAC, UNASUR, MERCOSUR y el ALBA, instancias soberanas y autónomas de América Latina y el Caribe.
El encuentro en la Casa de Nariño del presidente Juan Manuel Santos con el ex candidato de la oposición en Venezuela, Henrique Capriles, ahora cabeza visible de un proyecto desestabilizador en el vecino y hermano país, quien no acepta los resultados democráticos de las últimas elecciones y la legitimidad del presidente Nicolás Maduro, es un acto inamistoso y desleal, que si bien debe resolverse por la vía diplomática y del diálogo deja en entredicho la confianza que se había construido a partir de la eficaz y leal colaboración del gobierno bolivariano para los diálogos de paz de La Habana.
El anuncio del interés de Colombia de suscribir acuerdos de cooperación con la OTAN, con la intención de ingresar al pacto militar, herencia de la “guerra fría” y responsable de muchas desgracias y actos de agresión en distintos puntos del planeta, desnuda el carácter antipatriótico del gobierno de Colombia. La aparente reversa conocida a posteriori no disipa las dudas, pues mantiene la idea de los acuerdos de cooperación que en otras latitudes terminaron con la instalación de bases militares, en este caso en un continente de paz y de proyectos democráticos, amenazados por el interés de la Casa Blanca de recuperar una región que siempre consideró como su “patio trasero”.
Estas actitudes dejan un manto de desconfianza que le hace un profundo daño al proceso de paz y al país. No será fácil restablecer un clima de confianza en sus palabras después de estas actitudes.
Estos tres antecedentes que modifican los anuncios del presidente Santos de hacer un viraje en la política exterior, para incorporarse a las instancias regionales de cooperación que tienen postulados soberanos y democráticos, unido a las concesiones a la derecha y al militarismo colombianos que buscan reventar los diálogos de paz, están generando crisis en la mesa de La Habana, que hace pocos días logró un histórico acuerdo en materia agraria.
En esta dirección, Marcha Patriótica reitera el reconocimiento a Nicolás Maduro como legítimo presidente elegido por voto popular y le expresa al gobierno y al pueblo de Venezuela nuestra solidaridad frente a los intentos desestabilizadores. Lamentamos que el gobierno Santos se preste y apoye dichos intentos.
Convocamos a las organizaciones sociales y populares; a los partidos y movimientos de la izquierda; a los sectores democráticos y progresistas del país, a defender la mesa de La Habana, rodeando de solidaridad sus resultados y demandando gestos de paz contundentes que eviten las crisis y los sobresaltos. A respaldar al gobierno legítimo y constitucional del presidente Nicolás Maduro, tan solo cuestionado por la actitud intervencionista de Estados Unidos, que cuenta con el respaldo de la agresiva actitud de la derecha venezolana, encabezada por Henrique Capriles, personaje comprometido con el golpismo y la violencia en la patria de Simón Bolívar.
Hay que cerrar filas para evitar el ingreso o los acuerdos de cooperación con la OTAN, bloque militar agresivo e intervencionista. Significa una traición del gobierno de Santos a los postulados mayoritarios de América Latina y el Caribe. Es una vergüenza en el continente que recuerda el calificativo que ha recibido la clase dominante colombiana de “Caín de América”.
Los hechos trágicos del conflicto colombiano no son deseables, por esta razón insistimos en la tregua y cese de fuego bilateral para que los mismos no alteren el funcionamiento de la mesa.
Respaldamos los pronunciamientos dignos y solidarios de la mayoría de gobiernos y pueblos de América Latina. Demandamos la inmediata reunión de los partidos y movimientos del Foro de Sao Paulo, porque las posturas del presidente Santos, favorables a la férula de Washington, ponen en peligro la paz en Colombia y en la región, abren el camino para una mayor presencia de los Estados Unidos y trata de fracturar todo el espacio que se ha ganado en la identidad regional y para una proyecto político propio, inspirado en las tradiciones de nuestros países y en el pensamiento bolivariano y de los próceres de nuestras independencias que lucharon por la Patria Grande.
Foto Marcha Patriótica
Marcha Patriótica
Bogotá D.C. 5 de junio de 2013
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