¿Cómo caracteriza la marcha del 9 de abril?
-Es por la paz con democracia y justicia social. Es en defensa de lo público y por la unidad popular y democrática, necesaria para que surja al calor del proceso de paz, una fuerza alternativa con opción de poder, para transformar a Colombia.
¿Cómo entender que el presidente Juan Manuel Santos y Humberto de la Calle Lombana, estén convocando a la marcha?
-Es que pueden hacerlo y eso está bien. La marcha es en defensa del proceso de paz de La Habana y por la apertura de diálogos con el ELN y el EPL. Pero los voceros del Gobierno deben entender que las consignas de la orilla democrática y popular son otras, muy diferentes a la ambición reeleccionista de Santos. La marcha del 9 de abril, en su esencia, está en confrontación con el modelo de acumulación del libre mercado neoliberal, rechaza la reforma a la salud y a las pensiones, el fuero militar y las vacilaciones del Gobierno Nacional que le hace concesiones a los militaristas y se niega a debatir temas vitales y estructurales en la mesa de diálogo. Son diferencias evidentes que nos colocan en contra de la reelección.
Entonces ¿qué les dice a los que aseguran que la marcha es para favorecer la reelección?
-Que están equivocados y buscando atajos para justificar su actitud pusilánime frente al tema más importante del país en el proceso político que es la búsqueda de la paz con apertura democrática política y social. En la marcha estará la izquierda que quiere construir una alternativa democrática, que sin arrogancia no se autoproclama como la única oposición al Gobierno.
¿Y por qué con Petro?
-Porque a pesar de las diferencias que tenemos con la administración distrital nos identifica la defensa de lo público. En un momento de deificación del neoliberalismo y del interés privado, que Petro esté defendiendo lo público y se enfrente a los grandes potentados que se lucran del poder central, pues es importante y hay que apoyarlo en lo concreto. En la lucha democrática las alianzas son importantes y suman en el camino de lo fundamental que es forjar una alternativa para la construcción definitiva de la paz con más democracia y mayor equidad social. Lo otro es persistir en el sectarismo, en la exclusión y en el aislacionismo, que s atraso y miopía política.
¿Las puertas de la unidad están cerradas para el Polo?
-No, ni más faltaba. No tenemos enemigos en la izquierda.
¿Cómo ve los diálogos de La Habana?
-Bien, pero falta mayor compromiso del Gobierno, porque dice estar enfrentado a la extrema derecha uribista pero en materia económica y social hace lo mismo: “confianza intervencionista”, más neoliberalismo, presencia transnacional y confabulación con los gringos. En lo político es vacilante, habla de paz pero persiste en la guerra y en la represión a la lucha popular. La paz se construye con coherencia, con gestos reales y decisión democrática, todo esto le falta al Gobierno Nacional.
Entonces ¿qué hacer?
-Meterle pueblo a la paz. Movilizar a las masas como es el caso de la marcha del nueve de abril. En la calle, en la movilización, tiene que definirse el asunto. Por lo demás porque lo definitivo es el proyecto de unidad que no da espera, es para ¡ya!. En buena medida, la paz va a depender de un nuevo poder democrático y popular.
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