domingo, 15 de febrero de 2015

El comunista del siglo XXI

El comunista del siglo XXI Foto: Guillermo Torres - SEMANA
Carlos Lozano, director del semanario ‘Voz’, publicará próximamente su libro ‘Las Farc sí quieren la paz’.


SEMANA habló con este veterano del Partido Comunista sobre la pregunta de si una ideología como la suya sigue teniendo validez.



Semana: ¿No le parece que hoy la palabra comunismo suena anticuada?


Carlos Lozano: El marxismo no estará agotado mientras haya miseria, hambre y crisis sociales. El fracaso del capitalismo da espacio a que aparezcan alternativas de cambio. Mire a Grecia y España, allá la izquierda ha vuelto a ganar vigencia. Además, el proyecto revolucionario en Colombia no busca acabar la democracia, sino fortalecerla.


Semana: Pero en Colombia muchos saltan asustados cuando oyen la palabra comunismo…


C. L.: Es que el poder les tiene pánico a los cambios, y por eso el Estado ha estigmatizado nuestra ideología. Aquí, a quien cuestione los intereses de los partidos tradicionales lo descalifican o lo matan.


Semana: Hay gente que podría pensar lo contrario: que en un país con una guerrilla que ha cometido crímenes tan graves es imposible defender las ideas del comunismo.


C. L.: A mí me parece que sí se pueden defender. Aunque le guerrilla ha sido partícipe, el que ha patrocinado la violencia en Colombia ha sido el Estado. Mire que toda nuestra historia ha estado llena de fracasos de los gobernantes de los partidos tradicionales. Ellos armaron todo el desastre de este país y eso no ha sido una experiencia para que perdieran el poder o desaparecieran del mapa.


Semana: ¿Ya leyó a Thomas Piketty, el francés al que todo el mundo anda llamando el Marx del siglo XXI?


C. L.: Sí. Él plantea unos puntos de vista sobre el fracaso del modelo económico neoliberal y quiere fortalecer una idea de renovación, pero no creo que sea el nuevo Marx.


Semana: Usted está próximo a lanzar su libro. ¿Por qué anda tan convencido de que las Farc quieren la paz?


C. L.: En la etapa secreta de la negociación, yo contribuí a que se diera la Mesa de paz de La Habana. Esa participación me convenció de que el compromiso de las Farc es real. Me parece, incluso, que están mostrando más cohesión que el gobierno.


Semana: ¿Ve en una eventual paz una oportunidad para el comunismo?


C. L.: Sí, siempre y cuando la izquierda se una y se renuncie al sectarismo y a las concepciones hegemónicas.



Semana: ¿Usted por qué nunca tomó las armas?


C. L.: Entendí que había que pelear en el espacio político, que había que construir democracia y no difundir violencia. Pero, por las precariedades de la democracia, sí respeté que compañeros míos como Alfonso Cano se fueran a la guerrilla.


Semana: Usted sostiene que el Partido Comunista Colombiano fue el primero en hablar de una solución política negociada del conflicto. ¿Cómo así?


C. L.: En 1980 propusimos llegar a la paz mediante el diálogo cuando había presencia guerrillera en todo el mapa. Nos llovieron críticas de todos los lados. Las fuerzas guerrilleras como el EPL y el M-19 nos dijeron traidores a la revolución. Turbay dijo que era una estrategia para atentar contra el estado, pero al poco tiempo ya estaban sentados lo gobiernos conversando y los guerrilleros desmovilizándose.


Semana: Usted dice que el único que puede garantizar los cambios sociales en Colombia sería un gobierno de izquierda. ¿No le parece que Santos ya ha estado llevando a cabo eso cambios, sin ser de izquierda?


C. L.: No creo, mire el Plan de Desarrollo que aprobaron. No veo sentido que se haga la paz y que al país lo sigan manejando los de siempre. La izquierda está en condiciones de administrar este país con una ética distinta.


Semana: ¿Pero no le parece que la izquierda anda por estos días muy desprestigiada precisamente por su incapacidad de administrar y su corrupción?


C. L.: No se puede subestimar a la izquierda por los descalabros del Polo en Bogotá. Mire que toda nuestra historia ha estado llena de fracasos de los gobernantes de los partidos tradicionales. Ellos armaron todo el desastre de este país y eso no ha sido una experiencia para que perdieran el poder o desaparecieran del mapa.


Semana


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