domingo, 3 de agosto de 2014

Intervención en el lanzamiento del 30 Festival de VOZ

Carlos A. Lozano Guillén, director del semanario VOZ


Permítanme rendir un homenaje a la memoria de nuestra querida y entrañable camarada Blanca Villamil, fallecida el pasado 16 de julio, militante comunista de toda la vida, primero en las filas de la JUCO y luego en el Partido Comunista Colombiano, en donde desempeñó importantes cargos de dirección y se destacó como ejemplar activista en distintos frentes de masas.



Blanca fue un pilar fundamental en los festivales de VOZ, en particular en la actividad cultural a la cual vinculó a destacados artistas, hombres y mujeres, de la vida nacional. Varios de ellos conocidos en la actualidad a nivel nacional e internacional.


A Blanca la recordamos con cariño por su simpatía y trato afable, siempre al lado de Álvaro Oviedo, su compañero de toda la vida, de cuya unión, caracterizada por el amor, el respeto y la militancia comunista, están Álvaro Jr y muchos aportes políticos, ideológicos y organizativos a la construcción del Partido Comunista Colombiano.


Con Blanca y Álvaro nos conocimos en la militancia en la Juventud Comunista en épocas de activismo y de mucho fervor revolucionario, sin doblegarnos ni claudicar en la ideología revolucionaria, ni dejarnos seducir de los cantos de sirena de los oportunistas de todos los pelambres. Eso forjó nuestra amistad inquebrantable que se mantuvo con Blanca hasta el último instante de su fértil existencia y se mantiene con Álvaro porque hay mucho que hacer y construir.  La ideología revolucionaria está vivita y coleando a pesar de los ideólogos de la derecha y de los que abandonaron el tren de la revolución, que predican el fin del marxismo-leninismo y del socialismo humanista. Decimos como el inolvidable Manuel Cepeda: “Cayó Marx de su estatua, que no de su estatura…”.


Blanca Villamil dejó profundas huellas en su actividad política y social; es de la estirpe de la auténtica mujer colombiana, aquella que se funde en la lucha emancipatoria con los anhelos democráticos de los trabajadores, los campesinos, los jóvenes, los estudiantes, la intelectualidad, los artistas, las negritudes y los indígenas. Su ejemplo está en el legado de la Cacica Gaitana, de Policarpa Salavarrieta, de María Cano, de Yira Castro, y en la consecuencia de Aída Avella y de Piedad Córdoba, entre tantas mujeres extraordinarias en la historia de nuestro país.


Compañeras y compañeros:


Con este acto hacemos la presentación de nuestro 30 Festival de VOZ, a realizarse el domingo 17 de agosto en el Club de Pensionados del Ferrocarril, dedicado a Manuel Cepeda Vargas, director emérito del semanario y fundador del movimiento de los festivales. Se cumplen veinte años de su vil asesinato, aun impune.  Manuel Cepeda Vargas fue un comunista convicto y confeso de conformidad con la definición del amauta, José Carlos Mariátegui. Son los militantes de principios y de acción permanente por la revolución. Su constante actividad parlamentaria para responderle a los electores y a los trabajadores, jamás lo alejó de sus obligaciones con el Partido Comunista Colombiano. Era integrante del Comité Central, del Comité Ejecutivo Central y del Secretariado, a cuyas reuniones jamás faltaba. Incluyendo la de su célula, organismo de base en el que militaba con periodistas no solo de VOZ sino también de medios burgueses.


Los anticomunistas lo tacharon de radical y promotor de la combinación de las formas de lucha, porque fiel a los postulados comunistas la entendió como característica de la lucha popular y de masas en Colombia. Pero al mismo tiempo promovió la unidad popular, el frente amplio para unir a la izquierda en un proyecto democrático y revolucionario. Fue consecuente en la línea de unidad de los comunistas. Respaldó la salida política y los diálogos de la guerrilla con el Gobierno en la búsqueda de un acuerdo de apertura democrática y social para ponerle fin al conflicto armado. 


