Primitivo Sierra
La muerte de Primitivo Sierra me llega hasta lo más profundo de mis fibras revolucionarias, antes con temple de acero, pero ahora laceradas y frágiles por la cruel enfermedad que me afecta.
Primitivo Sierra fue un hombre especial de los que da la tierra y de la pura entraña popular. De una estirpe de comunistas que contribuyeron a la formación del partido en el Líbano, municipio con historias de rebeldías y de luchas sociales de las que no fueron ajenos Primitivo y sus hermanos y buena parte de su entorno familiar.
Durante varios años fue la figura más destacada del Partido Comunista y de la izquierda en la región, miembro del Comité Regional del Tolima, de la Unión Nacional de Oposición (UNO), del Frente Democrático y de la Unión Patriótica. Ex concejal del Líbano. Participó como delegado del Tolima en numerosos congresos del Partido Comunista Colombiano, cuyas experiencias, deliberaciones y conclusiones conservaba en sus recuerdos. En conversaciones amenas, hace algunos años, me hablaba de ellos con envidiable memoria. Tenía un grato recuerdo de dirigentes nacionales comunistas como Gilberto Vieira, Chucho Villegas, Manuel Cepeda y Álvaro Vásquez, entre otros.
Un militante comunista ejemplar, dedicado al partido aun en las condiciones más difíciles que impusieron la guerra sucia y la persecución oficial a los comunistas. Con valor enfrentó la violencia tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, la represión de gobiernos violentos, la dictadura militar y el Frente Nacional que vulneró la democracia y las libertades públicas.
Primitivo deja muchas lecciones de vida. Aun cuando las enfermedades y el peso de los años afectaban sus fuerzas, insistía en difundir el semanario VOZ. “A ello no renuncio porque me quitan parte de mi vida” me dijo una vez cuando le insinué con timidez que le cediera esa responsabilidad a otro camarada. Cada ocho días lo hacía, multiplicando el esfuerzo, para cumplir una de sus tareas de honor revolucionario.
Primitivo Sierra cumplió su ciclo vital, prolongado por su alegría de vivir, dejando huellas profundas en su familia, sus camaradas y sus amigos. En lo personal, no solo por los lazos familiares sino también por la admiración política que tengo por él, sus enseñanzas nutren mi vida revolucionaria ya bastante trajinada. Quisiera estar ahí, acompañando a su familia y a los camaradas del Líbano y del Tolima, pero lo hago desde la distancia porque mis precarias condiciones de salud no me lo permiten. Mi tarea es recobrar la salud con renovadas fuerzas para hacer algo más por el partido y por nuestro país, imitando a hombres y mujeres del pueblo, que como Primitivo nos dejan sabias enseñanzas y desafíos que cumplir, con mayor razón en este tiempo en que la paz parece por fin llegar a nuestra sufrida patria.
Un saludo y mi reconocimiento a la familia de Primitivo Sierra, también la mía, todos nos sentimos orgullosos de él supo cumplir con la parábola de su existencia, un hombre ejemplar, un comunista íntegro y un caballero a carta cabal. Que sus enseñanzas y ejemplo iluminen nuestra senda para construir la nueva Colombia que necesitamos y anhelamos.
Un abrazo solidario,
Carlos A. Lozano Guillén
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