miércoles, 5 de agosto de 2015

Mirador: La retórica santista

Juan Manuel Santos
Carlos A. Lozano Guillén


Santos evoca la Patria Boba para llamar a la unidad nacional al Centro Democrático uribista, excluyendo como en el pasado, a los sectores progresistas y democráticos. En la actualidad a la izquierda, excluida y reprimida, cerrándole toda posibilidad de ser alternativa de poder.



El discurso del presidente Juan Manuel Santos en la instalación del periodo de sesiones del Congreso de la República, el 20 de julio próximo pasado, fue muy flojo, para definirlo sin adornos literarios. Pura retórica, sin profundizar en los problemas nacionales, entre ellos, el principal, el de la guerra o la paz.


Comenzó y terminó haciendo alusión a la Patria Boba, en los primeros cinco años de la historia republicana, en que la clase dominante se enfrentó en medio de disputas y conspiraciones en dos facciones, cada una con la pretensión de quedarse con la mejor torta del poder. Eso facilitó la reconquista española, mientras que la oligarquía, llamada por el comandante Chávez “rancia aristocracia bogotana”, contemplaba el acontecimiento sin mayores remordimientos.


Fue el genio de Bolívar, en la larga campaña libertadora, el que logró la victoria definitiva, el 7 de agosto de 1819, hace 196 años, en la Batalla de Boyacá. Después de muerto Simón Bolívar, víctima de la persecución y la conspiración santanderista, esa misma oligarquía golpista se apoltronó en el poder mediante el ejercicio de la violencia estatal y paraestatal, que se prolonga hasta el presente.


Santos evoca la Patria Boba para llamar a la unidad nacional al Centro Democrático uribista, excluyendo como en el pasado, a los sectores progresistas y democráticos. En la actualidad a la izquierda, excluida y reprimida, cerrándole toda posibilidad de ser alternativa de poder. Aunque también se ayuda la izquierda donde cunde el hegemonismo y el sectarismo sin razón. Todo es parte de la Patria Boba. Patria Boba para la clase dominante, Patria Boba para la izquierda.


El discurso de Santos discurrió haciendo el balance parlamentario, por cierto bastante pobre en materia social y progresista, como lo demanda la necesidad de abrir las puertas a la paz estable y duradera, si es cierto que la oligarquía está interesada en ella. De lo aprobado se salva la ley de feminicidio; el resto es antipopular y antidemocrático, como el Plan Nacional de Desarrollo, el fuero militar y la ley anticontrabando impuesta por la nefasta Alianza del Pacífico.


Santos aludió a los logros y éxitos del país. “La Colombia moderna”, “La Colombia equitativa”, “La Colombia educada”, “La Colombia segura” y “La Colombia en Paz”. Nada que ver con la realidad. Una Colombia moderna con enormes inversiones en las vías nacionales, diseñadas al capricho de Germán Vargas Lleras, quien le saca provecho electorero. Una salud en crisis y mayor concentración de la riqueza Todo lo contrario de lo que se necesita para la paz. Hay más pero se acabó el espacio de esta columna.



carloslozanogui@outlook.es


Semanario Voz 


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