También el Festival será en homenaje a una mujer extraordinaria, que desafiando el asecho de los criminales que perpetraron el genocidio de la Unión Patriótica y que quisieron asesinarla hace 18 años, regresó al país después de larga ausencia para echarse sobre sus hombros el renacer de la esperanza y del sueño libertario y democrático que significa la Unión Patriótica como alternativa de paz y de un mejor futuro para nuestra patria. Estoy hablando de Aída Avella, mujer de verbo encendido y de coraje en la lucha por la revolución, la paz y el socialismo en Colombia.


El 30 Festival recordará al escritor insigne, Premio Nobel de Literatura, amigo de los comunistas, Gabriel García Márquez, quien con su lenguaje macondiano y el género propio y único del realismo mágico relató la tragedia colombiana de todos los tiempos.


El Festival estará, también, en el marco de los acontecimientos políticos y sociales y de los 84 años de vida del Partido Comunista Colombiano, que sobrevivió al genocidio perpetrado por la intolerancia del Estado dominante bipartidista y violento. El Partido Comunista demostró que es indestructible, un bastión de la lucha popular, “adversario del malvado y muro del frenético”, como en el célebre poema del inmortal Pablo Neruda.


Los ojos del país y del mundo están puestos en Colombia, cuando avanzan los diálogos de La Habana y se espera con ansiedad la mesa con el ELN y el EPL. Pero en difícil momento porque asistimos a un escalamiento de la guerra, cuando en pocos días comenzarán las audiencias con las víctimas del largo conflicto que inició hace sesenta años por la violencia reaccionaria y latifundista. Está demostrado que los diálogos no pueden continuar en medio de la guerra: tregua y cese de fuegos bilaterales debe ser la exigencia de todos y todas los que anhelamos la paz con democracia y justicia social.


Al presidente Santos lo reelegimos para continuar los diálogos de paz y no para acabarlos como es su amenaza en otra de las tantas concesiones al militarismo y a la extrema derecha violenta y guerrerista. Nada nos une a Santos, porque su gobierno es neoliberal y en favor del gran capital y de las transnacionales, pero no dudamos en darle la victoria para cerrarle el paso al peor de los exponentes burgueses de la política nacional, hoy apoltronado en el senado gracias a la impunidad de que gozan sus delitos cometidos en ocho años de la horrible noche nacional y en tantos más precedentes de su cuestionada actividad pública.


Hoy levantamos la bandera del Frente Amplio por la Paz y la democracia, para exigir la continuidad de los diálogos, la tregua y el cese de fuegos bilateral y plantear la necesidad de la unidad de la izquierda y los sectores democráticos para conquistar un poder popular.


No es ajena la solidaridad internacionalista. Nuestra VOZ se sentirá en Palestina, víctima de la agresión del gobierno israelí con el apoyo del imperialismo yanqui; con Cuba socialista; con la República Bolivariana de Venezuela; con Nicaragua Sandinista; por la unidad de América Latina en defensa de la soberanía nacional, contra el neoliberalismo y por la integración latinoamericana como fue el sueño del libertador Simón Bolívar.


En este acto queremos rendirle un homenaje al maestro Arlés Herrera (Calarcá), quien acaba de cumplir los primeros ochenta años, colmados de éxitos y de aportes a la revolución colombiana. Arlés es un artista del pueblo de la más pura entraña popular. Dedicó su vida a la propaganda revolucionaria y al semanario VOZ desde los tiempos de VOZ Proletaria. Su creatividad y agudeza para registrar con humor y hermosos trazos la cotidiana vida colombiana, le han merecido el reconocimiento de tirios y troyanos. En todos los medios nacionales sus colegas exaltaron las ocho décadas de vida, la mayoría de ella dedicada al arte comprometido y a la militancia comunista.


La impronta de Arlés está en lo más profundo del semanario VOZ, más allá de sus caricaturas que son arte puro; están en la diagramación del periódico y en el Festival Nacional en el cual trabaja con el mayor entusiasmo. A Arlés lo tenemos secuestrado en el semanario. Cada año nos anuncia su retiro, desde que recibió la pensión. Pero siempre le hemos dicho que no, que VOZ es su casa y nosotros somos sus amigos, sus camaradas y su familia extendida. Arlés es uno de los imprescindibles. Nuestro abrazo y nuestro reconocimiento para el maestro. Gracias maestro por su amistad de ya casi cincuenta años….






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